Por Cambio16
21/09/2017
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El ministro de Economía, Luis de Guindos, afirma que el Gobierno estaría dispuesto a negociar una mayor oferta de dinero y autonomía financiera a Cataluña si la región desiste de sus «planes de independencia», en una entrevista publicada hoy por Financial Times.
«Una vez se abandonen los planes de independencia, podemos hablar», dice el ministro en declaraciones hechas al periódico en Madrid, en las que sostiene además que el referéndum convocado por el Ejecutivo catalán para el 1 de octubre «sería una pantomima» sin legitimidad.
«Cataluña ya tiene mucha autonomía, pero podríamos hablar de una reforma del sistema de financiación y de otros asuntos«, ha dicho.
En la entrevista, De Guindos indica que el Gobierno del Partido Popular estaría más abierto a la negociación de lo que lo estuvo en 2012, cuando el entonces presidente de la Generalitat (Gobierno regional), Artur Mas, pidió más autonomía fiscal y financiera.
«En 2012 estábamos en medio de una crisis y centrados en evitar el rescate de España… Pero ahora la situación ha cambiado, tenemos más espacio fiscal, tenemos una recuperación, y eso abre nuevas oportunidades para la discusión», argumenta.
El ministro subraya que es probable que el 1 de octubre haya algún tipo de votación en Cataluña, pero nada que pudiera llamarse legítimamente un referéndum.
«No se pueden confundir unas cuantas urnas con lo que usted y yo entenderíamos como un referéndum legal», declara al periódico al explicar que dado que la Justicia ha declarado el voto ilegal no habrá ni censo ni supervisión legal.
Una línea delgada
También compara la consulta aprobada por el Parlamento catalán con las realizadas durante la dictadura de Francisco Franco.
«En la época de Franco hubo dos referendos, pero no significa que hubiera democracia», asevera.
«El Gobierno catalán parece pensar que la ley es algo que se puede discutir, pero en Europa y en España la aplicación de la ley es algo absolutamente crucial», apostilla.
De Guindos también sostiene que la independencia sería «un suicidio económico y financiero» para Cataluña, que, según sus cálculos, podría ver reducido de un 20 a un 30 % su crecimiento económico.
El ministro señala que, como consecuencia de no estar en la Unión Europea, Cataluña afrontaría aranceles en la exportación y la banca tendría que cambiar su sede o perder acceso a liquidez del Banco Central Europeo.