Los insectos están disminuyendo a un ritmo alarmante. Expertos y organizaciones especializadas en la entomología prevén una extinción del 40% de sus especies en las próximas décadas. Este pronóstico catastrófico para los insectos, lo sería aún más para el hombre y la biodiversidad.
Estos animalillos son unos artistas del escape. Han desarrollado múltiples medios para eludir a los animales más grandes que los ponen en peligro: pican, muerden, vuelan. También saltan, se asustan, se esconden en grietas y usan camuflaje y defensas químicas. Sin embargo, estos maestros del escape, se enfrentan a una amenaza más perniciosa que la depredación en la actualidad, dice el entomólogo John Hainze, ex desarrollador de pesticidas. Y autor de Nature Underfoot, un libro que agudiza y defiende la relación de estos invertevrados con el hombre.
Anticipa que son muchas las causas por las que estas poblaciones disminuyen. La intensificación agrícola y los pesticidas son probablemente una gran parte del problema. Es más complicado que eso, la pérdida de hábitat y el cambio climático también influyen, asoma Hainze. Pero no lo es todo.
Sostiene que la disminución resultante en el número de insectos y en el número de especies de insectos está cada vez más bien documentada. ¿Por qué debería ser esto alarmante? Los insectos juegan un papel importante como alimento o en el crecimiento de alimentos para muchos organismos, incluidos los seres humanos. Son recicladores, polinizadores, descomponen la materia vegetal y el estiércol animal y contribuyen al contenido orgánico de los suelos.
El hombre no podría vivir sin los insectos
“No todo es miel y mariposas en nuestra relación con los insectos”, comenta el autor de Nature Underfoot. Hainze ha perseguido intereses en la ética ambiental. Así como en el vínculo religión y ciencia a través de una maestría de la Universidad de Yale. Se desempeñó como profesor de entomología en la Universidad de Wisconsin y de biología en la Universidad de Carroll. Trabajó como científico y gerente en SC Johnson and Son.
“Se ha dicho que si los seres humanos desaparecieran, nadie nos echaría de menos, mientras los insectos y otros organismos prosperarían. En cambio, el hombre y muchos otros animales no sobreviviríamos si los insectos desaparecieran”, señala sin ironías.
Y se refiere a la difícil situación de la mariposa de mármol de la isla (Euchloe ausonides insulanis) y del abejorro occidental (Bombus occidentalis). Dignos ejemplos del estrés que existe sobre la supervivencia de los insectos en el Antropoceno. Nombre propuesto para una nueva época en la que el cambio generado por el hombre supera el efecto de las fuerzas naturales en la Tierra. ¿Qué responsabilidades, si las hay, tenemos hacia estos insectos? ¿Y qué podemos hacer para detener la marea de declive global de insectos?
En su libro destaca el tratamiento inhumano que le damos a los insectos. Los aplastamos, envenenamos y destruimos su hábitat bajo nuestro propio riesgo. Sin dudas, que las razones para prevenir el declive de los insectos “son mucho más profundas que el interés personal”.
Los seres humanos provocan la pérdida de hábitat, producen pesticidas e importan especies no autóctonas. “Tenemos la responsabilidad de las pérdidas catastróficas que experimentan los insectos en la actualidad. Según ciertas corrientes de pensamiento filosófico y religioso”, afirma.
Cambio climático y pesticidas, comparten responsabilidades
En su obra Hainze asegura que la tendencia general es negativa para el futuro de los insectos y el hombre tiene un peso importante.
El cambio climático, la destrucción del hábitat (deforestación, urbanización e intensificación de la agricultura) y los pesticidas cobran su precio. Estas fuerzas están superando a los insectos. Vienen tan rápido que incluso estos improvisadores evolutivos espectacularmente exitosos no tienen tiempo para escapar, asienta.
A menudo es difícil para los científicos identificar un solo factor contribuyente en este proceso de extinción. Un nuevo artículo, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, se refiere al declive de estas diminutas criaturas como “muerte por mil cortes”.
Puso por caso, el del abejorro occidental que en su opinión, no está solo en su desgracia. “Un estudio global de 2017 encontró que un tercio de las especies de abejorros que evaluaron estaban en declive. Esta pérdida de hábitat es impulsada por la agricultura y la urbanización, los pesticidas, el cambio climático y la competencia de especies no nativas”, advierte.
La presencia de las abejas en su área de distribución, según el modelo de los datos existentes, se ha reducido en un 93% entre 1997 y 2018. Los científicos continuarán evaluando la viabilidad de la especie mientras el Servicio de Pesca y Vida Silvestre trabaja para determinar si requiere la protección de la Ley de especies en peligro de extinción. Una vez más, la muerte por mil cortes es una descripción adecuada de la situación que enfrenta el abejorro occidental”, advierte.
Algunas iniciativas para preservar a los insectos
El experto sugiere detenernos a pensar en la acción del hombre sobre los insectos y en cómo podemos hacer para revertir el terrible futuro que les espera a ellos a la humanidad.
¨Si estamos de acuerdo en que tenemos la responsabilidad de actuar para conservar los insectos, ¿qué pueden hacer los individuos para ayudarlos? Hay mucho que podemos hacer en nuestros propios patios construyendo un hábitat más diverso utilizando especies de plantas nativas”, asomó.
Hay un programa en marcha en EE UU para que los propietarios planten algodoncillo para apoyar a las mariposas monarca. Algunos residentes de la isla de San Juan también están plantando las especies de mostaza que son importantes para la supervivencia de la mariposa de mármol de la isla.
Estas contribuciones ayudarán a compensar parte de la degradación del hábitat de los insectos. Sería útil limitar el uso de pesticidas, incluidos insecticidas, fungicidas y herbicidas. La Agencia de Protección Ambiental de EE UU informó que alrededor del 70% de los hogares de ese país usan pesticidas químicos de un tipo u otro.
También podemos limitar el uso de iluminación exterior. Hace que sea difícil para los insectos voladores nocturnos orientarse y puede matar a aquellos que se sienten atraídos por las luces.
Otra opción es unirse a una iniciativa de ciencia ciudadana que brinde la información necesaria sobre insectos. “Le prometo que será ampliamente recompensado a medida que explore otra dimensión más pequeña del mundo natural”, comenta este investigador y defensor de los insectos.
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