Durante más de una década, académicos y analistas han venido advirtiendo que Venezuela, un patente ejemplo de Estado fallido, ha devenido en un centro de operaciones para el crimen transnacional, en especial el tráfico de cocaína. El régimen autoritario de Nicolás Maduro ha recurrido cada vez más a las empresas ilícitas como un medio para generar ingresos que necesita con urgencia por la creciente presión del colapso de industria petrolera venezolana, la inabarcable ruina económica y las sanciones de Estados Unidos a los personeros de la dictadura. El contrabando de drogas es la más recurrida.
El lunes pasado se destapó un novedoso método de los narcos con la captura en agua internacionales del Caribe de un pesquero venezolano con cuatro toneladas de cocaína. Fueron detenidos veinte narcotraficantes. Usaban un insólito método de remolque de lanchas ultrarrápidas
En el plan, seguimiento y dispositivo de captura participaron la Udyco (Unidad de Droga y Crimen Organizado) de la comisaría de Vigo,el Greco (Grupo de Respuesta Especial para el Crimen Organizado) de Galicia, con base en Pontevedra, y otros departamentos de la Policía Nacional, la Marina y la Fuerza Aérea portuguesas, así como la Polícia Judiciária lusa y la Armada de Francia. La operación llevó varios meses, pero sigue abierta.
El pesquero Caribe Azul fue interceptado y abordado en enero en el mar territorial de Martinica, una provincia de ultramar de Francia. Se preparaba a hacer el trasvase a un buque controlado desde España.
Trasvase de cocaína con lanchas rápida al barco nodriza
La información suministrada por la policía de Vigo indica que l pesquero salió de Cumaná, estado Sucre el 13 de noviembre de 2020 y en enero se escabulló de la zona habitual de pesca. Luego se encontró con el Arcángel, procedente de Puerto La Cruz, Anzoátegui que le trasvasó la droga con lanchas rápidas. El Caribe Azul esperó en aguas internacionales un barco extranjero que recogería la droga, pero nunca apareció. Finalmente, lo abordó un comando naval francés y detuvo a los tripulantes, ocho de nacionalidad venezolana. Llevaban 177 fardos con 4.248 kilos de cocaína. Luego capturaron a los 9 tripulantes del Arcángel.
El narcotráfico no solo utiliza la vía marítima, cuando el destino es Estados Unidos y no Europa las avionetas son el medio de transporte. En 2019 la cadena de noticias CNN publicó una investigación que destacaba cómo con la caída de la actividad petrolera en Venezuela aumentaba el tráfico de cocaína a Estados Unidos. De 2017 a 2018 el aumento de vuelos sospechosos aumentó hasta en un 50%, de uno o dos vuelos semanales pasó a uno diario. En 2021 puede llegar a 12 vuelos nocturnos simultáneos.
La complicidad con el narcotráfico es altamente rentable para el régimen de Maduro y para algunos de sus amigos que actúan por cuenta propia desde sus puestos de poder. El “negocio” es tan rentable que desechan los aviones después de usarlos.
La relación con Hesbolá aumentó el envío de droga a Estados Unidos
Se ha estimado que en 2018 llegaron a Estados Unidos 240 toneladas métricas de la droga, que representan poco más de 39.000 millones de dólares. Ni el petróleo con el barril a 180 dólares.
Desde principios de régimen chavista Estados Unidos ha acusado a importantes funcionarios de estar involucrados en el narcotráfico. Un caso emblemático es el caso de un sargento del Ejército que cuidaba al padre de Hugo Chávez en su lecho de enfermo. Fue atrapado en Mérida, a cientos de kilómetros de la finca de la familia Chávez, con 400 kilos de droga en un vehículo militar. Los generales se dedicaban a cargas de mayor calado.
Después del decreto mediante el cual Maduro creó el Arco Minero se estrechó la relación oficial de la guerrilla del ELN y de los disidentes de las FARC con los militares que mantienen la dictadura de Maduro.
El actual presidente de Petróleos de Venezuela, Tareck el Aissami, fue sancionado en 2017 por supervisar y ser copropietario de múltiples cargamentos de narcóticos superiores a una tonelada enviados desde Venezuela. El Aissami es el vínculo principal del régimen con los terroristas de Hesbolá o Hezbollah.
