Fue el 9 de marzo cuando el Gobierno de Pedro Sánchez finalmente anunció las primeras restricciones que imponía, dada la llegada de la pandemia de COVID-19. El virus ya andaba desde finales de febrero en el país. Una semana antes de la fecha señalada recorrían las calles manifestaciones por el Día Internacional de la Mujer. Carteles que aseguraban que el machismo mataba más que el coronavirus se hicieron presentes.
Desde entonces mucha agua ha corrido y, lamentablemente, muchas muertes también. El Gobierno de Pedro Sánchez es ampliamente criticado por no haber ejecutado las medidas restrictivas a tiempo. El panorama del futuro a corto plazo lo tenía en la casa de al lado, Italia, donde el número de contagios y muertes crecía exponencialmente.
El Gobierno de Pedro Sánchez calificado como irresponsable
Diferentes epidemiólogos, catedráticos y expertos califican como una irresponsabilidad del Gobierno haber permitido el desarrollo de manifestaciones masivas. A mediados de marzo, un representante italiano del comité directivo de la OMS señaló que España estaba notablemente retrasada en la ejecución de medidas restrictivas. Mientras que los expertos dentro del país no se explicaban cómo ya con víctimas mortales a las espaldas se autorizaban y alentaban actos públicos.
Una publicación en Bloomberg enfatiza que la tragedia que hoy vive España «era demasiado predecible». Más de 14.000 muertes se cuentan y todo apunta a que es una situación que desde la primera víctima – el turista alemán- se pudo evitar. El Gobierno de Pedro Sánchez debió tener especial cuidado a sabiendas de lo frágil del sistema sanitario.
Al comienzo de la crisis sanitaria, Fernando Simón advertía que apenas había 4.400 camas disponibles en las unidades de cuidados intensivos, un número bastante poco para los 47 millones de habitantes en el país.
Ahora el Gobierno ataja a destiempo el gran número de necesidades que se multiplican por todos los rincones de España. Ha levantado hospitales «alternativos» en hoteles y en espacios creados para exposiciones internacionales, pero aún enfrenta la escasez de material sanitario que pone en riesgo la vida de miles de trabajadores de la salud.
La injusta decisión de elegir
The New York Times dedicó parte de su portada digital a la gestión del Gobierno de Pedro Sánchez durante lo que va de pandemia. Señala que la crisis en España «se aceleró por la falta de atención a las advertencias».
La crítica de Raphael Minder, corresponsal del medio para España y Portugal, puntualiza que el Gobierno trató la llegada del virus como una amenaza externa. También critica la falta de previsión a la hora de proveerse de equipos médicos, aun cuando Italia era un claro ejemplo de lo que podría suceder.
La necesidad de respiradores artificiales era un requerimiento inminente que no se resolvió. Hoy médicos y enfermeras se enfrentan a la terrible situación de tener que triar, elegir quién vive y quién no.
Las críticas no son solo para el Gobierno de Sánchez. La oposición también ha llevado lo suyo. Específicamente se apunta a la actuación del Partido Popular, la cual se ha calificado como «oportunista». Un ejemplo, el ataque a Pedro Sánchez por el cierre de las actividades no esenciales, aunque constantemente clamó por medidas restrictivas más estrictas.
La débil coalición del Gobierno también está en el foco de las críticas. Podemos, con Pablo Iglesias a la cabeza, desde la mirada externa ha aprovechado la crisis sanitaria para impulsar «su agenda de nacionalizaciones radicales».
Las consecuencias no se hacen esperar. Hoy España enfrenta una «enorme crisis económica en el tope de la emergencia sanitaria». La salida que encontró es llamar a los socios europeos en su rescate, en nombre de la solidaridad y de los lazos que unen a Europa. Aunque ya el mal está hecho. El no haber tomado medidas restrictivas a tiempo encauzaron al país a una crisis que sumará más deudas en el futuro y se hará insostenible en el tiempo.
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