Hoy inició en el Vaticano el Encuentro sobre la Protección de los Menores en la Iglesia. Esta reunión, anunciada por el Papa en 2018, busca una respuesta de la Iglesia católica frente al elevado número de casos de abuso sexual a menores cometidos en el seno de la institución.
Patriarcas, cardenales, obispos, superiores religiosos y responsables fueron convocados a este encuentro. Durante el discurso de apertura el papa ha instado a dar medidas “concretas y eficaces” frente a este flagelo social, mundial, institucional que a todas vistas viola varios derechos del niño, si no todos.
“Nuestro encuentro está cargado por el peso de la responsabilidad pastoral y eclesial que nos obliga a discutir juntos, de manera sinodal, sincera y profunda, cómo afrontar este mal que aflige a la Iglesia y a la humanidad. El santo pueblo de Dios nos mira y espera de nosotros no simples y obvias condenas, sino medidas concretas y eficaces por disponer”.
«Me hizo abortar 3 veces»: los horripilantes testimonios de las víctimas de sacerdotes durante el primer día de la reunión sin precedentes sobre abuso sexual por parte del clero en el Vaticano https://t.co/Ni7EqVNnbf
— CNN en Español (@CNNEE) 21 de febrero de 2019
2018 una vorágine de acusaciones contra la Iglesia católica
En enero de 2018 el Papa Francisco declaraba ante medios chilenos, “el día que me traigan una prueba contra el obispo Barros ahí [inteligible]. No hay una sola prueba en contra. Todo es calumnia ¿está claro?”. Sin embargo, el 11 de junio de ese mismo año aceptaba la renuncia de Juan Barros, obispo de Osorno al sur de Chile. Este obispo enfrentaba una acusación por encubrir los abusos sexuales del sacerdote Fernando Karadima en los 80 y 90.
Los meses siguientes fueron una ola de denuncias, escándalos, sondeos, investigaciones, cartas de víctimas, carta de disculpa al pueblo de Dios del papa Francisco que conmocionaron a la opinión pública. Incluso un exrepresentante del Vaticano en Washington, Carlo María Viganó, pedía la renuncia del Papa. Señalaba que había ignorado sus advertencias acerca de la conducta del cardenal Theodore Mackerry. Este último renunció al colegio cardenalicio al ser denunciado por molestar sexualmente a varios seminaristas. El Papa no emitió respuesta alguna ante la petición de Viganó.
El tema de los abusos sexuales no es nada nuevo para la Iglesia católica
Alemania, Argentina, Australia, Chile, Colombia, Ecuador, Estados Unidos, Irlanda, México y Reino Unido es la lista de países donde los abusos sexuales perpetrados por representantes de la Iglesia se han hecho públicos. Incluso, hay países donde la justicia civil tomó cartas en el asunto.
En Estados Unidos la Iglesia ha sufragado millones de dólares en compensación por los abusos a las víctimas y en Australia durante 2017 la Royal Commission concluía una investigación de 5 años. En dicha investigación se buscaba cómo ciertas organizaciones como la Iglesia habían manejado el tema de abuso sexual en menores.
La opinión pública y las víctimas condenan tanto a los agresores – que no solo incluye sacerdotes, sino también personas laicas vinculadas con la Iglesia – como el hecho de encubrir este crimen durante años. De hecho, el caso de Fernando Karadima prescribió según la ley chilena. Ahora un anciano Karadima vive “una vida de penitencia y oración” recluido en un hogar de retiro, esto hasta mayo de 2018.
Mirar hacia otro lado…
2018 es solo la punta del iceberg de un problema que la Iglesia ha venido evadiendo desde hace muchos años, por no decir siglos. Las cifras son alarmantes y citarlas aquí sería agregar sal a una herida abierta. Ante este panorama, el papa ha propuesto 21 puntos de reflexión que van desde elaborar un vademécum de pasos a seguir por las autoridades hasta instituir un órgano accesible a las víctimas para denunciar delitos.
Frente a acusaciones como “hacerse de la vista gorda” o “mirar para otro lado” miembros de la Iglesia católica señalan que no son la única institución a nivel mundial donde se han cometido abusos infantiles. Dice Patrick Nash en un artículo publicado en el Oxford Journal of Law and Religion:
“El abuso sexual infantil (a nivel organizacional) se ha convertido en un tema extremadamente importante en la última década, ya que algunas de las autoridades más confiables de Gran Bretaña y las instituciones más queridas se han visto afectadas por el escándalo. Tal ha sido la escala y la frecuencia de las revelaciones que implican a múltiples organizaciones seculares y religiosas que el Gobierno del Reino Unido estableció una Investigación independiente sobre el abuso sexual infantil (IICSA). Una iniciativa similar de Australia – Comisión Real sobre Respuestas Institucionales al Abuso Sexual Infantil (RCIRCSA, por sus siglas en inglés) – se estableció en 2013 en medio de la creciente indignación pública por el abuso que se produce en las instituciones católicas en particular y se informó en diciembre de 2017.”
Un solo reto para la Iglesia
Dice Nash en el artículo ya citado, que la razón para encubrir estos abusos es la protección de la institución. De lo cual se deduce que la institución está por encima de las víctimas. Sin embargo, cuidar la infancia es cuidar un tesoro muy preciado para el mundo. Ante esta ola de acontecimientos es imposible no llamar la atención sobre lo verdaderamente importante que es el cuidado de los más pequeños. Las víctimas y los victimarios tienen nombre y apellido, esperemos que no se conviertan solo en cifras y estadísticas.
Para más información visite Cambio16.com
Lea también:
Fiscal Josh Shapiro: El Vaticano conocía de los abusos sexuales contra menores