El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, considera que actualmente no hay riesgo de recesión en Europa ni en España. Sin embargo, advierte que la inestabilidad política puede frenar las reformas que España necesita seguir acometiendo.
«Según los modelos económicos, que no son perfectos, ahora no vemos riesgos de una recesión en el área euro ni mucho menos en España, pero los condicionantes a futuro para la economía (Brexit, comercio exterior,…) son a la baja», dijo el gobernador en una entrevista publicada el domingo por El País.
Situación política puede afectar las previsiones
Hernández de Cos, que acaba de ser nombrado presidente del comité de supervisión de Basilea, reiteró que España necesita mantener el impulso reformista y de consolidación fiscal y que la fragmentación parlamentaria puede poner en riesgo esta senda.
«Mi preocupación es que la incertidumbre política acabe ralentizando las decisiones de política económica que todos sabemos que hay que tomar: preparar las finanzas públicas para cuando llegue otra recesión, reducir el endeudamiento público y aprobar las reformas estructurales necesarias», dijo.
Fragmentación parlamentaria como amenaza económica
«Tenemos la sensación de que la fragmentación parlamentaria algún efecto ya ha tenido. No se ha reducido nada el déficit estructural en los últimos cuatro años, por ejemplo».
El funcionario también reiteró su opinión de que la banca europea se vería favorecida por un proceso de fusiones transfronterizas que reconoce afectado por la ausencia de un sistema bancario único.
«Sería deseable que hubiera más fusiones en Europa y que fueran transfronterizas para reducir la capacidad y ayudar a que la unión bancaria fuera completa. Esta es una de las grandes carencias de la unión monetaria, que no existe un sistema bancario único».
Europa no es tan optimista
La guerra comercial, el Brexit y la incertidumbre política dañarán la economía en el continente, así lo ha afirmado el Banco Central Euopea a principios de mes.
Asimismo, el ente ha asegurado que el entorno está dañando la confianza, la producción industrial y las exportaciones, un efecto que ha sido exacerbado por una serie de dificultades domésticas que van desde los esfuerzos de la industria alemana por adaptarse a las nuevas regulaciones para automóviles a las protestas en Francia.
Alemania, la economía más grande del bloque, se estancó en el trimestre pasado e Italia avanza hacia a una recesión, lo que eleva el riesgo de que la desaceleración, que se caracteriza inicialmente como algo temporal, se convierta en una tendencia más duradera en medio de un flujo de noticias negativas.
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