Por Juan Emilio Ballesteros
06/01/2018
Los proyectos de I+D+i de FCC Medio Ambiente en fase de desarrollo o de lanzamiento, que en 2016 alcanzaron una inversión cercana a los 3,5 millones de euros, persiguen una mayor ecoeficiencia en los procesos relacionados con la gestión de servicios urbanos, la innovación tecnológica en movilidad eléctrica para vehículos industriales, la optimización de procesos de tratamiento biológico de residuos urbanos y la protección de la biodiversidad.
El reto estratégico es minimizar el impacto medioambiental e implementar la descarbonización para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, impulsando el crecimiento verde y la economía circular en un ámbito urbano inteligente, conectado y automatizado. La compañía lleva más de un siglo buscando soluciones integrales mediante el desarrollo y la implantación de nuevas tecnologías cuya patente es hoy un referente global de sostenibilidad y ahorro energético.
La innovación tecnológica en automoción se centra en la definición, diseño y desarrollo de prototipos eléctricos para la prestación de servicios urbanos. El vehículo industrial eléctrico tiene un menor impacto ambiental, no contamina, su emisión es cero en relación a la energía consumida y la contaminación acústica se reduce al mínimo posible, con especial incidencia en arranques, frenadas y carrocería.
Un ahorro en torno al 70%-80%
En relación a los vehículos convencionales con motor térmico, la tecnología de FCC aporta un rendimiento energético superior sin perder prestaciones de potencia o capacidad de carga. El ahorro se sitúa en torno al 70%-80% en relación a los motores de combustión interna, lo que se traduce en menos coste de explotación y un aumento de su vida útil.
El vehículo que no quema energía produce una contaminación cero. La tecnología de FCC, aplicada a todo tipo de máquinas en los servicios urbanos, nos sitúa en una transición hacia una batería que tenga autonomía suficiente como para alcanzar este objetivo de desarrollo sostenible. Alfonso García García, director de Servicios Técnicos de FCC Medio Ambiente, está convencido de que se desarrollará una batería capaz de ofrecer una autonomía equivalente a la de un combustible líquido o gaseoso.
La pregunta es cuánta energía necesita una batería para equipararse a un motor térmico. “Precisa la misma potencia, pero no la misma energía porque el rendimiento es diferente. Lo explicaré con un ejemplo: si un camión de recogida de basura consume en una noche 1.000 Kwh en energía térmica, con energía eléctrica que toma de una batería necesitaría menos de la mitad. De forma que tenemos 600 Kwh que no vamos a quemar y que dan emisión cero. Necesitamos pues generar 400 Kwh. Si hacemos una batería de 400 Kwh el camión se queda con muy poca carga útil puesto que el peso máximo del vehículo está establecido por ley. Podemos diseñar un camión que cargue poco, pero que no contamine nada.
Optimizar la energía
No obstante, también podemos afrontar un proceso de transición en el que el camión sea capaz de hacer las dos cosas: recoger la basura solo con una batería y contaminación cero. Cuando acaba su primer recorrido con la energía suministrada por la batería, el camión sale de la ciudad, de camino a la descarga. Sigue siendo accionado por el motor eléctrico, pero se activa un motor térmico auxiliar que recarga la batería en el camino de ida y vuelta al punto de vertido.”.
De esta manera, la batería que hemos consumido en la primera parte del recorrido estará llena de energía y recargada para la segunda etapa de la jornada de trabajo. Es decir, “tendremos una batería suficiente, más pequeña y con resultado de contaminación cero dentro de la ciudad. Y fuera de la ciudad, como el camión es eléctrico, no tiene embrague ni cambio de marchas, lo que hace es optimizar su energía y cuando acelera o sube una cuesta, la batería empuja al camión y cuando la tracción del camión no demanda energía, el generador continúa cargando la batería”.
El vehículo aporta un rendimiento energético muy superior puesto que ahorra energía, lo que significa menos coste de explotación. No se trata solo de limpiar la calle y de recoger los residuos, sino de hacerlo en las mejores condiciones para evitar las emisiones, tanto de gases de escape como de ruido que genera contaminación acústica. Son máquinas de mayor duración o máxima vida útil que abaratan los costes del servicio aumentando la eficiencia