En un reportaje de Matthew Smith, corresponsal de Oilprice.com en Latinoamérica, se señala que, con el fracaso en Venezuela de las instituciones del Estado y el copamiento de los cuerpos de seguridad por la delincuencia y la corrupción generalizada, Hesbolá ha venido proporcionando influencia regional a Irán. Ha tenido fondos, y muchos, provenientes de la cocaína y la extracción desaforada de oro en los parques nacionales y reservas de biodiversidad al sur del río Orinoco.
Avance en el tráfico de cocaína a punta de fusil
El Ejército de Liberación Nacional ha expandido agresivamente sus operaciones en Venezuela, a punta de fusil, y tiene presencia en 13 de los 23 estados de Venezuela y en algunas comunidades. Un paso que facilita aún más el contrabando, la extorsión y la extracción ilegal de oro en el país. Siendo un partidario clave del régimen autoritario de Maduro, Hesbolá aprovecha una oportunidad significativa para intensificar sus lucrativas operaciones ilícitas.
El grupo terrorista proporciona un representante regional ideal para participar en actividades como el tráfico de cocaína y el terrorismo. Hesbolá es una voz influyente entre los clanes familiares que dominan las comunidades sirias y libanesas de Venezuela y Colombia. Importantes actores políticos y comerciales en ambos países. Muchos están firmemente arraigados en el régimen de Maduro y en la economía ilícita.
El creciente poder e influencia regional de Hesbolá aumenta el riesgo más ataques terroristas en América Latina. El retrato actual de la dupla Maduro-Hesbolá subraya por qué Washington debe reevaluar su política hacia el ex gigante petrolero suramericano.
Un vínculo más radiactivo que el uranio
Primero Chávez y después Maduro han establecido una estrecha relación con Irán, que no se limita a la fundación de un banco iraní-venezolano que solo funciona en Teherán, sino que aparece como administrador de fincas expropiadas a ganaderos venezolanos en las que hay altas prospectivas de uranio.
Maduro, a través de El Aissami, ha permitido que la organización terrorista Hesbolá, proxy de Teherán, establezca importantes operaciones ilícitas en territorio venezolano. Los análisis de inteligencia indican ha construido una red criminal bien engrasada y sofisticada, con tentáculos que llegan a Colombia y otros países suramericanos.
En 1992, Hesbolá voló con una bomba la Embajada de Israel en Buenos Aires y, dos años después hizo lo mismo con un centro comunitario judío y murieron 114 personas. La organización política militante participa activamente en una variedad de actividades ilícitas en América Latina
En los últimos años sus actividades se han enfoque más en el tráfico de cocaína, una fuente de ingresos cada vez más lucrativa. La importancia del tráfico de cocaína para Hesbolá la resalta el hecho de que el grupo envió a Nasser Abbas Bahmad, un operador de alto rango político, para establecer una red de contrabando de cocaína en la triple frontera donde Brasil y Argentina se encuentran con Paraguay.
Crimen y corrupción sin límite ni control
Si bien la red que camuflaba gran cantidad de toneladas de droga en contenedores de carbón fue finalmente desmantelada por las fuerzas policiales antidrogas de Paraguay y Estados Unidos a principios de 2021, Hesbolá sigue muy involucrado en el tráfico de la cocaína que obtiene en Colombia y el lavado de dinero en América Latina. Se calcula que su red de actividades ilícitas –drogas y lavado de dinero– les reporta 300 millones en ingresos anuales
El actual ministro de Petróleo de Maduro, Tareck El Aissami, de ascendencia iraquí libanesa, ayudó a Hesbolá a fortalecer su presencia en Venezuela. Siendo ministro de Interior y Justicia de Venezuela otorgó pasaportes venezolanos a activistas que llegaban desde Siria, Irak y Líbano.
Venezuela en las dos últimas décadas se ha convertido en un importante centro de transporte transnacional de cocaína. El colapso de las instituciones gubernamentales y la masiva crisis económica y humanitaria han permitido que el crimen y la corrupción no tengan control ni límite.
Se calcula que hasta el 20% del clorhidrato de cocaína producido en Colombia se envía a Venezuela, donde luego se trafica a Estados Unidos y Europa Occidental. Chávez y Maduro han permitido que grupos armados ilegales operen con total impunidad, a costa de la propia soberanía territorial y la vida de soldados venezolanos. Varios grupos disidentes han establecido bastiones en las regiones fronterizas.