Hacer ejercicio físico es una vía para mejorar y mantener la salud. El consenso es claro. Sin embargo, hace falta mucha fuerza de voluntad para mantener el cuerpo en movimiento. La pandemia nos ha dado una excusa para no ir al gimnasio ni reanudar las caminatas. Aunque siempre está la posibilidad de entrenarse en casa.
Y el Año Nuevo brinda la oportunidad de agregar en la lista de propósitos dedicarle tiempo a nuestro cuerpo. Pero si buscáis una excusa para quedaros sentado quizás haya aparecido una: la presencia de sustancias nocivas, tóxicas o cancerígenas en artículos deportivos.
También el Proyecto LIFE AskREACH aprovechó de hacer su lista de propósitos para 2021 y la puso en práctica con la publicación de un estudio para detectar sustancias nocivas que contienen los artículos deportivos de uso doméstico más populares.
Los resultados del análisis de 82 muestras indican que muchos artículos deportivos y de ocio contienen diversos plastificantes perjudiciales para la reproducción. También sustancias perjudiciales para el medio ambiente y la salud humana.
Los artículos incluyen pelotas de gimnasia, colchonetas de yoga, mancuernas, cuerdas para saltar, servicios de natación, botellas de agua o zapatos de gimnasia comprados en trece países europeos.
Se analizaron las muestras en un laboratorio acreditado independiente para sustancias extremadamente preocupantes, como plastificantes, retardadores de llama, metales pesados o alquilfenoles. Las muestras se compraron con un enfoque en artículos de plástico blando, sin diferenciar marcas o minoristas.
Lo más preocupante
Los hallazgos mostraron que siete artículos para hacer ejercicio contenían los plastificantes DEHP o DIBP, que están restringidos en el mercado desde julio de 2020 en la Unión Europea debido a sus propiedades reprotóxicas y de alteración endocrina. Estas sustancias aparecen en concentraciones superiores al 0,1% y en el caso del DIBP se encontró en concentraciones tan altas como el 41% en una pelota de pilates y el 35% en una pelota de ejercicio.
Otro artículo contenía parafinas cloradas de cadena corta, que son muy persistentes en el medio ambiente. Están regulados por el Convenio de Estocolmo y prohibidos en todo el mundo con concentraciones superiores al 0,15%. Sin embargo, una cuerda para saltar la contenía en una concentración del 2,6%.
Los vendedores de artículos en los que las pruebas revelaron concentraciones de sustancias extremadamente preocupantes superiores al 0,1%, rechazaron que hubiera tales sustancias en estos artículos. Una demostración de la dificultad, incluso para los minoristas, para obtener información sobre los artículos y sus componentes.
Lo que falta por hacer
Todavía se pueden encontrar en los artículos sustancias como plastificantes reprotóxicos, parafinas persistentes o retardadores de llama cancerígenos. La comunicación con las empresas sobre la composición de sus artículos es complicada y los minoristas a menudo no saben qué contienen sus artículos.
Para lograr la sustitución de las las sustancias tóxicas o no saludables en los artículos de uso diario tanto las empresas como las autoridades deben tomar medidas sobre la implementación de la normativa REACH de la Unión Europea, que establece procedimientos para recopilar y evaluar información sobre las propiedades y los peligros de las sustancias.
En primer lugar, debe haber información sobre el contenido de sustancias preocupantes en los artículos a lo largo de la cadena de suministro. Los investigadores instan a los consumidores a hacer uso de su derecho a conocer y utilizar la aplicación Scan4Chem para cada compra y a solicitar información sobre todos los artículos que les interesen, no solo para hacer ejercicios. La respuesta de las empresas solo mejorará si los clientes asumen una actitud proactiva en defensa de su salud. Los consumidores pueden demostrar a los minoristas que no compran artículos que contengan sustancias tóxica o dañinas.
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