La Organización Meteorológica Mundial (OMM) emitió este lunes un nuevo boletín que evalúa la concentración de los Gases de Efecto Invernadero (GEI) en la atmósfera. El boletín señala que en 2018 estos gases han alcanzado nuevos máximos, estableciendo nuevos récords con respecto a la era preindustrial.
Another year. Another record. CO2 concentrations reached 407.8 parts per million in 2018. #ClimateAction #COP25 pic.twitter.com/lbDuGNQPPE
— WMO | OMM (@WMO) November 25, 2019
El boletín analiza tres de los principales GEI: dióxido de carbono (CO2), metano (CH4) y óxido nitroso (N2O). Los actuales valores de estos GEI representan un incremento de 147% para CO2, 259% para CH4 y 123% para N2O, tomando como referencia los niveles preindustriales antes de 1750.
GEI de larga duración: CO2
El CO2 contribuyó con el 82% de este incremento. El dióxido de carbono alcanzó las 407,8 partes por millón (ppm) en 2018. Cuando en 2017, había alcanzado 405,5 ppm. Desde 2015, este GEI superó los umbrales de concentración en la atmósfera, 400 partes por millón.
El boletín de la OMM señala que el incremento de CO2 en la atmósfera se debe principalmente a las emisiones provenientes de la quema de combustibles fósiles y la producción de cemento. Del total de las emisiones con origen en las actividades humanas entre 2009-2018, la atmósfera ha acumulado 44% de estas emisiones, el océano 22% y la tierra 29%.
Advierte la OMM que el CO2 permanece durante siglos en la atmósfera y en los océanos por mucho más tiempo.
«Cabe recordar que la última vez que se dio en la Tierra una concentración de CO2 comparable, fue hace entre 3 y 5 millones de años. En ese entonces, la temperatura era de 2 a 3 °C más cálida y el nivel del mar entre 10 y 20 metros superior al actual», explica Petteri Taalas, secretario general de la OMM.
Metano y óxido nitroso
Por su parte, las emisiones de metano (CH4) tienen un 40% de origen natural (humedales y termitas). Mientras que el 60% restante, proviene de la ganadería, la agricultura, la explotación de combustibles fósiles y la quema de biomasa. Este gas alcanzó en 2018, un nuevo máximo de 1869 partes por mil millones (ppb). Con respecto a la era preindustrial, representa un aumento de 259%. Es el segundo GEI de larga duración.
Las emisiones de óxido nitroso (N2O) povienen en un 60% de fuentes naturales (océanos, suelos). El 40% restante tiene origen en la quema de biomasa, el uso de fertilizantes y distintos procesos industriales. En 2018, la concentración de N2O fue de 331,1 partes por millón, equivalente a un aumento de 123% con respecto a los niveles preindustriales. La OMM también señala que este gas contribuye significativamente a la destrucción de la capa de ozono.
La Madre Tierra 🌍 sin #ozono es como una casa sin techo. Es por ello que debemos tomar y aplicar todas medidas necesarias para eliminar los químicos que dañan la capa de ozono. 👇 @EUClimateAction https://t.co/d8n622fLUY
— Cambio16 (@Cambio16) November 9, 2019
Otros gases…
El boletín también da cuenta de otros gases de efecto invernadero como clorofluorocarbonos estratosféricos (CFC) y otros gases halogenados menores que afortunadamente muestran una disminución en la atmósfera. Mientras que algunos hidroclorofluorocarbonos (HCFC) e hidrofluorocarbonos (HFC) muestran un aumento a tasas relativamente rápidas.
La concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera alcanza un nuevo récord. Esta tendencia continua a largo plazo significa que las generaciones futuras tendrán que hacer frente a unos efectos cada vez más graves del #cambioclimático#COP25https://t.co/U84DwAjUoK pic.twitter.com/hHZbpIFQqt
— WMO | OMM (@WMO) November 25, 2019
El boletín no es optimista. Señala que a pesar de todos los esfuerzos y compromisos asumidos en el Acuerdo de París, no hay indicios de desaceleración ni disminución de la concentración de estos gases en la atmósfera. Por lo tanto, en el marco de la COP25 se hace un llamado para actuar ahora por el bien de las futuras generaciones. #C16Alerta #AcciónClimática #AcuerdodeParís #COP25.
Para más información viste Cambio16.com
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