Por Juan Emilio Ballesteros
27/05/2018
Entre los distintos escenarios para la descarbonización que los expertos en transición energética manejan, el gas siempre aparece como la alternativa más rentable, eficiente y sostenible para la movilidad y el transporte. El gas trae cuenta, sobre todo frente a las dificultades estructurales para la consolidación del vehículo eléctrico, que tiene que hacer frente a graves problemas de infraestructura, autonomía y recarga.
Endesa y, por extensión el Grupo Enel en el mercado internacional, es uno de los principales proveedores globales de gas con una importante capacidad de suministro. Gestiona una cartera de unos 340 TW (27,4 bcm), similar a la demanda total de gas en España. Su estrategia pasa por invertir y financiar el desarrollo de infraestructuras para poder desarrollar la demanda y el servicio a los clientes. Así como la implementación de su capacidad comercial para hacer que las infraestructuras sean rentables.
Para que el desarrollo de infraestructuras sea viable económicamente debe asegurarse la demanda. Con este objetivo, Endesa implementa tres líneas de actuación dirigidas al desarrollo de infraestructuras para suministro de gas a flotas de transporte de larga distancia o pesado y logística con GNL; la proyección de ciudades sostenibles a través del suministro a los servicios de transporte, servicios urbanos y última milla con estaciones de GNC y, en la misma medida, la viabilidad del transporte marítimo sostenible con el desarrollo del gas natural como combustible marino en las ciudades con puertos.
La demanda de gas vehicular creció un 6% en lo que va de año y en 2017 se incrementó en un 10%. El uso del gas natural en los vehículos reduce casi en un 80% las emisiones de óxido de nitrógeno (NOx) y prácticamente en un 100% las emisiones de óxidos de azufre (SOx). Además, reduce el 95% de las emisiones de partículas en suspensión, elemento clave en la política de mejora medioambiental de las grandes ciudades. A su vez, los motores producen la mitad de ruido y vibraciones, reduciendo la contaminación acústica en un 50% respecto a los motores diésel. Este eje también está alineado con las crecientes regulaciones de restricciones de circulación en grandes ciudades de los vehículos con mayor impacto en la huella de carbono y otros residuos.
La aplicación de esta tecnología aporta importantes beneficios en la mejora medioambiental de las ciudades (implantación principal en el transporte urbano –autobuses–, así como en la prestación de recogida de residuos sólidos urbanos).
Desarrollo de infraestructuras
El parque móvil global de vehículos que funcionan con gas natural es de 22 millones, de los que 1,3 millones se encuentran actualmente en Europa. En España, donde la cifra apenas supera las 8.000 unidades, el GNV cuenta con un mercado principalmente dirigido a flotas urbanas, flotas de servicios municipales y transporte por carretera de larga distancia. Los ahorros económicos suponen una reducción del 50% en el gasto de combustible frente a los vehículos de gasolina y hasta un 35% en el caso de los vehículos diésel, con unos costes de mantenimiento muy similares, el mismo tiempo de espera para el suministro y una autonomía de 300-400 km, o incluso superior en el caso del uso de gas natural en formato líquido.
Josep Trabado Ferré, director general de Enel X Iberia (Endesa), cifra esta apuesta de la compañía detallando que cuentan con siete gasineras en el país y dos más en construcción, además de 24 en estudio en España y tres más en Portugal. En Francia explotan un total de ocho gasineras y están en construcción cuatro nuevas plantas, además de otras 15 en fase de estudio. El plan de Endesa pasa por el desarrollo de infraestructuras acompañando de forma sostenible la demanda que se va a generar debido al lanzamiento de nuevos camiones y autobuses por parte de los fabricantes y al interés de la industria de la automoción en general en implementar este segmento.
Además de constituir una alternativa sostenible, el gas complementa el desarrollo de la movilidad eléctrica. El GNC supone más de un 50% de ahorro frente a la gasolina, un 35% en relación al diésel y un 15% frente al GLP. Las gasineras mejorarán considerablemente con la modularización y la incorporación del biogás y el gas natural de origen sintético mediante captura de CO2.