Europa se encuentra en el centro de una tormenta energética internacional impulsada por la agitación en los mercados del gas natural. Comprender las causas de esta crisis y extraer las lecciones correctas son esenciales para la transición hacia un suministro de energía sostenible, seguro y asequible en el futuro. Por lo pronto, la Agencia Internacional de la Energía (IEA en inglés) anticipa que es insuficiente la inversión en energías renovables para cubrir la demanda esperada.
En las últimas semanas los precios del gas natural y la electricidad se han disparado a niveles récord, sobre todo en Europa y algunos de los principales mercados asiáticos. Los impactos económicos ha sido potencialmente significativos en las compañías eléctricas y sectores industriales. También en los consumidores, en especial en los más vulnerables.
El director ejecutivo de la IEA cree probable que estos efectos tendrán un impacto duradero más allá de las tensiones actuales del mercado. Según Fatih Birol, los aumentos en los precios de la energía también han contribuido a una inflación que golpea a muchas economías en el mundo.
“Desafortunadamente, una vez se repiten afirmaciones de que la volatilidad en los mercados de gas y electricidad es el resultado de la transición de energía limpia. Estas afirmaciones son engañosas. No es una crisis de energía renovable, sino una crisis del mercado del gas natural. Al contrario, las transiciones de energía limpia bien gestionadas pueden ayudar a reducir la volatilidad del mercado energético, sus impactos en las empresas y los consumidores. Las causas de la crisis actual se encuentran en otra parte”.
Más inversión en renovables pide la IEA
Fatih Birol aseguró que la IEA ha focalizado su análisis en la crisis energética y en la necesidad de mayor inversión en las renovables. “Una variedad de problemas afectan al sector del gas natural. Incluido el repunte económico global excepcionalmente rápido de 2020, las interrupciones y el mantenimiento de la infraestructura de gas. Así como la falta de suministro suficiente de Rusia generan una turbulencia más amplia en el mercado de la energía en Europa”, agregó.
Si bien los envíos de gas natural licuado brindan un suministro adicional a los mercados de gas europeos, su puntualidad está limitada. Los tiempos de transporte son más largos que los de los gasoductos. El almacenamiento subterráneo sigue siendo la principal fuente de flexibilidad a corto plazo para los mercados de gas en Europa.
Sin embargo, los niveles de inventario más bajos que el promedio crean más preocupaciones sobre la seguridad del suministro, en alrededor del 50% a principios de enero. En comparación con un promedio de casi el 70% durante la última década. Especialmente en el caso de olas de frío a finales del invierno. Esta es la razón por la que la incertidumbre sobre los precios y el suministro sigue siendo alta a principios de enero, falta la mayor parte de la temporada de calefacción.
Además, Birol observa fuertes elementos de «estrechez artificial» en los mercados de gas europeos, lo que puede deberse al comportamiento del proveedor de gas controlado por Rusia. A diferencia de otros proveedores de oleoductos, como Argelia, Azerbaiyán y Noruega, Rusia ha reducido sus exportaciones a Europa en 25 % en el cuarto trimestre de 2021 frente a igual período de 2020. Y en 22 % en contraste con 2019. A pesar de los precios excepcionalmente altos.
Factores de la crisis y las nuevas turbulencias
Las turbulencias del mercado del gas natural se han extendido a los mercados eléctricos europeos, que suelen depender del gas como combustible marginal. Y, por lo tanto, se ven afectados cuando experimentan precios elevados y volatilidad. Esto se ha visto exacerbado por una producción hidroeléctrica inferior al promedio. Y una producción nuclear más baja, lo que destaca la necesidad de una inversión adecuada en fuentes de suministro de carga base y flexibilidad.
Los precios más altos del carbono también han desempeñado un papel en el aumento de los precios de la electricidad, pero esto debe mantenerse en contexto. En la IEA estiman que el efecto sobre los precios de la electricidad en Europa es casi ocho veces mayor que el efecto del alza de los precios del carbono.
Aunque la energía eólica estuvo inusualmente por debajo del promedio durante el verano europeo, la eólica y la solar fotovoltaica brindaron contribuciones valiosas para satisfacer la demanda de electricidad europea a fines de 2021. La generación eólica aumentó 3 % y la solar 20 % en comparación con el año anterior.
Si bien las fluctuaciones del mercado actual no se pueden atribuir a las políticas climáticas, eso no significa que la ruta hacia las emisiones netas cero será sencillo. Insiste la IEA en que hay un riesgo inminente de nuevas turbulencias en el mercado si no se aborda el actual desequilibrio en la inversión en energía». «El mundo no ha estado invirtiendo lo suficiente para satisfacer sus necesidades energéticas futuras”, subrayó.
Según la IEA la inversión en energías renovables se recupera gradualmente, pero sigue muy por debajo de lo que se requiere para satisfacer la creciente demanda de manera sostenible. «Tendría que triplicarse para 2030 para frenar el calentamiento global”, apuntó.
Dependencias de alto riesgo
El director de la IEA sugiere una inversión más fuerte en tecnologías energéticas bajas en carbono, incluidas las energías renovables. Así como apuntar a la eficiencia energética y a la energía nuclear. “Es la forma de salir de este callejón sin salida”, destacó.
Sin embargo, debe ser pronto, si no, los mercados energéticos enfrentarán un período turbulento y volátil, recalcó Birol. La eficiencia energética es una herramienta particularmente poderosa para que los gobiernos, las empresas y los consumidores reduzcan su exposición a la volatilidad del mercado de combustibles y mejoren la resiliencia.
“La interdependencia entre la seguridad del gas y la electricidad no va a desaparecer pronto. Se espera que el gas conserve un papel importante como fuente de flexibilidad y respaldo durante muchos años. Especialmente en economías, como Europa, que tienen grandes variaciones estacionales en la demanda”, añadió.
En Europa, sugirió, los gobiernos deberían hacer que el almacenamiento de gas natural forme parte de sus evaluaciones de riesgos de seguridad de suministro. Tanto a nivel nacional como regional. Y se deben mejorar las regulaciones para garantizar que los niveles de almacenamiento sean adecuados para cubrir las necesidades del usuario final. Con obligaciones mínimas de almacenamiento asignadas a los operadores comerciales con carteras minoristas de gas.
Además, las disposiciones sobre transparencia y gestión de la congestión pueden ayudar a garantizar la utilización óptima de la capacidad de almacenamiento disponible.
En su opinión “los formuladores de políticas deben prestar atención a las nuevas cadenas de suministro de energía limpia. En particular a la concentración geográfica de muchos minerales críticos, como el litio, el cobalto y los elementos de tierras raras. Son componentes cruciales de muchas tecnologías de energía limpia”.