Kelly Anyeline Zambrano Vera, desaparecida de 19 años de edad, encarna la tragedia de vivir en Venezuela. Forma parte de más del 52% de los migrantes, entre 18 y 24 años, que huyen del país caribeño en busca de mejor oportunidad y es también una de las víctimas de la trampa que tiende la trata de blancas a escala internacional.
Sin embargo, la experiencia de sus días finales es casi única. Antes de desaparecer junto con otros 32 pasajeros –había ocho muchachas como ella– en la embarcación Ana María, en aguas territoriales, el 16 de mayo, pudo dar señales de la organización criminal y, a través de su familia, ha obligado a las autoridades venezolanas a lanzarse a las aguas que no querían nadar: actuar sobre una mafia de trata de blancas que se ha adueñado, desde hace muchos años, del paso Boca Dragón, en el Mar Caribe, y opera desde Güiria, población costera oriental de donde zarpó el peñero de forma ilegal, hasta Trinidad y Tobago.
Solo la Asamblea Nacional, a través del diputado Carlos Valero, ha investigado el caso, pero no ha tenido apoyo de ninguna autoridad.
#17Jun Hace un mes zarparon 32 venezolanos rumbo a Trinidad y Tobago huyendo de la crisis. No tenemos información de ellos, no hay pista del naufragio de la embarcación Ana María y continúa el silencio oficial pic.twitter.com/3bHVsiVYJK
— Carlos Valero (@CarlosValero08) June 17, 2019
El pasado miércoles, a casi tres meses de la desaparición, la policía ha detenido a cuatro sospechosos en Güiria, entre ellos al dueño de la embarcación, según informó la fiscal que lleva el caso. También en Trinidad y Tobago, la Interpol con funcionarios del país insular allanan casas en Puerto España para dar con los responsables de la trata y la organización criminal.
“Kelly va a volver”, asegura esperanzado Yeison Gutiérrez Vera, hermano mayor de la joven, quien persevera en su teoría de que la embarcación Ana María no naufragó, que a los pasajeros los secuestraron y que en tanta tardanza policial hay “algo raro”. Salió de Táchira a Caracas para denunciar ante la Interpol el caso. «Sabemos que Kelly está en el extranjero; Venezuela tiene que presionar contra la trata de blancas y que suelten a mi hermana».
Ni naufragio ni rastros de Kelly
¿Qué le dijeron en Interpol?
Que requieren que los familiares de las personas que iban en la embarcación Ana María hagan la denuncia para darle más peso a la solicitud a Trinidad y Tobago. Ellos dicen que han enviado varios informes y comunicados para allá y no reciben información sobre las personas que están detrás de la trata de blancas. Tampoco hay respuesta desde la isla de Granada adonde llegó el capitán de la embarcación, Alberto Abreu, que luego se dio a la fuga.
¿Denunciaron la desaparición ante otros organismos venezolanos?
Hemos hecho diligencias ante el Ministerio Público. Antes de conocerse la desaparición, durante la noticia del aparente naufragio, los organismos oficiales de Güiria no se abocaron a la búsqueda. Ellos aún dicen que fue un naufragio, pero no es posible porque no se ha encontrado una pimpina ni un bolso ni una pieza de la embarcación.
¿Sugiere que las autoridades no han prestado oportuna colaboración para la búsqueda?
Del gobierno nacional y del de Güiria no hemos recibido ninguna asistencia. El alcalde y los guardacostas muestran solo gráficas para decir que no tienen los recursos necesarios para hacer una gran movilización. Alquilaron un avión que hizo un rastreo aéreo y con eso no hubo más. Y todos se conformaron. No han dicho cuántos recursos necesitan.
¿Cómo supieron ustedes que Kelly y el peñero nunca llegaron a Trinidad y Tobago?
Porque desde que salieron para allá pasaron más de dos días, y Kelly no llamó. Cuando ella salía de Güiria nos dijo la hora, el serial de la embarcación y que era negra con rojo. Prometió que en cuanto llegara a la casa de Romi Martínez, su amiga, nos llamaría, pero no lo hizo. El sábado, después de tanto tiempo sin comunicación, logré hablar con Romi y me dijo que la embarcación se hundió, que mi hermana estaba muerta. Pero después cambió la versión y aseguró que la embarcación estaba secuestrada. De las averiguaciones que hemos hecho supimos que Romi Martínez trabaja con la trata de blancas en Trinidad y Tobago.
¿En qué se basa para afirmar eso?
Hemos investigado con otros familiares de desaparecidos, que están en Trinidad y Tobago. Desde España, donde vive el papá de Kelly asilado, también se ha logrado información. Se afirma con certeza que la familia de los Villegos, quien citó a Kelly para irse, es amiga de Romi y de Desiré Martínez, ambas en Trinidad y Tobago. Para nadie es un secreto que la embarcación no naufragó y que iban nueve muchachas.
¿Conocían ustedes a Romi?
