Por Paz Mata
25/03/2017
Canta, baila, actúa, sabe manejar armas y seducir a las mujeres con habilidad y precisión. Por si fuera poco, cuenta con un físico escultural y un extraordinario carisma. Su estrella brilla tanto en el escenario como delante de la cámara y lo hace con tal intensidad que es imposible quitarle los ojos de encima. Lo demostró metiéndose en la piel del icónico Jean Valjean, héroe de Los Miserables, e interpretando al mítico hombre lobo. Cuando se le pregunta por su impresionante versatilidad, el actor, como buen australiano, contesta que es puro instinto de supervivencia.
Modestia aparte, está claro que Hugh Jackman (Sídney, Australia, 1968) sabe lo que hace. Talento, versatilidad y atractivo físico han sido su pasaporte para la fama. Hace 17 años llegó a Hollywood con un bagaje cargado de experiencia en cine, teatro y televisión y conquistó la Meca del cine interpretando a Lobezno en la popular saga de los X-Men, un personaje que ha marcado su trayectoria cinematográfica y del que ahora se despedirá definitivamente.
Nos citamos con él en Nueva York, donde se encuentra rodando The Greatest Showman, para hablar de Logan, el film en el que, por novena y última vez, da vida al estoico y enigmático personaje creado por la fábrica Marvel. Han pasado 30 años desde la última vez que vimos a los X-Men y la población mutante se ha visto mermada de manera considerable, el grupo ya se ha disuelto y Logan, que está perdiendo su poder de regeneración y se enfrenta a una visible decadencia, se encarga de cuidar al anciano Profesor X en su refugio cerca de la frontera con México. Su vida se ve afectada cuando aparece una joven mutante que es perseguida por fuerzas oscuras.
“Diecisiete años y aquí seguimos…” dice el actor, recordando nuestro primer encuentro. Apenas ha dormido seis horas antes de acudir a la cita en un hotel de Manhattan, pero el cansancio no parece hacer mella en este hombre que sorprende siempre por su entusiasmo, incluso cuando se trata de cerrar un capítulo que ha sido decisivo en su vida.
¿Cómo se siente dejando atrás a Logan?
Muy tranquilo, pero no siempre fue así. Cuando supe que ésta iba ser la última vez, la responsabilidad se triplicó. Y cuando llamé a James Mangol (el director de la cinta) le dije: “No voy a hacer el papel hasta que no vea un guion en el que se cuente toda la historia de este personaje”. Se lo debo a los fans que piden que se muestre su profundidad y complejidad.
¿Usted cómo lo ve?
Como un hombre cuyo mayor miedo en la vida es el amor y la intimidad. Emocionalmente herido porque todas las personas a las que ha amado han muerto. Un hombre al que exteriormente vemos como a un guerrero pero que por dentro está destruido. Era muy importante que el guion mostrara todo eso. No lo hubiera interpretado de otra manera.
¿Sería usted un buen soldado?
Sí, pero tendría que creer en la causa para llegar a serlo.
Entrenar jóvenes para matar o la corrupción del poder que puede llegar a destruir un país son dos de los temas de los que habla la película. Es, sin duda, una alegoría sobre lo que está ocurriendo en el mundo actual. ¿Cuál es su reflexión al respecto?
Estoy encantado de poder hablar del paralelismo que existe entre la temática del film y lo que está ocurriendo en estos momentos en la frontera de Estados Unidos con México, en relación a los inmigrantes que escapan de sus países de origen y tratan de entrar ilegalmente en este país, o con el famoso “muro de la vergüenza.” Estos temas ya se habían incluido en el guion un año antes de que empezaran las campañas para las primarias de los principales partidos políticos. A veces me preguntaba si algún político había leído el texto. En la cinta también se plantea qué ocurriría si la máquina empezara a entender sus propias instrucciones o qué pasaría si la misma máquina pudiera cambiar esas instrucciones. Filosófica y científicamente estamos ante la pregunta sobre qué significa el ser humano. En este caso se trata de mutantes que, aunque son ligeramente distintos a los humanos, se cuestionan las mismas cosas que estos, por ejemplo en relación a la familia o el significado de ser Lobezno. También nos cuestionamos qué sucedería si la humanidad se liberara de todas su vulnerabilidades, sus sufrimientos o sus enfermedades. ¿En qué nos convertiríamos sin todo eso? Ese fue mi punto de partida al prepararme este personaje.
Sin revelar nada, en el film vemos que se abre una puerta a las nuevas generaciones de X-Men. ¿Qué mensaje le gustaría dar a los jóvenes en general?
