La cumbre del clima organizada por el presidente estadounidense Joe Biden finalizó con la comparecencia, entre otros, del presidente del Gobierno Pedro Sánchez. La organización no gubernamental Greenpeace considera que el gobernante pudo haber presentado propuestas más ambiciosas que las contempladas en la ley de cambio climático. En claro, que Sánchez desperdició la ocasión.
Greenpeace recaló el desfase existente entre los insuficientes compromisos contenidos en la ley de cambio climático que se tramita en el Senado de España y los presentados por las grandes potencias en la cumbre climática. La organización ecologista apunta que mientras España reducirá un 23% sus emisiones en el periodo 1990-2030, la Unión Europea tiene el objetivo de reducirlas un 55% en ese plazo; Estados Unidos, una reducción del 50-52% (2005-2030); el Reino Unido, un 78% (para 2035); Canadá, un 40-45% (2005-2030), y Japón, un 46-50% (2013-2030).
“No basta con aprobar una ley de cambio climático si los objetivos que contiene no son tan ambiciosos como lo exige la ciencia. Pedro Sánchez debió comprometerse en objetivos que sean mínimamente comparables a los del resto de países. También debió atreverse a plantar cara a los intereses de las grandes corporaciones vinculadas a los combustibles fósiles, que en España representan las eléctricas, gasistas y petroleras”, afirmó José Luis García, responsable de la campaña de Cambio Climático de Greenpeace.
La Cumbre no llenó las expectativas que había creado
Greenpeace advierte que los resultados de la Cumbre de Líderes sobre el Clima no estuvieron a la altura del compromiso que se necesita ante la emergencia climática, a pesar de las grandes expectativas que creó el giro de Biden a la política climática estadounidense.
Greenpeace recalca que la Cumbre de Líderes sobre el Clima dejó al mundo atrapado en un escenario de mareas crecientes, deshielo de los glaciares y deforestación salvaje. Incluso con los compromisos climáticos que presentaron Estados Unidos, el Reino Unido, China, Canadá y Japón no se asegura evitar un calentamiento global superior a 1,5 °C.
Jennifer Morgan, directora ejecutiva de Greenpeace Internacional:
“Los gobiernos siguen discutiendo sobre la crisis climática, pero no están dispuestos a aplicar las soluciones reales para evitar el colapso climático. No se alinean con el 1,5º. Los líderes continúan fallándoles a los ciudadanos, a ellos mismos y al planeta. No respetan el Acuerdo de París.
«Llevamos demasiado tiempo esperando que los gobiernos actúen y no podemos dejarlo para la COP26. Tiene que haber una transición verde, justa y urgente de los combustibles fósiles, al tiempo que se protege y se restaura la naturaleza, nuestra mayor defensa contra la crisis climática.
“La Net-Zero Banking Alliance es una iniciativa muy débil. No obliga a que los objetivos tengan que estar alineados con el 1,5 °C o a incluir todas las operaciones que los bancos financian. Los reguladores tienen que intervenir para transformar el sector bancario de líder en greenwashing a líder en clima”.
Janet Redman, directora de la campaña Climática en Greenpeace USA:
“Aunque estamos satisfechos de ver que el presidente Biden vuelve a incluir a Estados Unidos en la lucha contra el cambio climático, simplemente no podemos reclamar liderazgo climático o lograr la justicia climática con las promesas actuales de la Casa Blanca.
«La ciencia y la justicia exigen que detengamos la expansión de los combustibles fósiles ahora, que hagamos un plan para reducir su extracción e invirtamos en los trabajadores y las comunidades a medida que avanzamos hacia una economía 100% renovable. Para reconstruir mejor, Joe Biden debe reconstruir sin fósiles”.
