Turquía enfrentó los peores incendios forestales de la historia y casi en simultáneo, unas intensas lluvias que exacerbaron las potencialidades de ese país. Sin embargo, observadores y analistas aseguran que la ineptitud del presidente Recep Tayyip Erdogan y su equipo de gestión, han contribuido a elevar el saldo de las calamidades.
Equipos de bomberos turcos batallaron por más de 15 días para sofocar los incendios que arrasaron bosques y aldeas en la costa sur del país. También lo hicieron los rescatistas frente a las terribles inundaciones. Mientras el gobierno turco sigue enfrentando crecientes críticas por su aparente mala respuesta ante esos grandes eventos. Y por evitar dar información.
Diversos problemas relacionados con el cambio climático asolan al país otomano y se pide una actuación eficaz por parte del Gobierno.
Hasta diez personas han muerto desde finales de julio por los incendios forestales que se multiplicaron en 2021 y acabaron con diversos enclaves de la región. Hubo 270 en 53 provincias.
Dirigentes turcos han sido señalados por no ser capaces de detener ambas crisis. Y haber gastardo solamente una pequeña parte de los ya reducidos fondos presupuestados para prevenir los incendios forestales este año.
Alimentados por fuertes vientos y temperaturas abrasadoras, los incendios obligaron a miles de residentes y turistas a huir de sus casas o complejos vacacionales en barcos o convoyes de automóviles y camiones. Los árboles carbonizados y ennegrecidos reemplazaron algunas de las colinas cubiertas de pinos en la Costa Turquesa de Turquía. Mientras que muchos aldeanos perdieron sus hogares y ganado.
Turquía: incendios, lluvias y mala gestión
A los desastres de los incendios en Turquía, el malestar social se volvió contra el gobierno. Asli Aydintasbas, miembro senior de políticas del programa Wider Europe en el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, ofreció detalles del malestar de la población.
En un artículo publicado en The Washington Post señaló que “los partidos de oposición acusaron al gobierno de no adquirir aviones de extinción de incendios. Y, en cambio, gastar dinero en proyectos de construcción que, según ellos, son dañinos para el medio ambiente”.
En el pueblo de Bozalan, en la provincia de Mugla, donde se incineraron casas y olivos, los residentes se quejaron de que la respuesta del gobierno fue inadecuada. «Nuestros helicópteros de extinción de incendios eran insuficientes», dijo Mahmut Sanli, de 58 años. «Si hubiera un equipo de bomberos en nuestro vecindario, esto no habría sucedido».
Kemal Kilicdaroglu, líder del principal partido de oposición de Turquía, acusó a Erdogan de carecer de un «plan maestro» contra los incendios forestales. Y de ignorar las advertencias sobre el calentamiento global.
“Necesitamos comenzar a preparar a nuestro país para nuevas crisis climáticas de inmediato. Nuestro país está en medio de una crisis climática y del agua”, añadió.
Asimismo, adiciona Aydintasbas, que el gobierno de Erdogan también ha sido acusado de comprometer los esfuerzos de extinción de incendios al presuntamente rechazar la ayuda de las naciones occidentales. Pero funcionarios afirmaron que solo había rechazado ofertas para pequeños aviones de descarga de agua.
En ese sentido, el ministro de Relaciones Exteriores, Mevlut Cavusoglu, dijo que Turquía aceptó todas las ofertas que satisfacen sus necesidades.
La embajada israelí, sin embargo, precisó que su país se había ofrecido a ayudar, pero los funcionarios turcos habían rechazado la oferta, diciendo que «la situación está bajo control».
Desvío de recursos y falta de decisiones
Es un capítulo exasperante, de negligencia y mala asignación de recursos, la actuación del gobierno de Turquía ante los feroces incendios, refirió Ayduntasbas. “Resulta que, mientras se jactaba de su destreza militar y ambiciones regionales, el gobierno turco no estaba preparado para un desastre natural. Un país de 85 millones no poseía un solo avión de extinción de incendios operativo (había estado alquilando tres a Rusia), revela el artículo de opinión. Hay que comprar eso con los 39 aviones de extinción de incendios en el inventario de Grecia”.
Los políticos de la oposición señalaron que la propia flota de Erdogan tiene 13 aviones. En medio de las crecientes críticas del público y la oposición, el presidente admitió que Turquía no tenía aviones de extinción de incendios funcionales. Y tuvo que aceptar ofertas de ayuda de Ucrania y Rusia, así como de la Unión Europea.
Por lo tanto, cuando los incendios forestales se desataron por séptimo día consecutivo, fue gracias al apoyo externo que las llamas se controlaron parcialmente. Sin embargo, Turquía no es el único responsable del infierno que se desató en el Mediterráneo con el aumento de los niveles de temperatura. El cambio climático es responsabilidad de la humanidad y solo puede revertirse mediante una acción internacional colectiva.
Pero la discrepancia entre el discurso del gobierno turco sobre la grandeza imperial y su capacidad real para brindar servicios básicos de emergencia a sus ciudadanos era evidente. Después de haber desviado durante mucho tiempo los recursos hacia aventuras militares en el extranjero y megaproyectos de infraestructura, el gobierno no cumplió en un momento de necesidad, sostuvo la analista.
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