Varios factores inciden en la disminución del peso de los recién nacidos. No solo si nace prematuramente, o ha tenido inadecuada nutrición e incluso un mal crecimiento intrauterino. Otros factores externos, como el aumento de la tasa de producción de gas natural, también puede afectar el peso de los bebés, ha determinado un estudio en Estados Unidos.
Investigaciones anteriores vincularon los aumentos en el fracking y la producción de gas natural con menores pesos al nacer. Específicamente en estados de alta producción como Texas y Pensilvania. Pero este es el primer estudio en examinar las asociaciones entre los estados donde se produce la extracción y su hilo conductor.
“Esos estudios de un solo estado son importantes. Pero hay que considerar si esa información es generalizable a otras partes del país”, señaló Summer Sherburne Hawkins. Profesora asociada de la Escuela de Trabajo Social del Boston College y autora principal del trabajo de investigación. “Con nuestro estudio, podemos decir que esto no es exclusivo de un estado específico, sino que es cierto en todo el país”.
El estudio fue publicado en la revista Preventive Medicine Reports. Y encontró que cada aumento del 10 % en el desarrollo de gas natural en los condados de EE UU está asociado con una disminución correspondiente en el peso promedio al nacer de 1,48 gramos. Entre las mujeres de color el impacto fue más significativo. Con cada aumento del 10 % en la producción de gas natural, el peso promedio al nacer de los bebés asiáticos disminuyó en 2,76 gramos. Y el peso promedio al nacer de los bebés negros disminuyó en 10,19 gramos.
Gas natural incide en el peso de bebés
Summer Sherburne Hawkins reveló otros detalles del análisis entre la producción de gas natural y el peso de los bebés en ese país.
“Eso puede no parecer mucho, pero en algunas partes de EE UU, las tasas de producción de gas natural están aumentando en miles de puntos porcentuales en un período muy corto”, comentó. “Muchos estados están considerando aumentar la producción. Y esta investigación nos permite predecir las posibles implicaciones para la salud pública”.
El bajo peso al nacer está asociado con tasas más altas de mortalidad infantil, desarrollo pulmonar deficiente, problemas de crecimiento y desarrollo cognitivo. Y un mayor riesgo de problemas de salud más adelante en la vida, como diabetes, enfermedades cardíacas, presión arterial alta y discapacidades del desarrollo.
El estudio no analizó cómo la producción de gas natural podría causar un menor peso al nacer. Pero investigaciones anteriores muestran que los químicos dañinos emitidos por los pozos aumentan los niveles de contaminación del aire en las comunidades cercanas.
En ese sentido, refirió el informe, la exposición a la contaminación del aire también se relaciona con el bajo peso al nacer. Mientras que la contaminación del agua causada por derrames en y cerca de las plataformas de los pozos podría ser un factor contribuyente.
Hawkins y sus colegas desplegaron una ardua investigación. Analizaron más de 33,8 millones de registros de nacimiento de 2005 a 2018 de 1984 condados en los 28 estados donde se produjo la producción de gas natural. Compararon los pesos al nacer durante ese período con los promedios de producción de gas natural a nivel de condado de nueve meses en pozos convencionales y de fracking.
Mayor impacto sobre poblaciones vulnerables
Jill Johnston investigadora de los impactos del fracking en la salud pero no participó en este estudio, afirmó que los hallazgos son significativos. “Ha habido muy pocos estudios a escala nacional que analicen este tipo de impactos en la salud”, dijo la profesora asociada de la Universidad del Sur de California en Los Ángeles a Enviromental Health News.
“Es una verdadera fortaleza poder mirar más ampliamente en EE UU y ver que estos impactos están ocurriendo en muchas comunidades diferentes. Incluso si no han sido el foco de investigaciones anteriores, como lugares con un desarrollo de esquisto más intensivo”, añadió.
Johnston confió que las investigaciones previas sobre las disparidades raciales en los impactos en la salud del desarrollo del petróleo y el gas han sido limitadas. “Creo que esto se suma a la evidencia de que los impactos adversos para la salud asociados con este tipo de actividades deben tenerse en cuenta. Particularmente cuando se permiten nuevos pozos en comunidades de justicia ambiental”, adicionó.
Asimismo manifestó que “deberíamos pensar en la carga acumulada y considerar más políticas de protección de la salud para estas poblaciones vulnerables”.
El estudio no examinó por qué las mujeres de color podrían ser más susceptibles a los impactos del desarrollo de gas natural en el peso de los bebés al nacer. Investigaciones anteriores sugieren que las mujeres de color tienen más probabilidades de experimentar otros factores sociales y ambientales que afectan negativamente los resultados del parto.
“Sabemos que las comunidades de color y las comunidades de bajos ingresos soportan una carga desproporcionada de peligros ambientales”, resaltó Hawkins. “Nuestro estudio indica que agregar nuevos desarrollos de petróleo y gas a las comunidades que ya enfrentan injusticias ambientales puede estar agravando estos efectos. No solo para la población actual, sino también para la próxima generación”.
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