Aunque cuentan con el respaldo de los agricultores y empresarios del campo, porque aumenta la productividad de sus cultivos, cada vez hay más estudios que alertan sobre lo perjudicial que puede resultar para la salud y el planeta el uso de los herbicidas. El glifosato sigue en el ojo del huracán.
La Universidad de California en San Diego acaba de publicar un estudio en el que concluye que los cerebros jóvenes corren en riesgo por la exposición a herbicidas populares. Pueden afectar la memoria y capacidad de aprendizaje.
El estudio se centró específicamente en el glifosato, el ingrediente activo del herbicida Roundup y decenas de otras marcas. También el 2,4-D, un químico herbicida de uso prolongado cuya demanda aumentó en los últimos años y es cada vez más utilizado. Los productores agrícolas lo combinan con el glifosato para matar las malas hierbas más resistentes.
Los resultados de la investigación salieron a la luz pública el 11 de octubre de 2023, precisamente cuando los legisladores europeos debaten si renuevan la aprobación para el uso de glifosato en todos los estados miembros por otros cuantos años. El permiso en vigor expira el 15 de diciembre.
Preocupación por los efectos neurológicos del glifosato
El glifosato es el herbicida más vendido en el mundo a pesar de las numerosas investigaciones científicas que lo vinculan con múltiples problemas de salud, incluido el cáncer y daños hormonales irreversibles. Además, debido a su uso intensivo es menos efectivo porque las malezas han desarrollado resistencia. Para fortalecerlo y maximizar la protección de sus cultivos, lo mezclan con otros herbicidas, incluido el 2,4-D. El glifosato se rocía directamente sobre los cultivos y deja residuos en los alimentos. El 2,4-D se pulveriza directamente sobre las malezas.
Investigaciones en ratones encontraron que la exposición crónica y subcrónica a herbicidas a base de glifosato estaba relacionada con una variedad de cambios neuroconductuales. Igualmente, estudios con ratas que muestran que las dosis de 2,4-D también se relacionan con cambios de comportamiento y toxicidad neurológica.
Motivos para investigar más y usar menos herbicida
«El herbicida (2,4-D) ha pasado inadvertido y se necesitan más estudios para comprender el efecto de la exposición a herbicidas en la salud», comenta José Ricardo Suárez, director del Programa de Investigación sobre Clima y Salud Ambiental de la Universidad de California en San Diego.
Explicó que el estudio «se basa en el creciente conocimiento de que no sólo los insecticidas (pesticidas diseñados para ser neurotoxinas) pueden afectar los procesos cerebrales, sino que se demostró que el aumento a la exposición a herbicidas disminuye el rendimiento neuroconductual.
La investigación y los cruentos resultados
Especialistas de la Escuela de Salud Pública y Ciencias de la Longevidad Humana Herbert Wertheim en Universidad de California en San Diego se encargaron del estudio. Asociaron ambas sustancias químicas, particularmente con el ácido 2,4-diclorofenoxiacético (2,4-D), con las preocupaciones sobre la función cerebral deteriorada. Analizaron la orina de 519 jóvenes de entre 11 y 17 años que vivían en comunidades agrícolas de Ecuador en las que se usan herbicidas. Detectaron glifosato en la orina del 98,3% de los participantes del estudio y 2,4-D en el 66,2%.
Luego evaluaron su desempeño neuroconductual. Su atención/control inhibitorio, memoria/aprendizaje, lenguaje, procesamiento visuoespacial y percepción social. El glifosato se asoció con problemas de percepción social, mientras que el 2,4-D se asoció con atención/inhibición, lenguaje y habilidades de memoria/aprendizaje. El estudio mostró que a medida que aumenta la exposición a herbicidas disminuye el rendimiento neuroconductual
Herbicidas hasta en las aguas subterráneas
Los herbicidas pueden afectar la salud humana de varias maneras. Tanto el glifosato como el 2,4-D causan alteración endocrina. El sistema endocrino es «crucial» en el desarrollo del sistema nervioso central. Los investigadores lamentan la escasez de estudios sobre los efectos de estos grupos químicos en el neurocomportamiento humano.
El trabajo realizado en Ecuador y publicado en Environmental Health Perspectives forma parte de la investigación sobre Exposiciones Secundarias a Pesticidas entre Niños y Adolescentes en el desarrollo humano.
Otras investigaciones científicas también han relacionado el 2,4-D con serios problemas de salud en las comunidades agrícolas. Incluidos ciertos tipos de cáncer, defectos de nacimiento, inmunosupresión y otros. En Estados Unidos se venden más de 1.000 productos que contienen 2,4-D y su uso es tan extendido que se han encontrado residuos en fuentes de agua superficiales y subterráneas.
