Gobierno e industriales están enfrentados por una propuesta legislativa que establece, por primera vez en España, limitaciones al uso de plásticos.
La semana pasada el Consejo de Ministros aprobó, en primera vuelta, el anteproyecto de Ley de Residuos y Suelos Contaminados, remitido por el Ministerio de Transición Ecológica.
En sus lineamientos se indica que el texto, dirigido a limitar los plásticos de un solo uso, tiene como objetivo proteger el medio ambiente y la salud humana mediante la prevención y reducción de la generación de residuos y de su impacto adverso en el cambio climático.
En ese sentido, la Plataforma de los Plásticos (EsPlástico) manifestó su coincidencia por preservar el medio ambiente. Pero “sustituir sistemáticamente los plásticos por otros materiales puede agravar el problema de las emisiones de CO2. Y no resuelve el de las basuras en el medio ambiente”.
Para frenar el cambio climático, “debemos apostar por la mejor opción en cada producto teniendo en cuenta su ciclo de vida completo”, advirtió la organización. Esplástico agrupa a los diferentes agentes del sector.
Señalan, además, que “cada año que pasa los productos plásticos que empleamos contienen un porcentaje mayor de material reciclado. En España reciclamos más de 1 millón de toneladas de plástico al año. Somos el segundo país europeo que más cantidad de residuos plásticos recicló en 2018”.
Ley que limita el uso de plásticos
El anteproyecto recoge limitaciones a determinados plásticos de un solo uso, restringiendo, así, la introducción en el mercado de alguno de ellos. Establece, asimismo, un impuesto para avanzar en la reducción de los envases de plástico no reutilizables.
El impuesto especial a los envases de plástico no reutilizables será de carácter indirecto y recaerá sobre la fabricación, importación o adquisición intracomunitaria de envases de plástico no reutilizables que vayan a ser objeto de utilización en el mercado español. Es un impuesto similar al que se pretende implantar en otros países como Reino Unido o Italia.
Entre los productos de plástico de un solo uso, que están sujetos a reducción, están los vasos para bebidas. Y los recipientes para alimentos, usados con el fin de contener alimentos que están destinados al consumo inmediato o para llevar.
La norma establece para 2026 una reducción del 50% en su comercialización con respecto a 2022; y en 2030, esa reducción debe ser del 70%, también con respecto a 2022.
Para cumplir con estos objetivos, todos los agentes implicados en la comercialización fomentarán el uso de alternativas reutilizables o de otro material no plástico.
En cualquier caso, a partir del 1 de enero de 2023 queda prohibida su distribución gratuita, debiéndose cobrar un precio por cada uno de los productos de plástico que se entregue al consumidor, y diferenciándolo en el ticket de venta.
Enfrentados Gobierno e industriales del plástico
Fabricantes de plástico indicaron que la ministra Teresa Ribera avanzará en la destrucción de 285.000 empleos en España entre puestos de trabajo directos e indirectos por la ley que restringe los plásticos de un solo uso. A esto hay que sumarle el impuesto al plástico, que terminará repercutiendo en los consumidores al incrementarse el precio de los productos.
Salvador Benedito, presidente de la Asociación Valenciana de Empresarios del Plástico, defiende la importante y crucial labor de las empresas del plástico en la pandemia del coronavirus.
Advierte que una crisis sanitaria, como la actual, es imposible de superar sin el uso de los plásticos, por ejemplo, en los hospitales.
«Yo les diría que cuando entren al hospital sean consecuentes con su ideología y les cuenten a los sanitarios que no admiten nada de plástico. Que les adviertan a los médicos que no quieren que usen batas, tubos, bolsas de plasma, sillones, guantes… Evidentemente a alguien así no le dejarían entrar. Este Gobierno es populista porque, cuando no sabe gestionar algo, lo prohíbe y castiga sin entender nada”, dice.
Asimismo, “el plástico salva vidas y no contamina. Es versátil, transformable y se puede obtener de manera rápida. No tenemos que esperar 25 años a que crezca un árbol. Hemos hecho millones de guantes, pantallas protectoras en el momento que se necesitaban. Se van a cargar miles de empresas y trabajadores en el peor momento», comenta a Libre Mercado.
Benedito afirma que si tenemos que acabar con los plásticos de un solo uso, “va a haber verdaderos conflictos. Un avión con este material de plásticos representa 100 kilos. Si lo sustituimos por metal, supondría hasta 3.000 kilos. Repercutiría en el aumento de combustible, la capa de ozono y el precio del billete. Además, generaría un problema de seguridad, porque cuchillos de metal en un avión no se permiten».
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