Muerte y desolación es el saldo a simple vista del conflicto armado en Ucrania. Otro impacto, igualmente catastrófico, podría ocurrir a millones de europeos que no están en un campo de batalla. Si se hace realidad el anuncio de Vladimir Putin de detener por completo los suministros de energía, una medida que insinuó, dejaría a Europa «congelada». ¿Es otra amenaza? ¿Podría hacerse efectiva? ¿Es una nueva guerra fría?
China está comprando en grandes cantidades el petróleo y el gas que Rusia no logra colocar en sus mercados tradicionales y naturales. Los países de Europa, desde el inicio de la guerra, aplican medidas drásticas que incluso, atentan contra sus propios desarrollos, con tal de independizarse de la energía de Moscú. Si Putin endurece aún más las exportaciones de energía, afectará a hogares e industrias de la y acentuará la crisis energética. Pero también sus ingresos con los cuales mantener la acción militar en su país vecino.
Europa saborea parte de ese amago de Putin. Ya Rusia detuvo el aporte de gas a países del bloque argumentando problemas técnicos en el gasoducto Nord Stream 1. Dejando a la región vulnerable mientras intenta reponer el almacenamiento de energía antes de los meses más fríos.
Entretanto y en respuesta a las propuestas de la UE para implementar topes de precios en las importaciones de energía rusa, Putin dijo que Rusia podría decidir romper los contratos de suministro existentes.
“¿Habrá decisiones políticas que contradigan los contratos? Sí, simplemente no los cumpliremos. No proporcionaremos nada en absoluto si contradice nuestros intereses”, señaló el jefe del Kremlin en el Foro Económico Oriental, en Vladivostok.
“No suministraremos gas, petróleo, carbón, combustible para calefacción, no proporcionaremos nada”, insistió Putin. “Solo nos quedaría una cosa por hacer: como en el famoso cuento de hadas ruso, dejaríamos que la cola del lobo se congelara”, añadió.
¿Putin dejará sin energía a Europa?
La amenaza de Putin de detener todos los suministros aumenta el riesgo de racionamiento de energía en Europa este invierno. La UE pidió a sus miembros que reduzcan voluntariamente su consumo de gas en un 15 % en otoño e invierno. Pero eso podría no ser suficiente para disipar la necesidad de restricciones en el uso de gas, reseñó CNBC.
Varios gobiernos europeos han anunciado medidas para proteger a los ciudadanos de las facturas energéticas vertiginosas. Mientras tanto, las naciones occidentales tratan de ejercer presión sobre los ingresos de Rusia, que dicen que están financiando la invasión, al proponer precios máximos para el petróleo y el gas rusos.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, describió la situación que enfrenta Europa como «extraordinaria porque Rusia es un proveedor poco confiable. Y está manipulando nuestros mercados energéticos». Propuso medidas inmediatas para ayudar a los consumidores, incluido un objetivo obligatorio para reducir el uso de electricidad en las horas pico. Así como un límite a los ingresos de las empresas que producen electricidad a bajo costo entre otras opciones para encarar la crisis.
Thomas Loren Friedman, periodista y escritor estadounidense, afirmó que el jefe del Kremlin abrió un frente completamente nuevo. “Putin cree que ha encontrado una guerra fría que puede ganar” señaló.
Este invierno intentará literalmente congelar la Unión Europea cortando los suministros de gas y petróleo rusos para presionar a la UE a que abandone Ucrania, escribió Friedman en The New York Times. En su opinión “los predecesores de Putin en el Kremlin utilizaron inviernos gélidos para derrotar a Napoleón y Hitler. Y Putin claramente piensa que es su as en la manga para derrotar al presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky”.
¿Rusia está ganando la batalla energética?
El periodista confiesa en su artículo de opinión que “desearía poder escribir que Putin se arrepentirá de sus tácticas, porque eventualmente transformará a Rusia del zar de la energía de Europa en una colonia energética de China. Donde Putin ahora vende una gran cantidad de su petróleo con un gran descuento para superar su pérdida de los mercados occidentales. Sí, me gustaría poder escribir todas esas cosas”.
Pero no puedo, aseguró. “No al menos que EE UU y sus aliados occidentales dejen de vivir en un mundo de fantasía verde. Que dice que podemos pasar de los combustibles fósiles sucios a la energía renovable limpia con solo presionar un interruptor”.
Destacó la importancia de “las inversiones en energía eólica y solar en los últimos cinco años. Pero, aún así, os combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón) todavía representan el 82% del uso total de energía primaria mundial en 2021. Requerido para cosas como calefacción, transporte y generación de electricidad. Solo por debajo 3 puntos porcentuales en esos cinco años”.
Tenemos una larga transición por delante, y “la lograremos solo si adoptamos con urgencia un pensamiento inteligente y pragmático sobre la política energética, lo que a su vez conducirá a una mayor seguridad climática y económica. De lo contrario, Putin aún puede dañar gravemente a Ucrania y Occidente”.
Fatih Birol, experto en la materia y director de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) escribió “Los tres mitos” para el Financial Times. Allí precisó que “a medida que la crisis energética mundial sigue afectando a hogares, empresas y economías, es importante separar la realidad de la ficción. Hay tres narrativas en particular que escucho sobre la situación actual que creo que están mal, en algunos casos peligrosamente mal”, apuntó. Una de ellas es que Rusia está ganando la batalla energética, comentó.
El Kremlin se perjudica
Birol sostuvo que “un salto a corto plazo en las ganancias por exportaciones de energía no puede compensar una pérdida permanente de confianza y mercados. Y el Kremlin se está perjudicando a sí mismo a largo plazo al alienar a la UE, su principal cliente. Su sector de petróleo y gas también tendrá problemas con las sanciones”.
Según Birol, la ausencia de empresas, tecnologías y proveedores de servicios occidentales como resultado de las sanciones es un riesgo importante para la capacidad del país para explotar petróleo y gas, y especialmente para sus proyectos de Gas Natural Licuado.
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