El fundador de Zero Emissions Research and Initiatives e impulsor de la denominada economía azul propuso crear un nuevo arte de vida inspirado en la naturaleza, en las otras especies, para encontrar las soluciones contra la pérdida de la biodiversidad y el calentamiento global. “Las tecnologías verificadas en la naturaleza son la verdadera sostenibilidad y la vía para corregir los errores del pasado”, afirmó Pauli.
Como ejemplo de las tecnologías que nos inspira la naturaleza, se refirió a la biomimética, que estudia los modelos de la naturaleza para aplicarlos en la solución de los problemas humanos. Apuntó también que es imprescindible cambiar las técnicas que utilizamos para obtener los alimentos: “Lo estamos haciendo mal, aunque los cuadernos de contabilidad reflejan lo contrario”. Dijo que muchas especies han desaparecido o están en riesgo de extinción en el medio marino no por la sobrepesca, sino porque se pescan las hembras con huevos. “Chocamos con la lógica de creación de vida, pero hay un sistema inspirado en las burbujas de aire de los delfines que permite separar el 90% de las hembras con huevos. Un arte de vida, una manera de que la vida se regenere”.
Pauli es economista y autor del libro La economía azul. Fue asesor del Club de Roma y diseñó un proyecto con el Gobierno de Japón y la Universidad de Naciones Unidas para encontrar sistemas industriales sostenibles a partir de procesos inspirados por la naturaleza. Una nueva economía que crearía 100 millones de puestos de trabajo en un mundo más humano, justo y regenerativo.
La economía azul parte de una premisa sencilla: servirse del conocimiento acumulado durante millones de años por la naturaleza para alcanzar mayores niveles de eficiencia respetando el medio y generando riqueza. Se trata de trasladar la lógica del ecosistema al mundo empresarial.
CORREGIR LOS ERRORES DEL PASADO
Pauli, invitado especial en el III CISM, acaparó la atención del aforo presencial y de los seguidores de las redes sociales y streaming. Insistió en que las tecnologías comprobadas en la naturaleza son la verdadera sostenibilidad. Deben estar orientadas a corregir los errores del pasado y a definir una estrategia para remediar la realidad.
En su exposición se refirió a la concentración de plásticos en los océanos, de 5.000 a 10.000 partículas por litro. Estamos cambiando la vida de los mares y achicando las partículas hasta llevarlas a nivel de nanopartículas. “Necesitamos una estrategia para remediar esta realidad y entender cómo la naturaleza es capaz de encontrar soluciones”, subrayó.
«No estamos en una lógica de creación de vida. Estamos, sin querer, en un modelo de negocio que no es sostenible. Tenemos que hallar el ser vivo que nos inspira soluciones»
Se refirió a la biomimética, una ciencia que estudia los modelos naturales para imitarlos. También utiliza sus diseños y procesos para resolver los problemas humanos. “Son nuestros pulmones, órganos extraordinarios, con 500 millones de esponjas conectadas con billones de capilares capaces de aislar y separar el CO2. Los pulmones permiten la entrada de oxígeno en nuestro cuerpo y expulsan el dióxido de carbono. Este intercambio de oxígeno y dióxido de carbono es un trabajo extraordinario que no somos capaces de imitar».
Pauli contó que emplazó a un grupo de científicos a hacer esa función con los nanoplásticos. Al principio, dijeron que era imposible. Luego comentaron que es fácil de sustraer nanoplásticos del mar sin sacar los otros microorganismos vivos y los minerales.
Destacó el investigador y escritor que los pulmones tienen microfluidos que no necesitan una bomba. Esta lógica, cuando la aplicamos al mar, con unos 600 discos en los que organizamos estos microfluidos somos capaces de sacar en un segundo todas las nanopartículas de 1.000 litros. En un día serían 72.000 toneladas. Se instalarían 1.000 de estos instrumentos en el Mediterráneo y en siete años el mar estaría limpio de los nanoplásticos acumulados.
Pauli insistió en la necesidad de regenerar más vida. Constantemente se habla del problema de biodiversidad y tenemos que pensar en la regeneración. Se refirió entonces a los delfines, y ballenas: “¿Cómo pescan? Con burbujitas en el agua. Estas suben y cuando se producen muchas, los peces quedan envueltos en una cortina de burbujas que los impulsa a la superficie. Son tan inteligentes que el tamaño de las burbujitas que emiten permite que las hembras, con huevos, se escapen por la cortina. Solo los machos y las hembras pequeñas emergen a la superficie y son pescados”.
“Nosotros no estamos sobrepescando, sino pescando a las hembras con huevos. De ahí tenemos esta crisis, y la solución que se busca es la manipulación genética y la piscicultura artificial. Estamos pescando peces para dar de comer a los peces. No estamos en una lógica creación de vida. Estamos, sin querer, en un modelo de negocio que no es sostenible. Tenemos que hallar el ser vivo que nos inspira soluciones”.
Hoy, la pesca inspirada por esa ingeniería de burbujas de aire de los delfines y ballenas permite separar el 90% de las hembras con huevos. Con esta acción, doblas la densidad de peces. “Se está promoviendo la vida, que la vida se regenere”, dijo Pauli.
REGENERAR BOSQUES MARINOS
El investigador y emprendedor comentó también la necesidad de regenerar los bosques del mar, ampliamente destruidos. Señaló que las algas marinas tienen la condición de repoblarse. Muchas veces son desechadas porque molestan y huelen mal, pero son muy valiosas para este proceso regenerativo, generador de vida.
En este sentido, contó que se reunió en Ginebra con una comunidad indígena de Colombia que, en 500 años, desde la conquista española, ha logrado la transición de su arte de vida. Se dedicaron a observar e inspirarse en la naturaleza, escuchándola. Los seres humanos, añadió, vamos a confrontar situaciones graves y debemos oír a la naturaleza, inspirarnos en ella.