Por Ana Franco
22/10/2017
Quién no se ha excedido este verano con el aperitivo y el helado? Ahora que nos ha visitado el otoño, es el momento de retomar buenos hábitos antes de que llegue la siguiente época de desparrame: la Navidad. Como hemos comprobado en septiembre, la rutina implica regresar a las buenas costumbres. “Dormir ocho horas, ingerir cinco comidas al día (para tener menos hambre entre una y otra y controlar mejor lo que se come) y realizar ejercicio es básico”, indica la dietista y nutricionista Enriqueta Rico, vicepresidenta de la Sociedad Española Científica de Dietética y Nutrición. Ahora que ha llegado octubre, conviene apretar el acelerador, y pasar de lo básico a la cuarta o quinta marcha, con ejercicio y una visita al nutricionista.
Si usted es hombre deberá tener en cuenta un tipo de ejercicio distinto al recomendado para la mujer, pues el sexo masculino dispone de un mayor porcentaje de tejido muscular, lo que requiere más cantidad de energía para su día a día. “Lo importante para la salud no es tanto lo que pesas como el porcentaje de grasa que acumulas. Los hombres deberían realizar más ejercicio en esta época, principalmente cardio (correr, unido a estiramientos como los que se hacen en Pilates unas dos veces por semana). También pesas o musculación”, señala Rico.
Además, es tiempo de hacerse un chequeo nutricional. En clínicas de renombre en esto del bien comer, como Buchinger Wilhelmi, en Marbella, y SHA Wellness Clinic, en Alicante; en un nutricionista particular o en aseguradoras de salud como Sanitas, que ofrece un servicio ad hoc. Lo importante es que un especialista le brinde un plan personalizado una vez que haya determinado su masa muscular, su masa grasa, el agua corporal total del cuerpo y el consumo calórico.
El estilo japonés
Si bien antes del estío las consultas se llenan de quienes pretenden bajar de peso para lucir mejor en playas y piscinas, en esta época todavía llegan los que buscan desintoxicarse de tanto verano y tanto comer. “Quieren limpiar su organismo. Para ello, les servimos en el desayuno una sopa depurativa de miso originaria de Japón. Incluye miso –una pasta aromatizada de soja–, alga wakame, cebolla, zanahoria, setas shiitake y daikon (o rábano nipón) seco. Los desayunos deberían ser salados, para evitar picos de glucosa e hipoglucemias, una disminución de la cantidad normal de glucosa en la sangre, que produce mareos y temblores, entre otros síntomas.
“Al principio, esta dieta suele provocar dolores de cabeza o ligero malestar, pero es llevadero”, señala Lola García, coordinadora del departamento de consultores nutricionales de SHA Wellness Clinic. En general, esta experta recomienda ingerir algas de manera habitual, sobre todo la kombu, que se come todo el año en SHA; la hiziki, que aporta mucho calcio; y la wakame o la nori, que se cocinan con legumbres y que aportan minerales y facilitan las digestiones. “A quienes han abusado de los fritos les aconsejamos tomar nabos, rábanos y rabanitos rojos, porque son depurativos y eliminan grasas. Si se ha comido mucha ensalada y alimentos crudos, es mejor cambiarlos por zanahorias, calabazas, boniato y verduras dulces cocinadas”.
Cuidado con pasarse al otro extremo. Conviene evitar los regímenes estrictos, comer poco, saltarse comidas o eliminar alimentos de la dieta. Son consejos de Eva María Bautista, nutricionista de Sanitas: “Si nos hemos excedido, lo más recomendable es: comenzar a hacer ejercicio; iniciar una alimentación basada en alimentos reales, evitando ultraprocesados; hidratarse de forma adecuada –el agua es la bebida por excelencia, y lo ideal son de seis a ocho vasos al día–; ordenar de nuevo los horarios alimentarios y de descanso; introducir verduras y frutas frescas diariamente, así como legumbres, cereales integrales, carnes, pescados y huevos; priorizar las técnicas culinarias más sencillas (plancha, hervido, horno, vapor, wok); evitar los fritos y mantener estos hábitos a largo plazo”.
El Dr. Perricone
Para Enriqueta Rico, hay que reducir las raciones, lo que se consigue comiendo en platos de postre, por ejemplo; preparar platos únicos en vez de un primero, un segundo y un postre, añadir frutas y verduras, reducir la cantidad de grasas pero no del todo los hidratos de carbono complejos, como pan (que es nuestra gasolina para trabajar), pasta y arroces. A lo que hay que renunciar es a los azúcares simples (adiós, refrescos y ketchup) y al alcohol destilado. Éste lleva alcohol puro y duro, que tiene energía pero no aporta nutrientes. En cambio, si se está acostumbrado a beber cerveza (que contiene vitamina D) y vino (rico en antioxidantes), no merece la pena dejarlos”.
El doctor estadounidense Nicholas V. Perricone, que da nombre a la firma Dr. Perricone MD, que vende productos antienvejecimiento para el cuidado de la piel, habla de ciertos “súperalimentos antiinflamatorios, pro-tensores, antioxidantes y antiretención que le ayudarán a recuperar la salud de la piel y que le aportarán la energía perdida”. Son los siguientes: salmón salvaje, aceite de oliva virgen extra, frutas y verduras (especialmente las verdes), fresas y frutos rojos, lácteos naturales orgánicos, sin edulcorantes y bajos en sal, avena en copos, plantas aromáticas y especias, té verde, agua mineral, cúrcuma y cacao puro.
Tampoco está demás acudir a algún centro en el que encontrar la paz y los buenos alimentos, como el nuevo Soma Life Center, en Madrid, que ofrece en un mismo espacio clases de yoga y terapias holísticas.