Por Andrés Tovar
18/05/2018
Tardó casi cinco meses elegir un nuevo gobierno en Cataluña. Pero su primera semana ha dejado claro que la crisis sigue inamovible. Y parece ir a peor. Pues el ultranacionalista Quim Torra parece, o por lo menos ha dado todas las pruebas, que fue elegido para prolongarla, al menos retóricamente.
Así, el primer «acto oficial» del nuevo gobierno en Cataluña fue volar a Berlin para recibir línea de Carles Puigdemont, a quien su lucha contra la extradición en Alemania no le ha impedido mover los hilos del secesionismo. Torra ha subrayado repetidamente el «carácter excepcional y provisional» de su mandato. Y que Puigdemont sigue siendo el «presidente legítimo» de Cataluña. Dijo que su prioridad sería «construir la república» y «elaborar un borrador de constitución» para Cataluña. También pidió conversaciones «incondicionales» con Mariano Rajoy. Una solicitud prudentemente aceptada por el presidente del Gobierno.
Pero, a decir verdad, esta reunión entre el gobierno de Cataluña y el Nacional está lejos de ser cercana. Los secesionistas han dejado claro que no quieren hablar de concierto democrático, sino de secesión. Frente a ello, el gobierno está preparado de quejas financieras y amenazas a la democracia. Un «toma y dame» al que ya se le conoce la medida desde octubre.
Voltear la página para un verdadero gobierno en Cataluña
Como en octubre, y por razones obvias, en Madrid se seguirá desconfiando del gobierno en Cataluña. Más si Puigdemont, que precipitó la crisis constitucional más profunda de España desde el retorno de la democracia en 1978, parezca seguir moviendo los hilos. Por ende, el reto de los partidos unionistas es forzar a voltear la página. Albert Rivera, el líder de Ciudadanos, ya pidió al gobierno que no levante el Artículo 155. Y Rajoy advirtió a los separatistas que el otrora inédito artículo es ahora «un precedente y un procedimiento» y que «si es necesario se volverá a imponer». Para eso cuenta con el respaldo de Pedro Sánchez y Rivera.
En Cataluña solo puede haber un único presidente, una única legalidad y unas únicas instituciones, que son las que recoge la Constitución Española y el Estatuto de Autonomía. Ni hubo independencia, ni la va a haber. pic.twitter.com/pLU2L4JQMY
— Mariano Rajoy Brey (@marianorajoy) May 15, 2018
No podemos permitir que desde instituciones del Estado se trabaje para destruir el Estado. Hay que extender el 155 en Cataluña para garantizar que las cuentas de la Generalitat, los mossos y los medios públicos respetan la Constitución. Es hora de actuar. pic.twitter.com/V35tC7aEi4
— Albert Rivera (@Albert_Rivera) May 17, 2018
▶️ El Estado de Derecho actuará si hay una quiebra unilateral. Pero estamos ante una crisis política que necesita una respuesta política. Animo a todas las fuerzas políticas a que se sumen a los trabajos de la comisión parlamentaria para la Modernización del Estado Autonómico. pic.twitter.com/c8OrdwylNp
— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) May 15, 2018
Pero, como advertimos en un artículo anterior, el gobierno no puede quedarse en retóricas. La principal estrategia de los separatistas es claramente seguir movilizando a los catalanes y la opinión internacional. Y la venidera batalla en el Tribunal Supremo, que se prepara para llevar a juicio a los separatistas acusados de rebelión, desobediencia y uso indebido de fondos públicos, es un escenario propicio para los secesionistas. Torra y sus «partidarios» buscarán aprovechar el momento para hacer ruido
Tampoco del lado del gobierno de Cataluña la situación es de coser y cantar. Torra debe caminar por una línea delgada. El proyecto separatista fracasó el otoño pasado cuando se enfrentó a una dura realidad. La independencia nunca ha gozado del apoyo de la mayoría en las encuestas de opinión. Ningún gobierno europeo quiere ver el precedente de un cisma nacional. Las empresas se asustaron y más de 3.000 empresas trasladaron su domicilio legal fuera de Cataluña.
No está claro cuánto tiempo puede durar el gobierno de Torra y hasta dónde se atreverá a tensar la cuerda. Lo que es más claro es que la sociedad catalana sigue dividida por la mitad y que las acciones hay que tomarlas cuanto antes. De los constitucionalistas está la responsabilidad de sacar a Cataluña de la catatonia política que la sigue manteniendo en octubre.
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