Se acabó la fiesta. No podemos seguir así. Mientras que en París, Bruselas, Berlín, Roma o Londres toman medidas más restrictivas, desde cierre de bares y restaurantes hasta toque de queda en ciudades importantes de Francia para mitigar la segunda ola del coronavirus, aquí, donde el contagio es el mayor de Europa, se piden más horas de apertura para los bares o que se levante el estado de alarma en Madrid, por ser una medida “dictatorial” que roza el “totalitarismo” y la “anarquía”.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha perdido todos los papeles y ha confundido la batalla contra el virus con un dudoso trampolín político que le lleva a una resistencia numantina que solo viene provocando mayor confusión e inestabilidad en la capital.
Se puede entender el malestar de las autoridades madrileñas por la decisión unilateral del Gobierno al confinar Madrid, pero lo que no se puede hacer es maquillar los datos reales de la pandemia, ni minimizar una situación más que preocupante desde hace varias semanas.
Díaz Ayuso debería tomar buena nota de otras comunidades autónomas que se han autoimpuesto medidas mucho más drásticas, como Cataluña, Asturias, Castilla y León, La Rioja y Navarra.
La situación sigue “preocupante, frágil e inestable” ha dicho el ministro de Sanidad, Salvador Illa. Es por eso que tenemos que tomar las medidas necesarias, anticiparnos al virus y no estar como ahora al rebufo del COVID-19.
El que no quiera verlo que no lo vea, pero España sigue siendo el líder en contagios de toda Europa, con 122 fallecidos diarios y a punto de superar el millón de afectados.
Hay que actuar ya. Y con contundencia. Porque no se puede jugar con la salud de la gente. No es una cuestión de política, sino de salud pública y ahí no puede haber debate.
La confusión y el enfrentamiento político se están convirtiendo en una autopista para el virus y no podemos ser simples espectadores porque todos somos responsables y estamos implicados en este combate.
Es evidente que el impacto económico va a ser más nocivo de lo esperado y que va a afectar a más gente de lo previsto.
Pero como ha señalado el FMI más vale tomar las medidas necesarias y más restrictivas ahora que alargarlas en el tiempo. Porque las consecuencias serían peores y más devastadoras.
La semana que viene en vez de hablar de la pandemia, todos hablaremos de la moción de censura de VOX…
¡Otro desbarro, otro despropósito!
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