Li Shuo, Greenpeace East Asia:
“Es positivo observar los esfuerzos y colaboraciones globales con el este de Asia dentro del importante proceso de abordar el cambio climático. Pero dado que la situación interna en China, Japón y Corea del Sur permite reducciones de emisiones más rápidas, hace falta que presenten objetivos ambiciosos antes de la COP26. Los tres emisores clave de la región también deben apoyar a los países en desarrollo para expandir la energía renovable y eliminar el carbón».
Keith Stewart, de la campaña de Energía de Greenpeace Canadá:
“Canadá es un país rico, pero su objetivo es menor que la parte que le correspondería dentro del esfuerzo global y también de lo que propone Estados Unidos. El objetivo propuesto por Trudeau es menos ambicioso de lo que requiere la ciencia climática, sin compromiso de eliminar gradualmente los combustibles fósiles en el país o en el extranjero.
«Debería proponer al menos una reducción del 60% en las emisiones para 2030 con respecto a los niveles de 2005, junto con la eliminación inmediata de las subvenciones a los combustibles fósiles y un plan para una transición justa para los trabajadores a medida que eliminamos los combustibles fósiles “.
Fabiana Alves, Clima y Justicia de Greenpeace Brasil:
“El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, debe escuchar a los líderes indígenas, los exministros de Medioambiente brasileños y a los casi 200 grupos involucrados en la lucha climática y no firmar ningún acuerdo ambiental con Bolsonaro. La promesa de Bolsonaro de no poner fin a la deforestación ilegal hasta 2030 no solo se quedan cortos para lograr un clima seguro, sino que, además, no se puede confiar en él porque continúa desmantelando agresivamente las protecciones ambientales y evitando la aplicación de la legislación ambiental en Brasil.
«Se sumó al compromiso con la neutralidad climática para 2050, pero sus políticas son la razón por la cual la deforestación y las quemas de la Amazonía continúan alcanzando cifras récord. Bolsonaro también destaca el mercado del carbono como una solución, dando a las empresas de combustibles fósiles una forma de ‘compensar’ su contaminación con bosques, en lugar de reducirla”.
Kate Blagojevic, programa de Clima de Greenpeace Reino Unido:
“El impulso generado en esta cumbre es importante, pero aún se necesita mucha más ambición global si queremos alcanzar los objetivos climáticos necesarios. Los objetivos por sí solos no conducirán a recortes de emisiones. Se requiere una política real y dinero. Y ahí es donde el mundo entero todavía falla.
«Boris Johnson puede marcharse de la cumbre bastante satisfecho, con el Reino Unido todavía en la cima de la tabla de la liga internacional cuando se trata de goles retóricos. Pero su Gobierno sigue valorando la idea de expandir los aeropuertos, realizar más perforaciones de petróleo y gas y abrir nuevas minas de carbón.
«Todavía no tiene un plan creíble para descarbonizar nuestras casas y ha destinado decenas de miles de millones de libras para la construcción de más carreteras. Necesitaremos ver un gran cambio de dirección en las políticas nacionales si queremos tener alguna posibilidad de cumplir estos compromisos y de convencer al resto del mundo de que haga lo mismo”.
Melita Steele, directora de Programas de Greenpeace África:
“Los líderes africanos deben hacer algo más que estar en la mesa de las cumbres sobre biodiversidad y clima. Necesitamos que se tomen en serio la lucha contra las emisiones en casa y sean inequívocos sobre la protección de la biodiversidad natural de su país para hacer frente a una crisis climática que hace que el continente sufra cada año impactos climáticos extremos cada vez peores.
«Proteger la biodiversidad en origen significa tomar decisiones difíciles, como prohibir las nuevas infraestructuras de combustibles fósiles y asegurarse de que las comunidades locales y los pueblos indígenas estén empoderados para proteger sus tierras ancestrales.
«Y un mensaje para los líderes no africanos en la cumbre: aunque nuestros presidentes puedan estar presionando para obtener apoyo financiero, debido a que los países africanos están sufriendo particularmente los impactos del cambio climático perpetrado por Occidente, no puede haber una recuperación verde resiliente sin alivio de la deuda”.
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