La historia de la humanidad está llena de registros pictóricos, escritos o afirmaciones místicas que dejan fe de la existencia de entes sobrenaturales que están por encima de los seres humanos y más allá de la vida terrenal. Ya se trate de manifestaciones religiosas o creencia pseudocientíficas, hay un sinfín de documentos que datan de hace siglos en los que se describen dioses, ángeles, demonios o extraños seres sobre los que existen vagas afirmaciones o relatos llenos de generalidades.
Las antiguas civilizaciones se refugiaron en las religiones para tratar de entender fenómenos naturales para los que no tenían respuestas con el fin de dar sentido a su existencia. Para explicar lo inexplicable, pues como especie, nos cuesta aceptar cosas que no entendemos como reales.
Pero hay quienes aseguran que existe un paralelismo entre los fenómenos aéreos no identificados de más reciente data y todo el cúmulo de pinturas rupestres, cuneiformes sumerios, jeroglíficos egipcios o hebreos antiguos en los Rollos del Mar Muerto, entre otros. Señalan que estudiar los antiguos sistemas de escritura se transformó rápidamente en el estudio de religiones, culturas y artefactos creíbles del pasado. Hay también quienes se preguntan si más que manifestaciones religiosas no serían una forma de escritura universal. Aprendida en algún momento de no humanos que controlan los fenómenos aéreos no identificados y que tal vez transmiten un tipo de mensaje universal profundo.
Para pensar
En el Libro de Enoc, un antiguo texto hebreo, un hombre, Enoc, viaja al Cielo, se encuentra con Dios y aprende sobre la jerarquía de los ángeles. Podría decirse que es un precursor teórico de la resurrección y ascensión de Cristo al Cielo porque, aunque no se encuentra en la Biblia que la mayoría de los cristianos usan hoy en día, es anterior a los Evangelios. Sin embargo, era tan importante que su premisa habría sido conocida por Jesús y muchos de sus discípulos.
El texto está lleno de relatos celestiales. Incluyen descripciones de jerarquía angelical y demoníaca, trono de Goda, círculo íntimo de guardias de Goda, e incluso el lenguaje de lo sobrenatural. Por lo que algunos autores consideran que los viajes de Enoc no son tan diferentes a los encuentros no humanos reportados.
El sexto capítulo de Génesis también da de qué pensar. Es el capítulo que contiene la historia del arca de Noé. Antes de llegar a Noé, los versículos del 1 al 4 de ese capítulo comparten rápidamente que seres de otro mundo vinieron a la tierra y se aparearon con mujeres humanas. Algunas traducciones llaman a estos gigantes descendientes, mientras que otras se refieren a los visitantes como ángeles caídos.
En el Libro de Enoc estos seres discuten su plan para tomar a las mujeres terrenales como sus esposas. También se refiere a ellos como Vigilantes. Doscientos Vigilantes viajan a la tierra para promulgar este plan. Hay quienes dicen que tal vez los detalles que ofrece la Biblia sobre la Rueda de Ezequiel y la Escalera de Jacob son débiles intentos de los humanos de reconciliar su desconcierto por ver tecnología de otro mundo.
Más que relaciones
David Weintraub, astrofísico de Vanderbilt University, escribió un libro en el que trata de analizar los vínculos entre lo místico y los contactos cercanos con seres no terrenales. En Religiones y vida extraterrestre indaga las distintas relaciones que las religiones tienen con la idea de una posible vida alienígena.
En el libro describe lo que los textos y los líderes de 24 religiones han dicho o escrito sobre la posibilidad de que haya vida fuera de la Tierra. Muestra los resultados de una encuesta realizada a 5.886 norteamericanos que arrojó que 37% cree en la vida extraterrestre, mientras que 21% no cree y 42% no está seguro. Lo interesante es que esta percepción depende de la religión de cada individuo. La vida extraterrestre es un hecho para 55% de los ateos, 44% de los musulmanes, 37% de los judíos, 36% de los hinduistas y 32% de los cristianos.
Lo que deja en evidencia que ciertas religiones son más tolerantes a la idea de vida distinta a la que conocemos. Aquellas que tiene un punto de vista más tierra-céntrico y fueron fundadas hace más tiempo son menos amigables con esta suposiciones. Pero también hay diferencias. Por ejemplo, los evangélicos son poco proclives a la existencia de alienígenas. Para ellos, según la Biblia, la intención de Dios fue crear humanos sobre la Tierra. Y en el Génesis tampoco se dice que lo hiciera en otros lugares.
