Por Mirentxu Arroqui
- Análisis: Los griegos somos nosotros
“Es la hora de la verdad”, ha declarado el presidente de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker en una histórica rueda de prensa dirigida tanto a la opinión pública griega en particular como a la europea en general. “En una guerra, la primera víctima es la verdad» reza una muy conocida máxima periodística. Ahora nos damos cuenta de que ante la amenaza de quiebra y corralito perpetuo, La Verdad en mayúsculas y como valor absoluto también es un concepto de difícil definición. Estos son los cruces de acusaciones entre Bruselas y Grecia. No siempre es fácil descubrir quién dice la verdad.
El referéndum
Según han explicado por activa y por pasiva fuentes diplomáticas europeas, el anuncio por parte del Gobierno de Alexis Tsipras de la celebración de un referéndum se produjo de manera sorpresiva y en un movimiento táctico de último momento. Según estas fuentes, el equipo de la antes denominada troika (Comisión Europea, Fondo Monetario Internacional y Banco Central Europeo) se encontraba negociando el viernes por la noche con los emisarios griegos cuando los propios funcionarios helenos se enteraron vía Twitter de la convocatoria de esta consulta popular. Tras cerciorarse de que era cierto, partieron rumbo a Atenas en un momento en el que las negociaciones iban por el buen camino y el acuerdo parecía muy cerca. Tsipras se había reunido ese mismo día en Bruselas con sus homólogos europeos y esperó a llegar a Atenas para soltar esta noticia bomba.
Este lunes, Tsipras afirmó que respetará la voluntad del pueblo en el referéndum y aseguró que no se plantea seguir como primer ministro a toda costa. «No seré primer ministro por todos los tiempos», dijo Tsipras en una entrevista con la televisión pública ERT, dejando entrever que podría dimitir si el pueblo no respalda la línea de su Gobierno en el referéndum.
El Gobierno ha solicitado el ‘no’ en la consulta del próximo domingo en la que los ciudadanos deberán responder si respaldan o no las medidas propuestas por los acreedores a cambio del rescate.
Tsipras afirmó que luchó por lograr un «acuerdo justo» con las instituciones y se mostró convencido de que las negociaciones continuarán, aunque la consulta arroje un «no» como resultado. «Vamos a sobrevivir y vamos a elegir nuestro futuro», señaló Tsipras, quien añadió que «pasado mañana el sol saldrá por el este» y la gente seguirá «teniendo oxígeno», pues «los griegos sobrevivirán sin programa (de rescate)».
¿Quién pone a quién contra las cuerdas?
Grecia ha pedido a los socios europeos una prórroga de un mes (en esos momentos se estaba negociando una prolongación de cinco) para que los griegos puedan ejercer su derecho a voto sin verse amenazados por la posibilidad de quiebra y salida del euro. El Eurogrupo se ha negado. Argumenta que la fecha tope del día 30, este martes, cuando expira el actual programa de rescate y se deben realizar los pagos al FMI, era conocida de sobra por el gobierno griego actual tras cinco meses de arduas negociaciones. Según Bruselas, el referéndum podría haberse celebrado mucho antes sin la espada de Damocles que ahora se cierne sobre la economía griega en forma de tic- tac y también sobre la zona euro. El propio Juncker también ha acusado a Grecia de “retrasos deliberados” en las negociaciones durante estos meses.
¿Pero qué van a votar los griegos?
Por el significado que ha adquirido este referéndum, ahora mismo los ciudadanos griegos deben decantarse por decir “sí” o “no” a Europa. Los funcionarios europeos mostraban su estupefacción el pasado sábado. Esgrimían que las negociaciones habían sido rotas de manera unilateral por Grecia y que por eso mismo las exigencias de los acreedores internacionales que supuestamente tiene que aprobar el gobierno heleno no son definitivas. No hay documento que votar, según Bruselas, porque ese documento está inconcluso y la pregunta en la papeleta la pone Grecia, no la zona euro.
¿Por qué las contrapartidas que exige Bruselas son inasumibles ahora para Grecia si hace días todo parecía por el buen camino?
La propuesta enviada por Atenas estaba firmada por el propio Tsipras y las negociaciones con la troika han adquirido un perfil político desde la llegada de Syriza al poder. Todo parecía destinado a una fumata blanca, a pesar de las exigencias del FMI. Por eso, en un movimiento de transparencia inusual por parte de las instituciones europeas, la Comisión Europea ha publicado el último documento que se estaba negociando el sábado y que según la versión de los funcionarios comunitarios se muestra flexible con muchas de las peticiones griegas.
Pensiones e IVA
Grecia dice que es inasumible recortar a los a pensionistas que cobran 300 euros. Según Juncker, la zona euro no está empujando a Grecia a una austeridad sin límites. Funcionarios europeos explican que la troika no pide a Atenas recortes de las pensiones sino terminar con las prejubilaciones, retraso hasta los 67 años como en otros países europeos y terminar de manera gradual con las denominadas EKAS (complementos salariales para las pensiones más bajas).
Según Bruselas, las pensiones tan poco cuantiosas que cobran algunos ciudadanos griegos se deben a los pocos años cotizados (una media de 15) debido a la introducción de un régimen especial de prejubilaciones que afecta no sólo a trabajadores con profesiones de especial dureza física sino a amplios colectivos como peluqueros y trabajos administrativos. Según fuentes diplomáticas europeas, Bruselas quiere terminar con las EKAS paulatinamente como factor de “distorsión” para evitar que el sistema de pensiones griego sea insostenible, pero no se opone a otro tipo de ayudas para los pensionistas que peor lo están pasando.
Sobre el IVA, el mayor punto de fricción es el daño que se puede ocasionar al turismo en una economía poco industrializada y que depende en su gran mayoría de este sector. Según la CE, antes de que las negociaciones se rompieran había acuerdo para que los hoteles puedan tributar al 13% y no al máximo del 23%. Además, el alza del IVA general puede ser revisada si se consigue luchar contra el fraude fiscal y aumentar la recolección de impuestos.
¿La deuda griega es impagable?
Bruselas no lo reconoce abiertamente, pero sí que abre la puerta a una relajación en las condiciones de pago. No con una quita de su valor nominal pero sí con una ampliación de los periodos de devolución y de carencia. El FMI es la institución que más está presionando en este sentido.
A pesar de esta relativa buena voluntad, la zona euro condiciona esta eventual reestructuración de la deuda a un compromiso serio por parte de Syriza sobre las contrapartidas y a la firma de una prórroga del rescate o de un nuevo paquete.
Pero el gobierno de Tsipras quiere zanjar ya el debate y no acepta lo que para Atenas puede ser un mero parche si este punto vuelve a posponerse sine die. Todo indica que este pulso del ejecutivo heleno obedece no sólo a un punto más o menos de IVA o un retraso de dos años en las jubilaciones sino a una nueva relación entre Grecia y sus acreedores. Y como en buena tragedia griega, volvemos al eterno retorno. En este punto, ¿quién chantajea a quién?