Mi madre la conocía porque Kelly y ella estudiaron juntas el primer semestre de Psicología en la Universidad Bicentenaria de San Cristóbal y se hospedaban en una residencia allá. Romi es de Táriba, pero no hemos tenido contacto con sus parientes.
¿Sabe cómo contactaron a su hermana?
Mediante Romi. Ella había desaparecido y vuelve a aparecer con contactos por Facebook e Instagram. Le comentó que trabajaba en un restaurante y le estaba yendo muy bien y le propuso a mi hermana trabajar allí ganando 1.000 dólares semanales. Mi hermana, vista la situación que vivimos en Venezuela, nos dijo que se iba para ayudar a la familia. Viajó a San Cristóbal a buscar a Paola Martínez, hermana de Romi, quien le dio 80.000 bolívares en efectivo para el viaje y 200 dólares para pagar el pasaje.
¿Por qué suponen la trata de blancas?
Cuando Kelly está en Güiria le deposita el dinero al señor Ramón Franco, dueño de la embarcación, pero la tienen prácticamente secuestrada. En su llamada nos contó que la hospedaron en el hotel Plaza, pero cuando fuimos después para allá por las averiguaciones, no había registro ni rastro de mi hermana, ninguna documentación. El mismo alcalde reconoce que ese hotel se presta para muchas cosas. A mi hermana la sacaron de allí y la llevaron a la casa del señor Franco y estando allá nos dijo que se sentía presa, que no la dejaban salir porque el pueblo era peligroso, que un motorizado le dejaba la comida en una ventana. El capitán de la embarcación, Alberto Abreu, y su asistente, Juan Vega, eran como los escoltas para que no se fuera de la casa. Hasta que el jueves la embarcaron y salió. Y ya no se supo más de ella.
¿Ese fue el último contacto?
Ella llamó y habló con mi madre. Su celular se monitoreó hasta Macuro (puerto marítimo oriental), donde luego se pierde la comunicación. Luego supimos que la organización paga 1.000 dólares por llevar hasta Güiria a una persona. Del resto se encarga la gente de la tripulación. Tenemos la certeza de que el bote y los pasajeros están secuestrados.
¿Denunciaron la sospecha de trata y el secuestro?
Lo hemos denunciado, pero las autoridades de Venezuela tampoco han hecho nada. Inclusive familiares de Abreu y Vega, quienes viven en Güiria, afirman que están desaparecidos. El único que apareció fue Abreu, a 30 millas del lugar donde la embarcación desapareció, y llegó a Trinidad y Tobago pidiendo asilo político. Cuando lo hizo lo investigaron y se dieron cuenta de que había estado preso por trata de blancas. Luego se fugó de este país.
Ascienden a 29 los desaparecidos en naufragio de embarcacion que partió de Guiria a Trinidad & Tobago. En menos de un mes 57 personas desaparecieron en altamar mientras autoridades de ambos países no atienden debidamente el drama humano tras esta crisis pic.twitter.com/SGwM8ZgXGX
— Larissa González de Martinez (@LarissaGonzale6) May 20, 2019
Entre el tedio, la crisis y la guerrilla
Kelly es –porque está desparecida– la segunda de tres hijas de la familia compuesta por la madre y Yeison, el mayor y único hermano. Viven en Rubio, capital del municipio Junín del estado fronterizo de Táchira, en el occidente del país. Allí compartía el tedio entre la crisis de transporte sin gasolina, la escasez de comida y la guerrilla. “En el pueblo tenemos muy cerca a los paracos y la FARC. Para nosotros ellos son tranquilos, y siempre están en contacto, son gente normal, y tratan de hacer lo justo”.
¿Qué hacía Kelly en Rubio?
Mi hermana trabajaba en un spa de cejas. Ganaba muy poco, unos 10 mil bolívares semanales, pero le gustaba su trabajo. También ayudaba en la casa a mi madre, que trabaja en una charcutería y limpia casas.
¿Salidora o más bien casera?
Los fines de semana Kelly andaba con cuatro o cinco muchachas con las que salía a rumbear. Ella era rumbera. Cursaba sexto semestre de Psicología, pero dejó los estudios porque no había transporte por la falta de gasolina; la carretera de Rubio se hundió, no se podía movilizar y también los profesores comenzaron a faltar. Pagaba un semestre, pero iban solo unos tres profesores, y perdía el dinero. Luego pagaba un intensivo para adelantar materias y tampoco asistían los profesores, perdía dinero. La vida allí es una calamidad. Eso empujó a Kelly a dejar la universidad. Presumo que eso la llevó a viajar.
¿Rubio es lugar para la gente joven?
Para la gente joven hay muchas limitaciones, pero es el país. Por ejemplo, soy ingeniero de sistemas, pero Venezuela no tiene edificios inteligentes, no hay cómo innovar, por eso nos toca emigrar y trabajar en lo que sea. Aquí no hay empleo, todo el mundo se va a Colombia. Por ejemplo a las 6:00 pm da miedo caminar por San Cristóbal, que es la capital. La comida nos llega de Cúcuta y usamos el peso colombiano para poder comprar porque el banco solo da 3 mil bolívares y eso no da ni para el pasaje.
