A unos 50 km de Pamplona está Muga. Enlazando los territorios de Undués de Lerda y Urriés, en Aragón y, Sangüesa y Javier, en Navarra. Debajo de su quieta y ahora, soleada llanura, hay un potencial yacimiento de potasa (fertilizante), que la empresa Geolalcali ha detectado y explorado. Y ahora recibe la concesión de la Mina Muga para explotarla, a pesar de los reclamos y protestas de activistas medioambientales.
Los permisos de concesión por parte del Gobierno central y los dos gobiernos autonómicos, dan impulso al proyecto que empezó a gestionarse en 2014. Y que es el primero de estas características en España, por cuanto ”no dejará residuos en superficie”, dice la empresa. Además, “Muga cubrirá el déficit de producción de potasa que existe en el país, imprescindible para la fertilización de los cultivos”.
Geoalcali (filial de la empresa australiana Higfield Resources) señala que las instalaciones en superficie ocuparán alrededor de 200 hectáreas. En Muga predomina el mineral de potasa denominado silvinita. Los depósitos son poco profundos, sobre todo en la sección sureste del proyecto lo que permite aplicar una minería convencional con dos rampas de acceso.
En ese sentido, las bocaminas de las dos rampas estarán situadas en territorio aragonés, en el término municipal de Undués de Lerda. Mientras que la Planta de Tratamiento se levantará en suelo navarro, cerca de la localidad de Sangüesa.
El director general y CEO de Geoalcali y Highfield, Ignacio Salazar, celebra la decisión del Ministerio para la Transición Ecológica. “Pocos proyectos en España tienen la capacidad de generar inversión, empleo, I+D y capacidad industrial como Muga. En unos momentos en donde es especialmente apremiante la reactivación económica. Las aportaciones de Muga serán en completa sintonía con el respeto al medio ambiente, además se aborda la problemática de la despoblación rural”.
Mina Muga, el proyecto
A partir de ahora, la empresa inicia una nueva fase dirigida a la construcción de Mina Muga, previa obtención de las licencias municipales. Se espera que inicie operaciones en 2024. Para ello se emplearán a 1.000 personas en la construcción y luego de 500 a 800 en las actividades de extracción.
Geoalcali aplicará la tecnología del ‘backfilling seco’, reutilizando los residuos para rellenar de nuevo las cámaras una vez explotadas y valorizando su subproducto en sal vacuum y sal de deshielo.
Asimismo, asegura la compañía, Mina Muga no generará vertidos de agua industrial. En 2019 recibió la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) favorable. En la actualidad, con la concesión minera, se posibilita el desarrollo del proyecto tras ser analizado el plan de mina y su viabilidad. Así como la inclusión de las recomendaciones del proceso de la DIA.
La inversión en el proyecto, que hasta el momento ha sido de 75 millones de euros, se prevé supere los 500 millones de euros. Actualmente en Geoalcali trabajan 40 personas.
Al espaldarazo que ha recibido el proyecto minero, han surgido opiniones de rechazo. Isabel Lasobras, secretaria general de Chunta Aragonesista, lamentó la decisión del ministerio y reclamó nuevamente su paralización.
Precisa que se trata de un proyecto “insostenible”, que no cuenta todavía con las licencias municipales pertinentes. Anticipa una iniciativa en el Senado a través de Carles Mulet, senador de Compromís, para reclamar al Gobierno de España que dé explicaciones sobre esta decisión.
Ecologistas alertan de los riesgos al medioambiente
Ecologistas en Acción de Navarra también lamentó que el Gobierno haya otorgado a Geoalcali la concesión minera para poner en marcha Mina Muga. La organización denuncia que el proyecto sigue presentando deficiencias importantes. Y recuerda las consecuencias medioambientales y de seguridad que puede acarrear la mina.
Asimismo, refiere que con la obtención de la concesión minera se cierra un largo periodo de más de cinco años, en el que “a la empresa se le ha permitido sorprendentemente corregir y modificar el proyecto original en varias ocasiones. Algo realmente reseñable porque el proyecto debió ser rechazado ya en sus inicios por sus gravísimas deficiencias técnicas. Deficiencias que aún quedan sin resolver. Por ejemplo las relativas a los problemas de hundimientos de las galerías o de la sismicidad inducida”.
Sostiene la agrupación que Geoalcali ha ido superando todos los escollos, tratando desde el principio de vender su imagen de la mejor manera. En este sentido “la Fundación Geoalcali ha ‘colaborado’ con ayuntamientos de la zona. Centros escolares, medios de comunicación o importantes asociaciones ornitológicas tratando de blanquear medio ambientalmente su imagen. En 2019 obtuvo una declaración de impacto ambiental favorable y ahora finalmente la concesión minera”.
El Gobierno central y los regionales, agrega Ecologistas en Acción, están llenando la Comarca de proyectos insostenibles, contaminantes y con claras consecuencias sobre la seguridad. Desde el recrecimiento de Yesa, la papelera de Smurfit Kappa, la planta de Viscofan, entre otros.
Y Mina Muga traerá otros problemas. Alto consumo de agua, gran cantidad de residuos, posible afección a la falla de Loiti y al cercano embalse de Yesa. Terrible aumento del transporte por carretera de los materiales.
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