Por Marina Villén y Francesca Cicardi (Efe)
01/09/2016
El asesinato en Siria del portavoz del grupo terrorista Estado Islámico (EI), Abu Mohamed al Adnani, que tanto Rusia como EEUU se han atribuido, supone un golpe simbólico a la organización radical y podría tener efectos sobre su estructura.
Al Adnani, cuya muerte ha sido anunciada este miércoles por el EI y la agencia de noticias afiliada, Amaq, era el portavoz oficial del grupo y emitía mensajes de audio a través de internet, en los que daba órdenes y directrices a sus seguidores, pero además era uno de los hombres cercanos al líder supremo, Abu Bakr al Bagdadi.
«El asesinato de Al Adnani tiene un impacto práctico y simbólico sobre el EI porque era su portavoz y el ‘segundo’ de la organización», ha asegurado Hayzam Muzahem, presidente del Centro de Beirut para Estudios de Oriente Medio.
«El efecto práctico está relacionado con el papel que desempeñaba Al Adnani dentro de la organización: era uno de los miembros de la directiva, así como del consejo de operaciones, y uno de los ayudantes de Al Bagdadi. También se encargaba de las operaciones terroristas en el extranjero, sobre todo en Occidente», ha añadido.
La muerte de Al Adnani sigue a la de otros líderes del EI en los últimos meses, ha destacado Muzahem, y estas pérdidas podrían afectar a la estructura jerárquica del EI, en un momento en el que está perdiendo terreno tanto en Siria y como en Irak.
El cabecilla, de origen sirio y de 39 años, fue abatido en la provincia de Alepo, cuando «supervisaba» las operaciones de sus combatientes, según el propio EI y la agencia Amaq, han asegurado que ha muerto como resultado de un bombardeo de un avión ruso Su-34 al sur de la ciudad de Alepo.
Por su parte, el Pentágono ha informado de que la coalición internacional liderada por EEUU llevó a cabo un ataque selectivo cerca de la ciudad de Al Bab, dirigido contra Al Adnani, pero no ha podido confirmar que el líder yihadista falleciera en él.
El portavoz extremista estaba en la lista de terroristas globales del Departamento de Estado estadounidense desde agosto de 2014 y era un viejo conocido de Washington, ya que fue de los primeros yihadistas que lucharon contra las fuerzas estadounidenses que invadieron Irak en marzo de 2003.
Muataz Salama, analista egipcio del Centro estatal de Estudios Al Ahram, ha señalado que su asesinato refleja el «progreso de los servicios de inteligencia de los países integrantes de la coalición internacional para poder alcanzar a alguien de esa categoría», lo cual puede cambiar el curso del conflicto.
También ha indicado que el EI está «infiltrado», por lo que puede haber más ataques en el futuro contra otros cabecillas destacados de la organización, sobre todo jefes militares.
Salama también ha considerado que la muerte del líder puede tener un efecto moral sobre la organización porque «estos grupos giran en torno a personalidades».
Aún así, el experto ha restado importancia a su peso organizativo y ha asegurado que «tenía un papel más informativo que militar: era la cara de la organización». Además, descartó que su fallecimiento vaya a tener «un gran efecto en el campo de batalla».
Según el portavoz del Pentágono, Peter Cook, «la retirada de Al Adnani del campo de batalla supondría otro golpe significativo al EI» por parte de la coalición internacional.
Ese líder «ha servido como arquitecto principal de las operaciones externas del EI» y ha «coordinado el movimiento de combatientes del Estado Islámico, alentado directamente ataques planeados en solitario contra civiles y militares y reclutado nuevos miembros» del grupo, ha añadido Cook.
Según el presidente del Centro de Beirut para Estudios de Oriente Medio, el grupo está adoptando una estrategia defensiva y va a intensificar sus ataques suicidas en Irak y Siria, y sus operaciones terroristas en Occidente «para vengarse y restaurar la moral de sus combatientes y reclutar a nuevos miembros».
En su opinión, lo más peligroso es la «descentralización de la organización y su mando», y que haya una filial con sus dirigentes en cada país, tal y como ocurrió con Al Qaeda.