Denunciar las injusticias no es tarea fácil ni es tarea que merezca el reconocimiento de los poderosos. Si de derechos humanos se trata, peor. Human Right Wacht se acerca al medio siglo en el que usualmente ha sido cuestionada por los gobiernos señalados en sus informes. Pero ahora hay un reporte que acusa a HRW de ser tentada por Qatar.
El rico país árabe en los últimos años ha ocupado los titulares de la prensa internacional. No precisamente por el precio del petróleo o el Mundial de Fútbol. Se ha convertido en una suerte de serpiente del Edén ofreciendo su manzana de la tentación en la forma de jugosos sobornos. Ha estado involucrado en varios casos de corrupción. En el contexto del fútbol, se le acusa de lograr la adjudicación de la Copa del Mundo mediante el pago de sobornos. En lo que se ha denominado el FIFAGate. Cuyas repercusiones costaron sus puestos a varios dirigentes de la federación. Pero Qatar tuvo su mundial sin mayores consecuencias.
También surgió el nombre del rico país del golfo Pérsico en la trama de sobornos orquestada en el Parlamento Europeo que la prensa bautizó como ‘Qatargate’. Lo que ha llevado a la detención de varias personas, incluyendo a un exeurodiputado. Casos que generaron revuelo y preocupación en el ámbito internacional. A lo que se suman acusaciones de violación de derechos humanos y financiamiento de grupos terroristas como Hamas e Hezbolah.
Denuncia de MEMRI
El Instituto de Investigación de Medios de Oriente Medio (MEMRI) reveló recientemente un documento filtrado que demostraria que HRW fue tentada por Qatar. Según la filtración, el gobierno qatarí donó 3 millones de euros a Human Rights Watch (HRW), con sede en Nueva York. Lo que generó un nuevo escándalo de financiación para HRW.
MEMRI tradujo el documento que bajo la calificación de “confidencial y urgente”, fue emitido por la Oficina del Primer Ministro de Qatar. El director de la Oficina, Abdullah Bin Khalaf Hattab Al Ka’bi, le escribió al Ministro de Finanzas, Ali Sharif Al-Emadi, informándole que el Primer Ministro había acordado proporcionar un apoyo monetario de 3 millones de euros a HRW. El documento está fechado en enero de 2018.
Preocupante
Hillel Neuer, director ejecutivo de UN Watch, expresó su preocupación por estos informes y pidió una investigación exhaustiva. Neuer criticó a Qatar por su historial de derechos humanos. Sugirió que, si los informes son ciertos, sería vergonzoso pero coherente con las acciones pasadas de HRW.
Natalie Lundgren, quien trabajó anteriormente para la Fundación Qatar y la Cumbre Mundial de Innovación para la Educación, ahora trabaja para HRW como Gerente de Desarrollo y Divulgación. Su contratación ha suscitado preguntas sobre los vínculos entre HRW y Qatar.
Marc Eichinger, un ex agente de inteligencia francés, señaló que muchas ONG están siendo financiadas por Qatar. Pidió reglas internacionales para regular estas actividades. Danielle Haas, una ex empleada de HRW, recientemente dejó la organización debido a su sesgo institucional contra Israel.
No es la primera vez
En 2020, The Intercept informó que Kenneth Roth, director ejecutivo de Human Rights Watch (HRW), aceptó una donación de 470.000 dólares del magnate inmobiliario saudí Mohamed Bin Issa Al Jaber. Con la condición de que no se utilizara para apoyar la defensa de los derechos LGBT en el Oriente Medio y el norte de África. Cuando salió a la luz pública y se desató el escándalo, HRW devolvió la donación. Emitió entonces una declaración calificando la aceptación de la donación como una “decisión profundamente lamentable”.
HRW ha sido objeto de críticas por parte de gobiernos, otras organizaciones no gubernamentales y su fundador y exlíder, Robert L. Bernstein. Quien falleció en 2019. En una columna publicada en The New York Times criticó los métodos y el sesgo que había tomado HRW. Expresó su preocupación por la desviación de la misión original de la organización, que era centrarse en los abusos en sociedades cerradas sin derecho a la libertad de expresión.
