Trump prometió desmantelar la política ambientalistas de Biden y para cumplirlo cuenta con un selecto equipo de negacionistas climáticos
Científicos y ambientalistas están alarmados luego de conocer los nombres de los postulados a integrar el “Gabinete 2.0” de Donald Trump. Aunque provienen de diversos sectores económicos y profesionales tienen un punto en común: son negacionistas climáticos.
Carbon Brief considera que hay motivos para preocuparse y también para alarmarse. Estima que si Trump revierte los logros de reducción de emisiones de Biden, Estados Unidos podría emitir 4.000 millones de toneladas adicionales de carbono en los próximos 6 años. Lo equivalente a anular dos veces las reducciones de emisiones logradas a nivel mundial en los últimos 5 años con la energía eólica, solar y otras formas de energía renovable.
Un análisis reciente a nivel global sostiene que el cambio climático es seis veces más dañino de lo que se creía en algunas de las estimaciones originales. Solo su daño físico le está costando al PIB mundial un 12%.
De la vieja escuela
La segunda administración de Trump promete reintroducir la negación climática de la vieja escuela en el gobierno federal. Trump se postuló con promesas de desmantelar las políticas climáticas del «gran nuevo engaño» y de «perforar, bebé, perforar» para obtener más petróleo y gas.
Los seleccionados por Donald Trump para integrar su gabinete constituyen un grupo ecléctico y a menudo controvertido. Pero, ofrecen un firme apoyo a los combustibles fósiles y minimizan o niegan la crisis climática causada por su quema. Cada miembro del potencial gabinete de Trump ha tergiversado la crisis climática de alguna manera.
Daniel Esty es un experto en políticas ambientales de la Universidad de Yale. En su opinión con estas designaciones parece que el Proyecto 2025 ha vuelto con toda su fuerza. Sería la revitalización del manifiesto de la derecha que pide la eliminación de las protecciones ambientales y climáticas.
“Será el plano para la administración Trump 2.0. Algunas personas no pensaban que intentaría ejecutarlo. Pero parece que va a retroceder en los compromisos sobre el cambio climático. En contra de la corriente de la historia”, comentó.
Un inexperto en la EPA
Sus elecciones para dirigir los principales órganos del gobierno de Estados Unidos reflejan esa idea. Particularmente las relacionadas con el medio ambiente. A los expertos les preocupa la elección de Lee Zeldin como administrador de la Agencia de Protección Ambiental (EPA).
El exrepresentante de 44 años de edad escribió en la red social X: “Restauraremos el dominio energético de Estados Unidos, revitalizaremos nuestra industria automotriz para recuperar los empleos para los estadounidenses y convertiremos a Estados Unidos en el líder mundial en inteligencia artificial. Lo haremos mientras protegemos el acceso al aire y el agua limpios”, agregó.
Zeldin en diversas oportunidades ha expresado dudas sobre la ciencia climática y las acciones para reducir las emisiones de efecto invernadero. En 2014, dijo que “no estaba convencido aún de que tuviéramos un problema tan serio como otros dicen” con el calentamiento global. Lo que remató en 2018 cuando comentó que no apoyaba el Acuerdo Climático de París. Con lo que resulta evidente que comparte la intención de Trump de retirar nuevamente a Estados Unidos.
Bajo el yugo de Trump
Para la experta en derecho ambiental de la UCLA, Ann Carlson, la elección del ex congresista de Nueva York es desconcertante. “Lo más extraño de que Trump haya nombrado a Zeldin es que no tiene experiencia con la burocracia ni con las industrias que regula la EPA”.
Según Carlson es lo opuesto a lo que sucedió durante la primera administración Trump. Cuando los dos candidatos elegidos fueron un lobista de la industria del carbón y un ex fiscal general que encabezó demandas estatales republicanas contra las fuertes regulaciones ambientales.
Pat Parenteau, profesor emérito de la Facultad de Derecho y quien fuera asesor de la EPA, opina que “podría haber sido peor”. (Zeldin) “Está bajo el yugo de Trump y de la Casa Blanca con un mandato para desregular. Su trabajo es comenzar a revertir todas las políticas climáticas y ambientales de Biden. Tal como funcionó en la (anterior) administración de Trump, cuando se promulgaron más de 100 normas y políticas diferentes. Estoy seguro de que vamos a ver muchas similares y probablemente más”.