Trataría de darles los mismos consejos que les doy a mis hijos. Que la vida es extraordinaria y que hay que vivirla con intensidad. Si tienes la fortuna de encontrar algo que te apasione, sin importar lo que otros opinen de ello, eso ya es un principio para disfrutar y darlo todo. El principal consejo que me gustaría dar es: ‘Cree en ti mismo’. Vivir coninterrogantes es terrible. No importa lo que hagas, bien sea actuar, fabricar algo o investigar. Cualquiera que sea tu actividad, cree en ella y verás que llegarás lejos.
¿Sabemos que este es el último capítulo para la triolgía Wolverine pero si le llama Deadpool acudiría en su ayuda?
No, ya estoy fuera de todo. Ese barco ya ha levado el ancla.
¿Qué recuerdos se lleva de la experiencia?
Aparte de haber compartido mucho tiempo con un extraordinario equipo de actores y creadores, me he quedado con varias piezas del vestuario que he llevado durante la saga. Es algo que aprendí después de hacer la primera entrega. La gente se llevaba todo lo que podía y a mí no se me ocurrió. Pero ahora tengo una habitación llena de objetos que algún día donaré a un museo o tal vez subaste para conseguir fondos para alguna obra social.
¿Le va a ser difícil olvidar a Lobezno?
Permanecerá conmigo para siempre. Han sido 17 años de mi vida conviviendo con este personaje que ha servido de cimiento para mi carrera. Le estoy muy agradecido y también me siento muy orgulloso de este largometraje. La verdad es que hemos trabajado muy duro para hacer una película que llegue al corazón de este personaje. Al principio peleé mucho para que el título de la misma no fuera Lobezno porque siempre pensé que, aunque se trata de un hombre con extraordinarios poderes, estos no le definen y estoy orgulloso de haberlo conseguido. Eso hace que sea mucho más fácil despedirse de él. Sabía que era el momento idóneo para hacerlo y por eso ahora me siento muy tranquilo.
En estos momentos se encuentra rodando un nuevo musical. ¿Es el antídoto para olvidarse de los superhéroes?
Sí, no puede ser más diferente. Es un proyecto que llevaba gestándose desde hace siete años y ya se sabe lo difícil que es conseguir financiación para este tipo de películas. Pero estoy muy ilusionado con el proyecto. Es algo nuevo y todo un desafío para mí. Por cierto, Logan también me pareció muy distinto a todos los demás personajes en todos los sentidos y ha sido un proyecto muy personal. Así que he hecho dos películas seguidas en las cuales he invertido mucho como actor y, si tengo suerte, espero que siga siendo así con los futuros proyectos que vayan llegando.
¿Qué importancia le ve a la música?
Forma parte de mi vida, me relaja, me estimula, me inspira y me emociona. La escucho todo el tiempo y me llega directamente al corazón. No creo que pudiera vivir sin música.
¿Imaginó que algún día cantaría en los escenarios de Broadway o interpretaría musicales en el cine?
Si hace 20 años me hubieran dicho que iba a estar donde estoy no me lo hubiera creído porque las probabilidades eran de una entre un millón. Hollywood no entraba en mi radar y no recuerdo qué me llevó a cantar. Pero una cosa que tenemos los australianos es que nos lanzamos a por todo. En Australia tienes que hacer de todo para sobrevivir.
Al amor por la música le acompaña su afición al café. Hace ocho años, tras un viaje a Etiopía, el actor conoció a un trabajador de los campos de café, llamado Dukale. Su historia y la situación de este país, famoso por su extraordinario café, le motivaron a fundar una empresa de distribución y venta de café procedente de cultivos biológicos etíopes. Jackman es un gran filántropo que aboga por los microcréditos a pequeños emprendedores en países del Tercer Mundo. Sus buenas intenciones y su afición por esta bebida han dado origen a la cadena de cafés Laughing Man. Ahora, el excelente café producido en los cafetales de Dukale lo degustan millones de personas en todo el mundo.
¿Qué le motivó a crear esta empresa?
Mi fuente de inspiración fue Muhammad Yunus, ganador del Premio Nobel de la Paz e iniciador del fenómeno de los microcréditos. Mi empresa está basada en el modelo que creó Paul Newman con su empresa alimentaria. La mía se llama Laughing Man, coffee and tea (El hombre que ríe, café y té). Y es así porque lo que más une a los humanos es la risa. Nuestro café procede de plantaciones de Etiopía, uno de sus trabajadores es gran amigo mío, y esta empresa existe para hacer feliz a gente como él.
¿Y a usted qué le hace feliz?
Estar con mi familia. Mi trabajo me obliga a viajar mucho y aunque procuro no pasar más de dos semanas separado de mi esposa y mis hijos, la distancia es dura. Por eso, aunque me gusta mi trabajo y pienso que todos debemos trabajar y contribuir a la sociedad, no debemos de hacerlo hasta el punto de no tener tiempo para dedicar a la familia, especialmente a los hijos cuando son pequeños.