Flexibilidad religiosa
Hay otras sectas que son más abiertas a esta idea a pesar de su radicalismo. Para los creacionistas de la Iglesia Adventista, la Tierra tiene 6.000 años. Consideran que todos descendemos de Adán y Eva y nacemos con su pecado original. Hasta aquí no hay nada nuevo. Pero creen que los extraterrestres, al no descender de de esta pareja divina, no necesitarían ser salvados ni cristianizados, pues no habría pecado original.
Esta flexibilidad podría tener su explicación en que esta iglesia fue fundada en el XIX. Y en ese siglo y en el anterior había una creencia generalizada de la vida extraterrestre en la Luna y en el Sistemas Solar. Esta característica también está presente en otras religiones constituidas en esos tiempos, como los mormones o los testigos de Jehová.
Y la creencia cobra más fuerza en las de más reciente creación. Un hecho trágico que ocurrió en 1997 describe que tan fuerte es. Ese año 39 miembros de una secta se suicidaron con la firme convicción de que una nave extraterrestre que seguía al cometa Hale-Bopp los llevaría a su planeta. Aunque el astro brilló durante 18 meses, nunca sabremos si lograron embarcarse.
Tema cada vez más presente
Weintraub pronostica que la idea de vida extraterrestre tenderá a estar cada vez más presente en las religiones a medida que haya más hallazgos científicos sobre el asunto, como el descubrimiento de exoplanetas, el desarrollo de la Astrobiología, etc. Considera que los científicos deben participar en el debate filosófico sobre la vida extraterrestre, incluso si esto significa dialogar con gente religiosa. Añade que si algún día nos podemos comunicar con alienígenas debemos pensar cómo tratar con ellos bajo el prisma de su posible religión, si es que tienen alguna.
En lo que sí está claro es que si descubriéramos vida extraterrestre, aunque solo fueran microorganismos, habría un impacto profundo en muchos aspectos de la sociedad humana, incluyendo el filosófico y religioso. Para el cual asegura no todos estarían preparados. «Muy pocos de nosotros, en efecto, has dedicado tiempo a pensar sobre lo que la vida extraterrestre, ya sean microorganismos o bípedos a los mandos de naves intergaláticas, podría significar para nuestras creencias más arraigadas y personales y nuestra relación con lo divino».
En Harvard dicen que están entre nosotros
En un artículo del programa Human Flourishing de la Universidad de Harvard, académicos escribieron sobre la posibilidad de que los extraterrestres vivan entre nosotros. Sugirieron que estos seres podrían estar habitando bajo tierra o en bases ubicadas dentro de la Luna.
La investigación plantea que los fenómenos aéreos no identificados serían naves espaciales que visitan a sus amigos extraterrestres en la Tierra. Esta idea, aunque parece descabellada, tiene el objetivo de que sea considerada con una mentalidad abierta y humilde, según los investigadores.
Los autores exploran la posibilidad de que los «criptoterrestres», como les llaman, estén relacionados con los avistamientos inexplicables reportados en todo el mundo cada año. Aseguran que podrían estar viviendo en o debajo de puntos críticos donde han sido vistos, como lagos y volcanes. La teoría sugiere que estas áreas podrían servir como puntos de entrada y salida para sociedades ocultas en las profundidades de la Tierra o en la Luna.
Para todos los gustos
El estudio de Harvard precisa las sociedades que existirían:
- Criptoterrestres humanos: antigua civilización humana muy avanzada que sigue existiendo de forma oculta después de que casi desapareció hace mucho tiempo, posiblemente por una inundación.
- Criptoterrestres homínidos o terópodos: civilización no humana de un animal terrestre que evolucionó para vivir en sigilo, como bajo tierra. Estos podrían descender de homínidos parecidos a simios o dinosaurios inteligentes.
- Criptoterrestres extraterrestres o extratemporales: seres que podrían haber venido de otra parte del cosmos o del futuro humano y haberse escondido, posiblemente en la Luna.
- Criptoterrestres mágicos: entidades que denominan como «ángeles terrestres». Interactúan con el mundo de maneras más mágicas que tecnológicas.