El tema de los migrantes sigue teniendo rol protagónico en la agenda de los gobiernos, principalmente de Europa y Latinoamérica. Este miércoles, el gobierno español justificó la expulsión la semana pasada de un centenar de migrantes que acababa de saltar la valla fronteriza de Ceuta como un mensaje a las organizaciones criminales que operan en la zona y emplean medios violentos.
El Gobierno expulsó el 23 de agosto a Marruecos a 116 personas que habían logrado cruzar la valla de Ceuta el día anterior durante un salto en grupo en el que participaron unas 300 personas y en el que resultaron heridos siete guardias civiles a causa de materiales corrosivos empleados por los migrantes, según Interior.
Ante una comisión parlamentaria, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, afirmó que «en esta ocasión España y Marruecos hemos querido enviar un mensaje claro a las organizaciones criminales que trafican con personas».
«No vamos a permitir la migración violenta que atente contra nuestro país y contra las fuerzas seguridad de nuestro Estado«, agregó el alto representante del Gobierno español.
Marlaska reiteró que la expulsión había seguido los requisitos legales, que ninguno de los migrantes expulsados optó por reclamar protección internacional y que Marruecos aceptó acoger a los migrantes en virtud de un acuerdo bilateral.
El salto en grupo de la semana pasada fue precedido por otro en el que lograron cruzar más de 600 personas el 26 de julio y en el que resultaron heridos 22 guardias civiles.
Este martes, la Guardia Civil detuvo a 10 de los 600 inmigrantes que consiguieron cruzar la valla fronteriza en Ceuta a finales del mes de julio. A través de un comunicado señaló que los aprehendidos son un togolés, dos cameruneses y siete guineanos. Están acusados de pertenecer a una “organización criminal”.
Cambio en política migratoria
España se ha convertido este año en la principal puerta de entrada de migrantes de toda la Unión Europea con 33.337 entradas desde comienzo de año, 4.407 de ellas a través de las fronteras terrestres con Marruecos, según datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), reseñó Reuters.
El presidente socialista Pedro Sánchez, comenzó su gobierno en junio anunciando un cambio en las políticas migratorias frente al anterior ejecutivo, presidido por el conservador Mariano Rajoy.
La acogida del buque de salvamento Aquarius en junio con 629 migrantes a bordo se convirtió en una de los gestos más significativos del Gobierno en un debate en torno a la migración que está creando divisiones en toda Europa.
«Hemos puesto en marcha una política migratoria basada en el respeto a los derechos humanos y la firmeza en el cumplimiento de los compromisos como estado soberano y miembro de la UE, pero humanidad no es igual a permisividad», declaró Marlaska, quien anunció también el envío de un mayor número de efectivos policiales a la frontera.
«Es importante distinguir la diferencia de la política migratoria entre supervivencia y derechos humanos con la entrada por medio violentos, no es lo mismo», declaró el ministro del Interior del Gobierno español.
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