Iberdrola y Enel llevan ventaja sobre otras empresas de su ranking en Europa y el mundo, al incursionar en las energías limpias. Se anticiparon a los acontecimientos y dieron a tiempo, un vuelco en sus estructuras organizativas hacia las energías más nobles con el medioambiente. Marcando una distancia progresiva con los combustibles fósiles y contaminantes y se plantaron frente a las renovables.
Estas multinacionales dedicadas a la producción, distribución y comercialización de energía, hace diez e incluso, veinte años atrás invirtieron en el cambio. Adquirieron redes eléctricas y construyeron plantas renovables. Ahora se enfrentan a las grandes petroleras para suministrar energía con bajas emisiones de carbono.
«La revolución energética acaba de empezar. Pero sabemos que se quedará y será para siempre”, dijo Alberto De Paoli, director de Administración, Finanzas y Control de Enel.
Mientras tanto, gigantes petroleros europeos como BP, Royal Dutch Shell y Total tendrán que luchar por la cuota de mercado de empresas tradicionales como Iberdrola y Enel. Durante años se han posicionado para beneficiarse del cambio a energías más limpias. Apostando a que la desaparición de los combustibles fósiles era inevitable.
La transformación de estas empresas, española e italiana, en potencias ecológicas ha ayudado a impulsar sus ganancias y el precio de sus acciones. Al mismo tiempo que genera efectivo y dividendos a pesar de la pandemia que ha golpeado a las economías.
En los últimos dos años sus acciones se han disparado. A medida que los inversores pasaron de las acciones petroleras a comprar en empresas que sentían que tenían la base financiera y los conjuntos de habilidades para liderar la acelerada transición energética.
Iberdrola y Enel reconocieron los tiempos y sus ventajas
Iberdrola y Enel han expandido sus potencialidades de energía limpia en mercados clave como Estados Unidos y América Latina. Ahora apuntan a tener 215 gigavatios combinados de su propia capacidad renovable para 2030. Suficiente para alimentar a unos 150 millones de hogares europeos, según la consultora Wood Mackenzie.
Hay empresas de servicios públicos ecológicos que también se han beneficiado del cambio hacia los combustibles fósiles. Están el gigante de la energía eólica y solar NextEra Energy en Estados Unidos y el especialista en parques eólicos marinos de Dinamarca, Orsted.
«La transición energética ha sido parte de mi vida», dijo a Reuters el presidente ejecutivo de Enel, Francesco Starace. “No hubo un momento eureka para nosotros. Simplemente dijimos que esto es demasiado estúpido para continuar durante mucho tiempo».
Previo a unirse a Enel a principios de siglo, Starace presionó a las empresas adictas al petróleo y al carbón para que cambiaran a turbinas de gas menos contaminantes. “Esta no es la primera transición energética. Antes de que hubiera ciclos de vapor de carbón que luego pasaran a vapor de gas y así sucesivamente”, confió. «Me gustó el lado sostenible de las renovables, el hecho de que sigas reutilizando la misma energía del sol».
Hitos en las historias de Iberdrola y Enel y del mundo energético
El punto de inflexión para Enel fue la creación de Enel Green Power (EGP) en 2008. Justo después de que lanzara una adquisición por 39.000 millones de euros de la española Endesa. Un acuerdo que impulsó su acceso a los mercados de rápido crecimiento de América Latina. A Starace se le encomendó la tarea de administrar EGP como una empresa independiente. Que no dependía de los generosos incentivos que ofrecían los gobiernos para poner en marcha sus iniciativas ecológicas.
“Las energías renovables eran un juego de pelota completamente diferente: plantas más pequeñas, menos competitivas, más costosas. Necesitaba su propio espacio con la huella y la combinación de tecnología adecuadas para cumplir”, señaló una fuente que trabajó en EGP. Cuando Starace se convirtió en director ejecutivo del Grupo en 2014, perdió poco tiempo en recomprar la parte de EGP que cotizaba en 2010. Por lo tanto, el motor de crecimiento era completamente interno.
Entretanto, el consejero delegado de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, hizo un cambio incluso antes del carbón y el petróleo, cuando asumió el mando de la mayor empresa privada de servicios públicos de España en 2001.
Comenzó a cerrar plantas de energía de fuel-oil (3,2 gigavatios (GW) de capacidad en 2012. Y clausuró las dos últimas plantas de carbón de la compañía en 2020. Al mismo tiempo, Iberdrola incrementó su gasto en la construcción de plantas renovables, principalmente parques eólicos en España. De 352 millones de euros (413 millones de dólares) en 2001 a más de 1.000 millones de euros en 2004.
Galán encontró resistencia interna y regulatoria, aunque el banco suizo UBS dijo en un informe de 2002 titulado «Kiss the Frog» que el nuevo enfoque bajo en carbono de Iberdrola podría generar ganancias.
20 años de anticipación a los cambios
Iberdrola se ha comprometido a abanderar la transición energética. Una tarea que puso en marcha hace ya 20 años, y lo ha hecho del Grupo líder mundial en renovables. Con la vista puesta en la electrificación de la economía, la innovación y los avances tecnológicos.
La compañía se afianza en su propósito más renovable en su plan de inversión 2020-2025. Con una inversión total de 75.000 millones de euros hasta 2025, que aumentará hasta 150.000 millones en 2030. El plan contempla un importante aumento de capacidad instalada en las principales tecnologías limpias.
Así, la compañía contará en 2025 con 60 gigavatios de capacidad instalada renovable, para alcanzar según el mencionado plan los 95 GW en 2030. En 2020, Iberdrola instaló cerca de 4.000 megavatios de nueva capacidad, de los cuales 2.890 MW fueron en renovables, lo que ya hace de su parque de generación uno de los más limpios del sector energético.
“Nuestro modelo de negocio, tras 20 años anticipando la transición energética, nos sitúa como un agente tractor clave en la transformación del tejido industrial. Impulsando con nuestra experiencia, compromiso social y capacidad financiera. Un modelo de crecimiento económico sostenible a largo plazo capaz de hacer frente a los retos actuales de la sociedad”, manifestó Sánchez Galán.
Por otra parte, Pierre Bourderye de PJT Partners dijo sobre Enel e Iberdrola: “No creo que haya sido sencillo decidir gastar dinero en energías renovables. Si hubiera sido simple, otros lo habrían hecho al mismo tiempo, pero lo hicieron 10 años después».
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