A los grupos ambientalistas les preocupa los efectos de los herbicidas, pero tanto más la laxitud de las agencias gubernamentales. Muchas contravienen las recomendaciones de los científicos. El caso más relevante es la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos que en un informe de 2018 afirmó que «no es probable» que el glifosato sea cancerígeno y que no existen riesgos «preocupantes» para la salud humana que tuvo que desdecirse el año pasado. Un tribunal federal de apelaciones invalidó la evaluación de la EPA. La agencia ignoró las recomendaciones de asesores científicos y utilizó un “razonamiento inconsistente” con respecto a la seguridad del glifosato.
La indecisión de la Unión Europea y la salud de su población
Los Estados miembros de la Unión Europea no alcanzaron la mayoría necesaria para aprobar la renovación por otros diez años el uso del herbicida glifosato, que propuso la Comisión Europea. Tendrán que volver a debatir el mes que viene. una controvertida sustancia química utilizada en herbicidas.
Los 27 Estadosvotaron el viernes 13 de octubre en el Comité Permanente de Vegetales, Animales, Alimentos y Piensos la propuesta de la Comisión de renovar por 10 años más el uso del glifosato. Luego de dos días de debates técnicos en Bruselas, la moción no alcanzó la mayoría necesaria para aprobarla o rechazarla. Varios Estados prefirieron abstenerse y no fijar posición ante un tema tan contravertido con tantos intereses en el sector empesarial y agrícola y similar rechazo entre científicos, médicos y ambientalistas
Al no haber mayoría cualificada, un comité de apelación reconsiderará la propuesta de la Comisión con una segunda votación en primera quincena de noviembre. El Ejecutivo que preside Ursula von der Leyen insistió en que “es necesario tomar una decisión sobre la renovación del glifosato antes del 14 de diciembre de 2023″.
La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria y la Agencia Europea de Productos Químicos han clasificado el herbicida como «no cancerígeno». Después tener evidencias científicas, un informe de la EFSA concluye que el nivel de riesgo no justifica la prohibición, siempre que el uso del pesticida se acompañe con medidas que los atenúen en la salud de los humanos, los animales y el medio ambiente.
¿Laxitud o irresponsabilidad?
Lo grave y excesivamente laxo es que el informe admite «que algunas cuestiones no pudieron ser evaluadas para clasificar el herbicida» más utilizado del mundo. El director ejecutivo, Bernhard Url, reconoció que no disponen de “todos los datos” de esta sustancia que se comercializa desde hace cuarenta años, lo que “impide llegar a conclusiones sobre determinadas cosas”. No obstante, sobre las «cuestiones que no pudieron ser evaluadas», un estudio encargado por el grupo de los Verdes y elaborado por la Red de Acción en Plaguicidas de Europa determino que las aguas superficiales de una decena de Estados miembros de la UE están contaminadas con el herbicida glifosato.
En España, según Ecologistas en Acción, el 34,6 % de los puntos de muestreo de aguas superficiales en estaban contaminadas por el herbicida. El peor dato se registró en el río Guadiana, con 308,10 microgramos de glifosato por litro, 3.000 veces superior a lo que permite la ley.
La salud, el glifosato y la codicia
En Francia, el FIVP (Fondo de Indemnización de Víctimas de los Pesticidas) ha reconocido “un posible vínculo de causalidad” entre las malformaciones de nacimiento de un adolescente que tiene ahora 16 años y el uso profesional de glifosato por su madre durante el embarazo. La instrucción y la decisión del FIVP, un organismo de la Seguridad Social de Francia, corrió a cargo de cinco investigadores y médicos especialistas de los efectos sanitarios de los pesticidas, de las relaciones entre salud y medioambiente o de las malformaciones congénitas.
La víctimas del glifosato son las personas y el medioambiente, razones suficientes para no utilizarlo. Con el argumento de la sobrevivencia de los pequeños productores y la obligación de garantizar la seguridad alimentaria de la población, se prima el negocio sobre la salud. Gergely Simon, responsable de productos químicos de la ONG Red de Acción en Plaguicidas, «el glifosato es el plaguicida más utilizado en Europa y en todo el mundo, incluso en parques nacionales para combatir especies invasoras, pero puede sustituirse por enfoques alternativos, que evitan el impacto negativo en la naturaleza y en la salud humana.
La ONG Ecologistas en Acción propone recuperar la percepción de las coberturas vegetales y la presencia de vida como riqueza. Señala que desde esa mirada abordar los retos y proponer alternativas interesantes al uso masivo de herbicidas. Son múltiples los estudios que indican que la
presencia de vegetación y de vida silvestre mejora la calidad de vida de las personas. Si secamos la maleza por estética cultural, la ética de la naturaleza nos lo cobra.