Bernstein reconoció que HRW siempre entendió que las sociedades abiertas y democráticas tienen defectos y cometen abusos. Pero también tienen la capacidad de corregirse a través del debate público, una prensa libre y otros mecanismos que promueven reformas.
Giro antisemita
En el mencionado artículo criticó los informes de HRW sobre el Oriente Medio. Los cuales se basaban en testimonios que no podían ser verificados. Advirtió que muchos testigos podrían estar buscando ventajas políticas. Sostuvo que HRW ha dedicado una cantidad desproporcionada de recursos para criticar a Israel, la única democracia en el Medio Oriente. En detrimento de la exposición de violaciones de derechos humanos en regímenes totalitarios cerrados como la República Islámica de Irán y las dictaduras árabes.
Según él, “los regímenes árabes e iraníes gobiernan a unos 350 millones de personas. La mayoría de ellos siguen siendo brutales, cerrados y autocráticos. Permitiendo poca o ninguna disidencia interna”. Afirma además que la difícil situación de estos ciudadanos, que se beneficiarían más de la atención de una gran organización internacional de derechos humanos bien financiada, está siendo ignorada. Mientras la división de Oriente Medio de HRW elabora informe tras informe sobre Israel.
Para Bernstein HRW perdió una perspectiva crítica sobre un conflicto en el que Israel ha sido atacado repetidamente por Hamás y Hezbolá. Organizaciones que atacan a los ciudadanos israelíes y utilizan a su propio pueblo como escudos humanos. “Estos grupos cuentan con el apoyo del gobierno de Irán. Que ha declarado abiertamente su intención, no sólo de destruir a Israel, sino de asesinar a judíos en todas partes”.
Según Bernstein, esta incitación al genocidio es una violación de la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio. Concluyó su columna en The New York Times expresando su preocupación por la credibilidad de HRW y su pérdida de protagonismo en el mundo.
Más críticos
Existen opiniones que respaldan la percepción de Bernstein. Durante el conflicto entre Hamas e Israel (previo al actual), Human Rights Watch (HRW) publicó un informe de 217 páginas criticando a Israel. El American Jewish Committee (AJC), criticó abiertamente el informe. Argumentó que, mientras se acusaba al gobierno israelí de violaciones de derechos humanos, no se mencionaba la palabra “terrorismo” para describir las acciones cometidas en la Franja de Gaza. El AJC es una organización mundialmente respetada que defiende los derechos humanos, las libertades civiles y lucha contra todas las formas de discriminación.
El principal autor del informe fue Omar Shakir, director de HRW en Israel y los territorios palestinos. Conocido por su postura abiertamente antiisraelí. Según el grupo NGO Monitor, entre junio de 2018 y enero de 2019, Shakir tuiteó 18 veces contra los ataques israelíes contra los palestinos. Pero no mencionó ni una sola vez los ataques terroristas contra el Estado de Israel.
Qatar más allá del bien y del mal
La supuesta facilitación del terrorismo por parte de Qatar fue el tema principal de una audiencia en el Congreso a finales de octubre. Rich Goldberg, miembro del Consejo de Seguridad Nacional del entonces presidente Trump, declaró en la audiencia que “reemplazar la designación de un importante aliado no perteneciente a la OTAN por una designación de Estado patrocinador del terrorismo tendría un efecto desestabilizador en Qatar de la noche a la mañana. Afectando su cartera de inversiones global, sector energético, aerolínea nacional y prestigio internacional”.
Argumento que da puerta franca a que la petrochequera Qatar pueda seguir comprando equipos deportivos, eventos masivos, parlamentarios y conciencias. Human Rigth Watch al ser consultada por i24NEWS sobre la denuncia dio una lacónica respuesta. «HRW nunca solicitó ni aceptó dinero del gobierno de Qatar ni de ningún otro gobierno. No aceptamos dinero de los gobiernos». Nada aclara de si HRW fue tentada por Qatar.