La inmunidad frente a la COVID-19 es un tema con pocas certezas. Hace un mes Sonia Zuñiga, investigadora del Centro Nacional de Biotecnología del CSIC, señaló que no se tenía una idea de cómo es la inmunidad frente a virus SARS-CoV-2. «Debe pasar un año para saber a ciencia cierta su devenir», dice ahora María Neira, directora del Departamento de Salud Pública y Ambiente de la OMS.
Se conoce que las personas producen anticuerpos neutralizantes del virus, es decir, anticuerpos que luchan contra el virus y pueden vencerlo ante el riesgo de una segunda infección. Pero ¿cuánto tiempo podría durar la inmunidad frente al virus SARS-CoV-2?
¿Cuánto dura la inmunidad?
«La respuesta exacta es no lo sé», dejó claro María Neira. Agregó que cree que tampoco los expertos lo saben. Sin embargo, no todo es blanco y negro con el SARS-CoV-2 y como no hay certezas, las esperanzas las dan los matices.
Otros virus de la misma familia generan una inmunidad de varios meses hasta de un año. Se podría esperar que en el caso del SARS-CoV-2 sea similar. Aunque no hay nuevas evidencias que refuercen esta hipótesis, al observar el comportamiento de virus parecidos, la gripe estacional, se puede esperar que ese sea el tiempo que dure la inmunidad. «Se podría esperar que fuera entre seis y doce meses», especuló.
Sin vacuna este año
La científica tocó varios puntos importantes y de interés para la salud pública mundial con respecto a lo que ha sido y será la evolución de la pandemia en una entrevista a elEconoomista.
Afirmó que la vacuna contra la COVID-19 no va a llegar tan pronto como se necesita. Podría estar lista en diez o doce meses. La opción más optimista sería para enero de 2021. Existe un conjunto de factores que aceleran los procesos. La voluntad política y el dinero. Además, se están apurando todos los procesos administrativos, mas no los protocolos sanitarios, para dar con una vacuna segura y efectiva lo antes posible.
Uso de las mascarillas
Sobre el uso universal de la mascarilla, que ha generado tanto debate, señaló que proporciona un valor añadido a la protección, pero «siempre se corre el riesgo de que haya una falsa sensación de seguridad. «Las medidas principales para contener el virus son la higiene y el distanciamiento social», recalcó.
Narró que las recomendaciones sobre el uso de las mascarillas desde la OMS se cambiaron en función de la transmisión comunitaria. Cuando la transmisión no era masiva, se recomendó el uso de mascarillas en los centros de salud y en los casos donde había infección. Cuando los casos de la COVID-19 fueron masivos, la recomendación fue extender el uso. Sin embargo, para la OMS el uso de la mascarilla no es obligatorio y deja la implementación de la medida al criterio de cada país.
Medidas excesivas
Neira no es partidaria de soluciones radicales y absolutas, mucho menos ante la incierta evolución de la pandemia. «Debe pasar un año para tener una visión completa de su devenir», dijo.
En su heterodoxia, realizar test masivos a la población le resulta una medida excesiva que aporta pocos beneficios. En el caso de España, no le parece un buen plan hacer 47 millones de pruebas diarias de la COVID-19. «Las medidas que se han tomado para combatir el virus no tienen precedentes, pero que si se retrocediera el tiempo y se hubiese sabido lo que se conoce ahora sobre el virus, la OMS hubiese pedido el confinamiento en febrero», dijo.
La emergencia de salud pública de interés internacional se decretó el 30 de enero. No obstante jamás se pensó que la COVID-19 pudiera causar tan fuertes estragos en Europa. «Esta epidemia puso de rodillas a los países ricos. Las medidas drásticas de contención del virus resultaron críticas para reducir la transmisión.
Pasos para evitar el rebrote
Ante la amenaza de una segunda ola de la enfermedad, la funcionaria de la OMS recomienda que los países «se preparen para lo peor y se dejen sorprender por lo mejor». Enumeró unas claves para evitar el rebrote:
- Contar con un sistema riguroso de vigilancia epidemiológica, que considere los casos, el número de test que se hacen cada día y los grupos de riesgo.
- Instituir un procedimiento de muestreo inteligente, en los que los sistemas de atención primaria de cada país tengan la capacidad de detectar, informar y «poner los rastreadores».
- Concienciar a la población para que sea muy disciplinada y acate la cuarentena o el aislamiento.
- Proveer un número de teléfno en el cual las personas que presenten síntomas puedan reportarse para que sean atendidas y se les monitoree.
Si bien Neira reconoce la utilidad de las aplicaciones de rastreo de casos de COVID-19, rechaza la idea del pasaporte sanitario: «Pasaporte sanitario no significa nada. Lo más importante es que las personas respeten las medidas de higiene, el distanciamiento social y que se reporten a las autoridades sanitarias en caso de tener síntomas».
Con la COVID-19 no hay certezas, lo único seguro es que el virus no ha sido erradicado y los países deben seguir alertas y preparados.
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