En dos años, Endesa y la Fundación Juan XXIII han logrado que 330 personas con discapacidad de toda España se acrediten en tareas de compostaje, desbroce y mantenimiento de pantalla forestal en plantas solares
Endesa y Fundación Juan XXIII
Las plantas renovables se ubican en entornos rurales donde se cuenta con los recursos naturales del sol y el viento y el espacio para ejecutarlos. El desarrollo de estas tecnologías y la necesidad de acelerar la transición energética está permitiendo que entornos rurales que hasta ahora habían sufrido mayor despoblación, vuelvan a tener actividad económica. Se necesita mano de obra especializada para la construcción y el desarrollo de estos proyectos.
Endesa, a través de su filial renovable Enel Green Power España, desde el momento en el que diseña sus proyectos lo hace con la firme convicción de permanecer en la zona y ser un actor más que genere riqueza, empleo y desarrollo.
Hace dos años, junto con la Fundación Juan XXIII puso en marcha un plan formativo para favorecer la inclusión de personas con discapacidad en este nuevo marco laboral en auge. La actividad formativa la componen un total de 99 horas, de las cuales 37 son prácticas.
El objetivo es facilitar su posible incorporación en trabajos medioambientales asociados a plantas fotovoltaicas. Los cursos, denominados COMPOSTIN (compostaje inclusivo), comenzaron el pasado año y en este periodo se ha llevado a cabo 21 ediciones que han formado 330 alumnos procedentes de Islas Baleares (26), Aragón (64), Murcia (34), Extremadura (32), Andalucía (110) y Castilla-La Mancha (64).
Seis meses después de su acreditación, el 39% de los alumnos ha conseguido un empleo, el 8% de los cuales en las instalaciones renovables.
«Formamos a personas con discapacidad situándolas en el centro de los procesos de la economía circular y de las energías renovables»
“Estas cifras poco a poco nos muestran la efectividad de esta iniciativa”, dijo Ada Fiteni, responsable de Sostenibilidad de Endesa. Añadió que trabajan en estas zonas donde desarrollamos los proyectos porque la empresa quiere ser un actor más en los entornos rurales y ayudar a la integración de un colectivo tan vulnerable como las personas con discapacidad.
Alberto Muñoz, director del Centro de Formación para el Empleo de Fundación Juan XXIII, dijo que “gracias al apoyo de Endesa, estamos formando personas con discapacidad intelectual a lo largo de todo el territorio nacional, los que aumenta su empleabilidad y las sitúa en el centro de los procesos de la economía circular y de las energías renovables”.
El curso forma parte de las actividades de formación que lleva a cabo Endesa en todas las áreas donde construye instalaciones de generación de energías limpias. Además del material didáctico, a los alumnos del curso se les entrega un kit de material imprescindible para llevar a cabo las tareas de compostaje, así como una desbrozadora, una trituradora profesional y los equipos de protección individual necesarios para estas tareas.
El objetivo es poder aplicar lo aprendido, tanto en sus instalaciones como en los posibles trabajos que se deriven de esta formación. La iniciativa contribuye al cumplimiento de 10 de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible y la mejora del uso de los medios digitales por parte de las personas con discapacidad.