En el ecosistema empresarial en que vivimos, la sostenibilidad y los criterios ambientales, sociales y de buen gobierno (ESG, por sus siglas en inglés) son más que simples palabras de moda: representan la hoja de ruta hacia un futuro más próspero y equitativo para todos. La sociedad y las empresas ya no pueden ignorar su responsabilidad en la construcción de un mundo más sostenible y justo.
La sostenibilidad debe guiar la toma de decisiones empresariales, especialmente con un enfoque en el impacto a largo plazo en el medioambiente, la sociedad y la economía. Esto va más allá de simplemente cumplir con las regulaciones, se trata de asumir la responsabilidad por nuestras acciones y buscar soluciones innovadoras que reduzcan nuestro impacto negativo en el planeta.
La sostenibilidad no solo es ética, sino que también puede generar un valor empresarial significativo. De hecho, según un informe de la Red Española del Pacto Mundial, el 63 % de las empresas del IBEX 35, y la mayoría de las grandes empresas no cotizadas, cuentan con una comisión de sostenibilidad dentro de sus consejos de administración y el 100% considera que el trabajo en sostenibilidad y su contribución a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de Naciones Unidas repercute en ventajas competitivas para las empresas.
NET POSITIVE. Cepsa se ha fijado el objetivo de ir más allá de las cero emisiones netas (net zero emissions) para llegar ser net positive. Para 2030, su ambición es reducir las emisiones de CO2 (alcance 1 y 2) en un 55%, y una disminución de entre el 15 y el 20% en el índice de intensidad de carbono en sus ventas de productos energéticos (alcances 1, 2 y 3), en ambos casos respecto a los niveles de 2019.
Las compañías que cuentan con una mayor capacidad de gestión de los riesgos de sostenibilidad a largo plazo son las que mejor se adaptan a los cambios regulatorios, como es el caso de la taxonomía verde europea, y a las nuevas demandas, cada vez más cambiantes, de los consumidores. Asimismo, los inversores y accionistas tienen muy en cuenta que las empresas integren prácticas sostenibles.
Así lo demuestra un reciente informe de Deloitte sobre criterios ESG, que destaca que las empresas que incrementan sus acciones en ESG experimentan un aumento de aproximadamente 1,8 en su múltiplo EV/EBITDA. Esta correlación permite concluir que invertir en mejorar los resultados en materia de ESG puede aumentar el valor de una empresa.
Además, las compañías que adoptan prácticas sostenibles suelen tener más facilidades para acceder a capital y a tasas de interés favorables. Los datos lo confirman: en 2022 los activos vinculados a empresas y proyectos con criterios ESG sobrepasaron los 37 billones de dólares, según FactMr, que fija una predicción para este año de 39,3 billones, hasta los 72,4 billones para 2033.
EFICIENCIA HÍDRICA. Cepsa está realizando acciones enfocadas a reducir en un 20% la captación de agua dulce en zonas de estrés hídrico en 2025, respecto a 2019. Esta decisión, que es una de las más ambiciosas del sector energético a escala internacional, supondrá un ahorro de más de 3 millones de metros cúbicos de agua dulce al año.
De la misma manera, los consumidores valoran cada vez más la sostenibilidad. Las empresas que adoptan políticas sostenibles pueden construir una sólida reputación y una base de clientes leales que se identifiquen con sus valores.
En este sentido, el sector energético no se queda atrás. Un ejemplo claro es Cepsa, que sitúa los criterios ESG en el centro de todas sus acciones y su estrategia. Como compañía energética diversificada, tiene un firme compromiso con la transición energética. Así lo recoge su Plan de Sostenibilidad, ‘Impulsando el Impacto Positivo’, publicado en marzo de este año como una de sus principales palancas del cambio de su estrategia 2030 ‘Positive Motion’ y la hoja de ruta para impulsar el impacto positivo por medio de compromisos ambiciosos en ocho pilares vinculados a criterios ESG de Cepsa.
La energética se ha fijado el objetivo de ir más allá de las cero emisiones netas (net zero emissions) para llegar a ser net positive, ayudando a sus clientes y a la sociedad a cumplir sus objetivos de descarbonización. De este modo, ha establecido unos compromisos que la sitúa entre las compañías referentes del sector. Para 2030, su ambición es reducir las emisiones de CO2 (alcance 1 y 2) en un 55 %, y una disminución de entre el 15 y el 20% en el índice de intensidad de carbono en sus ventas de productos energéticos (alcances 1, 2 y 3), en ambos casos respecto a los niveles de 2019.
En el terreno de la economía circular, Cepsa avanza en su compromiso de aumentar la circularidad de sus residuos en un 50% para 2030 (frente a 2019), así como utilizar un 15% de materias primas de origen renovable y circular en sus parques energéticos al final de esta década. Asimismo, en materia de agua, está realizando acciones enfocadas a reducir en un 20% la captación de agua dulce en zonas de estrés hídrico en 2025, respecto a 2019. Esta decisión, que es una de las más ambiciosas del sector energético a escala internacional, supondrá un ahorro de más de 3 millones de metros cúbicos de agua dulce al año.
Los compromisos de Cepsa también inciden en la creación de una cadena de suministro sostenible. Para ello, uno de sus principales objetivos es que el 100% de sus principales proveedores consigan la calificación ESG antes de finales de 2025.
Esta estrategia ha permitido a la compañía situarse en posiciones de liderazgo en los ratings más relevantes a nivel global sobre gestión de aspectos ESG. Así, Moody’s ha reconocido recientemente el “nivel avanzado” (la máxima categoría) en materia de sostenibilidad de Cepsa, mejorando su calificación global en cuatro puntos respecto a la anterior edición. Unas calificaciones que le han permitido situarse un año más en el top tres de su sector a nivel europeo, según la agencia.
Por su parte, EcoVadis, calificación de referencia utilizada por las empresas para evaluar la sostenibilidad de su cadena de suministro, también ha reconocido a la energética con la medalla de oro, situándola entre el 3% de las mejores empresas de su sector a nivel mundial. Unos excelentes resultados a los que también hay que sumar la primera posición de su sector por tercer año consecutivo, según Sustainalytics, y el top 1 de su sector y en la “categoría líder” por el impacto en la sostenibilidad, según Clarity AI.
Porque la gestión sostenible es una prioridad para proteger al medioambiente, a las personas, garantizando la prosperidad económica, al mismo tiempo que se hace partícipes a gobiernos y compañías para generar impactos positivos en la sociedad.