Las profusas nevadas caídas en Madrid y en tantas comunidades y regiones de España, dejan un montón de historias enaltecedoras. Otras que desbordan valentía, en estos tiempos en que se entremezclan la hermosura de un clima invernal y la acechanza inclemente de un virus.
Amplias historias que saltan a la escena pública o, discretas que permanecen en el anonimato. En la simpleza del deber cumplido o en la grandeza de tender la mano al necesitado.
La periodista y presentadora Marta Reyero, quedó inmovilizada con la nevada de este lunes. En Metro logró llegar con retraso al plató de Cuatro al día, mientras su compañero José Antonio Luque extendía su espacio deportivo. Para no perder más tiempo, Reyero se presentó ante las cámaras tal como es, con su ropa de casa. Sin maquillaje ni peluquería. Los comentarios de felicitación no se hicieron esperar.
También está otro caso, igualmente difundido. El de Iñigo Onieva, diseñador de autos y pareja de Tamara Falcó. A través de las redes sociales se puso al servicio de aquellos que quedaran atrapados en la nieve. Con su coche ha rescatado a decenas de personas y las ha trasladado a hospitales para ser asistidos por personal de salud.
Pero, más allá de estas historias, hay otras tantas que exaltan la bondad, la solidaridad y también el ímpetu de la sobrevivencia.
Historias humanas y bonitas en la nevada
Son muchas las complicaciones que ha dejado la borrasca Filomenas en las avenidas y carreteras de Madrid. Casi 2.000 coches han quedado apresados en los cúmulos de nieve. Unos han sido auxiliados y otros han asumido importantes riesgos.
David relató que pasó 14 horas encerrado en su coche hasta que rescatado por la Guardia Civil. Su vehículo quedó encallado cuando salía de Móstoles en dirección a Alcobendas. La espera se hizo tan larga que casi llegó a quedarse sin gasolina de estar tanto tiempo con la calefacción encendida. Y sin batería en el móvil, hasta que consiguió un cargador preguntando entre coche y coche. Pero finalmente llegó a su hogar, satisfecho de la solidaridad recibida.
Está la historia de Begoña en plena nevada. Una auxiliar de enfermería del Hospital HM Montepríncipe que pensó que más importante son los pacientes que los obstáculos de la nieve. Emprendió camino a su guardia. En el trayecto quedó atrapada casi 15 horas en su vehículo. Pasó toda la madrugada con frío, hambre, y temor porque los servicios de auxilio vial estaban colapsados y no acudían a su rescate. Finalmente decidió dejar su coche y caminar unos 5 kilómetros hasta llegar al hospital.
Atrapado por una sonrisa
Bomberos, Cruz Roja de España y efectivos de la Unidad Militar de Emergencia (UME) diariamente realizan labores de rescate. Pero ante las adversidades del clima, han potenciado sus esfuerzos de salvamento y ayuda a los más necesitados. Además de limpiar las placas de hielo en los hospitales y centros de salud, para garantizar el acceso de pacientes y sanitarios.
En estas nobles misiones se anotan los funcionarios de Protección Civil, quienes han repartido mantas y comida a los afectados, a los sin techo en Madrid. E incluso, los han traslado a refugios instalados por las autoridades de la comunidad para soportar las mínimas temperaturas.
Celina, de 64 años, deambula por las calles del barrio de Lavapiés. Lleva 7 años durmiendo en plazas y comiendo de la caridad de organizaciones. Cuenta que no sabe de sus hijos ni de una hermana y que cuando era joven se dedicó a la costura. El día de Reyes, uno de los días de más bajas temperaturas por la borrasca Filomena, fue auxiliada por un joven de Protección Civil que le dio comida. Ella templaba de frío.
Rafael, quedó atrapado por la sonrisa de Celina y por su infortunio. La llevó a su casa donde compartió con su familia un chocolate caliente y un trozo de roscón. Ella, sorprendida y agradecida, pidió volver a las calles para no entorpecer. El comedor social de ese popular barrio le ha dado cobijo a Celina y unas 22 personas en condiciones desventajosas.
La Comunidad de Madrid ha añadido 157 nuevas plazas en hostales y pensiones para darles alojamiento a estas personas. En total son 665 las habilitadas en esta Campaña del Frío para cobijar a las casi 2.800 personas sin hogar que tiene la ciudad, según balance de 2019.
Júpiter está en el centro de Madrid
La nieve que ha sido motivo de alegrías, juegos y revolcones, ha afectado duramente a los vulnerables.
Otro de los muchos casos, es el de Júpiter, ese es su nombre coloquial. Un hombre de 67 años, que ha instalado su propia tienda de campaña con cuatro trapos y unos cuentos enseres viejos en un recodo del distrito Chamartín. Con las copiosas nevadas se desapareció ante la pregunta de los vecinos que se tropiezan a diario con él.
Su historia es parecida a la de otros desamparados, pero en esta nevada, tuvo un brillo especial. Numerosas instituciones se han movilizado en las últimas horas para procurar cobijo a estas personas.
«Se trata de una respuesta excepcional ante una situación excepcional», dijo Pepe Aniorte, concejal delegado de Familias, Igualdad y Bienestar Social. «Les damos bocadillos, caldo y mantas. En la medida en que consigamos transporte, desde las estaciones del Metro podemos llevarles a las plazas libres», añade.
Dedicado a ayudar a los sin techo por más de veinte años, está habituado al rechazo de algunos a ir los albergues. «En esta época pasa menos, porque ante el frío acuden más; parte de nuestro trabajo es convencerles». Y eso hicimos con Júpiter, confió sonreído. Ahora comparte los días con otras personas, con afecto, cariño y un plato de comida bien calentito.
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