Después de varias pruebas piloto, investigadores del International Cooperation for Animal Research Using Space (Icarus) están preparados para emprender una exploración científica inédita. El propósito de los biólogos es rastrear a las aves desde el espacio y con la ayuda de pequeños transmisores conectados a la espalda de esos pajarillos.
Este sistema de monitoreo, que se basa en satélites, permitirá hurgar en el conocimiento y en el comportamiento colectivo de las aves, explicó Martin Wikelski, coiniciador de esta iniciativa multinacional y director de Icarus.
El investigador se refirió a la terrible noticia sobre los “cientos de miles, quizás millones, de aves migratorias», que fueron halladas sin vida en el Parque Nacional White Sands. Desde el acontecimiento, hace apenas unos días, se desconocen las causas de la muerte de gorriones, golondrinas, mirlos y papamoscas en Nuevo México.
Se presume que habrían quedado agotadas tras haber huido de los devastadores incendios en el oeste de EE UU. Sin embargo, las causas se desconocen.
“En la mayoría de los casos, simplemente no sabemos lo que sucedió con esas aves. Tampoco con aquellas que mueren en otros lugares o que no se sienten bien en alguna parte del mundo. Con el nuevo sistema de Icarus, esto cambiará», afirmó Wikelski.
El también director del Instituto Max Planck de Biología del Comportamiento señaló que además de estudiar las aves, este sistema puede contribuir a otras investigaciones. Así, puede ayudar en lo que se refiere a la propagación de enfermedades infecciosas o para predecir los cambios ecológicos y los desastres naturales.
Icarus rastreará a las aves desde el espacio
Icarus empezó su operación de prueba en marzo de 2020. Durante la fase técnica, se simuló la comunicación entre el sistema y los transmisores animales, y se verificó la fuerza de la señal y el tiempo de transmisión de la antena, indicó el dirigente del equipo.
Icarus cuenta con un sistema IOT, es decir, un sistema de internet de las cosas. Para ello, indicó, los animales tendrán pequeños transmisores que mandarán los datos a la Estación Espacial Internacional (en inglés, ISS). Desde allí serán recopilados y enviados a una estación terrestre.
“En el corazón de Icarus hay transmisores que pesan cuatro gramos. Estos se pueden unir a animales pequeños como pájaros cantores”, apuntó. “Estos dispositivos de medición en miniatura tienen varios sensores que registran datos de comportamiento y salud de los animales”.
También, comentó Wikelski, “pueden registrar condiciones ambientales como temperatura, humedad y presión del aire. Los datos son decodificados por una estación receptora en la ISS y transmitidos a la estación terrestre”. Desde allí, los datos se transfieren a Movebank, una base de datos global para movimientos de animales.
«Eso es genial, porque funciona en todo el mundo. Estos transmisores son autónomos, tienen un panel solar, una batería y una unidad de sensor. Esta unidad de sensor es parecida a una pulsera de datos para hacer deporte. Utiliza el GPS para medir la aceleración, es decir, el comportamiento de los animales, y puede indicar si el animal está vivo o muerto”, afirmó.
Wikelski desarrolló el sistema de observación de animales, que se basa en satélites Icarus, junto con la agencia espacial rusa Roskosmos y el Centro Aeroespacial Alemán (DLR), para rastrear las aves y otros animales.
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