¿Cómo hacen para conseguir pesos o dólares?
Nos toca rebuscarnos, vender para obtener la moneda, la gasolina es escasa. Tampoco hay gas. En San Cristóbal hemos pasado hasta 12 días sin gasolina, y la gente se va caminando a sus trabajos. Los apagones son constantes, hemos tenido hasta 23 días sin luz. La única diferencia con Rubio es que en esta es más barato comprar la gasolina que en Cúcuta. Cuesta 3 mil pesos, al cambio 12 mil bolívares.
¿Kelly no pensó en vivir en Caracas y mejorar un poco más, como lo hacen muchas jóvenes?
Kelly y yo pensábamos irnos a España, donde vive su papá como asilado político. Ella se adelantó para buscar dinero en Trinidad y Tobago.
¿Cuándo ella les informó que se iba a Trinidad y Tobago?
La familia se enteró 20 días antes, aunque mi madre ya lo sabía, pero estuvo en desacuerdo, no quería que se fuera. Los 15 días del viaje mi madre los pasó llorando. Yo me enteré cuatro días antes. Sabía que me iba a molestar porque la idea era irnos los dos juntos del país, pero al final quise apoyarle. Le dije ‘te apoyo y espero que no vayas a meterte ni en prostitución ni en drogas’. Y me dijo: ‘No papi, yo voy a trabajar en un restaurante, pero regreso en diciembre y todo bien’. Mi madre entra en crisis de vez en cuando, no soporta lo que está pasando. Para nosotros es algo muy duro, no hay palabras para explicáselo.
Cerca de 5.000 personas dejan Venezuela cada día. Las necesidades de estas personas son cada vez mayores, así como las de las comunidades que las acogen.
ACNUR está apoyando la respuesta de los países para cubrir estas necesidades, pero se requiere más apoyo internacional. pic.twitter.com/Yu3DDHsrtA
— ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados (@ACNURamericas) June 26, 2019
Señales de un secuestro
¿Quiénes los secuestraron?
En Güiria nos enteramos de que hay un grupo llamado Sadraman que es el dueño de un cartel de trata de blancas, que opera en Boca Dragón, con conexiones en todo el golfo de Venezuela. Que lo que pasa por allí es que muchachas bonitas son secuestradas. Esa información la manejan en Güiria donde mucha gente ha sido secuestrada.
¿Por qué cree que las autoridades en Güiria no hacen nada?
Creo que las autoridades están vinculadas con la trata de blancas. No tenía ni 20 minutos de haber llegado al muelle del puerto en Güiria cuando fui amenazado, en presencia de funcionarios de Protección Civil. Unos sospechosos se me pusieron al lado y me dijeron que no me moviera. Yo pensé que iban a quitarme el celular, pero luego me dijeron que tenía que irme del pueblo, que estaba entorpeciendo el trabajo; les dije que yo solo venía a buscar a mi hermana y no quería problemas. Pero ellos insistieron en que si yo quería desaparecer como Kelly, que si seguía en el pueblo iba a morir.
¿Y se quedó en el pueblo?
Esa misma noche cuando el alcalde iba a llevarnos al hotel en su carro, unos hombres me persiguieron. El alcalde tuvo que llamar a su seguridad y el carro desapareció en el muelle. Nos hospedaron en el hotel Laguna Azul con mucha gente de seguridad, porque el alcalde temía que nos mataran. Nos dijo que no podía ayudar mucho porque él mismo había recibido más de 10 amenazas. El día siguiente nos quedamos en la habitación. Colocaron dos escoltas en la puerta, cerraron el hotel y al día siguiente una fiscal nos buscó y nos llevó al muelle con los guardacostas. Cuando llegaron los diputados nos sacaron del pueblo; a ellos también los amenazaron, les dijeron que todo el que hablaba mal del gobierno o de la policía no salía con vida.
#17Jun Se cumple 1 mes de la desaparición de la embarcación Ana María con 32 balseros, casi 2 meses del naufragio del peñero Jonaily José y más de 1 semana del bote que salió desde Falcón. Hay 92 venezolanos desaparecidos en aguas del Mar Caribe y las autorices siguen en silencio pic.twitter.com/NIcPrIrXSL
— Carlos Valero (@CarlosValero08) June 18, 2019
¿Tiene miedo?
No, porque yo solo busco a mi hermana. Lo comentamos con una fiscal en Carúpano, pero no nos ha dado protección. Para nadie es un secreto que existen las mafias.
¿Cree que lograrán algo más con la Interpol?
En realidad, con lo que vi en Interpol no tenía mucha esperanza de que hicieran algo; ni siquiera conseguían el expediente, estaba traspapelado con otras carpetas. Pero solo Dios sabrá, todos tenemos la esperanza de que Kelly va volver.
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