Por Ores Lario
01/07/2016
El sol equivale a verano, aire libre y vacaciones, pero también puede ser sinónimo de manchas, arrugas, melanomas… Haga de los protectores solares sus nuevos mejores amigos.
En la playa, en la montaña, en el pueblo y en la ciudad. Siempre que se esté en el exterior, en ninguno de estos sitios estamos a salvo de los rayos del sol. Estos pueden afectar de forma dañina a la piel y a la larga provocar envejecimiento prematuro, así como causar, además, melanomas y cáncer. Una correcta protección contribuye a mantener una piel sana y, a su vez, evita los riesgos asociados a una exposición razonable.
Para lucir un bronceado firme y duradero, la doctora Adriana Ribé, dermopatóloga y directora de Ribe Clinic, centro especializado en láser dermatológico, recomienda protegerse a todas horas. “El protector solar ayuda a filtrar las radiaciones utravioleta A y B, que son perjudiciales para la piel”. La doctora aconseja aplicar una cantidad adecuada media hora antes de salir de casa y después, ir repitiendo la aplicación cada dos horas.
Por su parte, desde la agencia española de medicamentos y productos sanitarios sugieren utilizar un producto adecuado para cada tipo de piel o zona del cuerpo (crema, espray, leche, gel), teniendo en cuenta el fototipo, la edad y las circunstancias de la exposición solar. Asimismo, destacan la importancia de no aplicarse protectores solares que estén abiertos desde el año anterior.
Además, la doctora Ribé asegura que cuando se está en la playa o en la piscina, hay que tener en cuenta que el protector que se utilice sea resistente al agua. Después de cada baño se debe aplicar crema solar sobre la totalidad del cuerpo.
Igualmente importante es ser precavido a las horas de exposición al sol y extremar las medidas protectoras en las actividades al aire libre. La especialista recomienda tomarlo antes de las 11 horas y después de las 16 horas, así como hacerlo de forma gradual. “Las horas en las que el sol es más peligroso son de 12 a 15 horas”, indica.