Controversial Wright
Quizás la designación que causa mayos escozor sea la Chris Wright para Secretario de Energía. Un ejecutivo petrolero partidario del fracking que afirma, sin fundamento alguno, que «no hay crisis climática», «no ha habido un aumento en el clima extremo en los aproximadamente 100 años de conjuntos de datos que tenemos». También dijo que «las muertes anuales a nivel mundial por eventos climáticos extremos han disminuido un 95 por ciento durante el último siglo».
Wright es director ejecutivo de Liberty Energy. Una empresa de perforación de gas con sede en Colorado. Carece de experiencia gubernamental. Pero fue un gran donante de la campaña de Trump. Era un invitado frecuente en Fox News y varios pódcasts que promueven el uso de combustibles fósiles.
En un video en línea asegura que «no estamos en medio de una transición energética». Niega que el clima extremo se esté agravando por el aumento de las temperaturas globales y argumenta que cualquier impacto está «claramente abrumado por los beneficios de aumentar el consumo de energía». Además, califica los términos «contaminación por carbono» y «energía limpia» como «sin sentido», o «inventados por alarmistas».
Para los expertos Wright es el mayor peligro. Esty lo describe como «lo más parecido a un negacionista del clima. Lo que lo distingue de los responsables de políticas en todo el mundo».
Sean Casten, un miembro demócrata del Congreso, es más directo. «Chris Wright es un fracker que niega la ciencia. Que actúa por interés propio y es santurrón. Consistentemente pone los deseos de los productores de energía por encima de las necesidades de los consumidores de energía estadounidenses».
Para Pat Parenteau resulta paradójico que el potencial Secretario de Energía esté negando lo que el mercado muestra con respecto a que la energía solar y eólica. “Que son las formas más baratas de generación de electricidad en el mundo”, comenta.
Zar de energía
Doug Burgum, el postulado a Secretario del Interior, presenta una perspectiva más moderada en comparación con otras elecciones de Trump. Por lo menos reconoce la existencia de la crisis climática y como gobernador de Dakota del Norte estableció una meta de neutralidad de carbono. Pero con un enfoque centrado en la tecnología no probada de captura de carbono. En lugar de reducciones directas de emisiones.
Burgum es un defensor acérrimo de la perforación de petróleo y gas. Su familia arrienda 200 acres de tierras agrícolas en Dakota del Norte a Continental Resources. Empresa dirigida por Harold Hamm, otro importante partidario y contribuyente a la causa de Trump.
Se espera que Burgum, como secretario del interior, promueva la explotación de petróleo y gas en tierras públicas. Que asuma el papel de zar de energía de Trump y gestione una quinta parte de la masa terrestre de Estados Unidos.
Durante la campaña ayudó a organizar una cena en Mar-a-Lago entre Trump y ejecutivos del petróleo. Ocasión en la que, el entonces candidato, solicitó 1,000 millones de dólares en donaciones y prometió eliminar las regulaciones ambientales si era elegido. Un asociado de Burgum, hablando bajo condición de anonimato, sugirió que Burgum fue elegido por su lealtad al Proyecto 2025.
Según Pat Parenteau, el postulado se enfrenta a una curva de aprendizaje empinada, ya que desconoce gran parte del funcionamiento del Departamento del Interior. Un organismo masivo con múltiples agencias y misiones contradictorias. Desde el Servicio de Pesca y Vida Silvestre hasta la Oficina de Gestión de Tierras y la agencia responsable de otorgar licencias para la explotación de petróleo y gas en alta mar.
Más miembros del club negacionista
Las polémicas postulaciones involucran a otros importantes cargos. Como Marco Rubio, nominado para Secretario de Estado. Hace unos años negaba el cambio climático. Luego ha reconocido su existencia. Aunque critica las políticas de reducción de emisiones y el «alarmismo sobre el cambio climático de la izquierda».
Pete Hesgeth, designado para ser el jefe del Departamento de Defensa, describe el cambio climático como una «religión». En 2019, en una aparición en Fox News, dijo que «Todo se trata de control para ellos… el cambio climático es el enemigo perfecto. Pueden controlar tu vida sin importar lo que esté sucediendo». El Departamento de Defensa es una de las entidades contaminantes más grandes del mundo.
Sean Duffy, nominado para Secretario de Transporte, otro que carece de experiencia previa. Con el agravante de que es en el ámbito que produce más emisiones en Estados Unidos.
Uno de los comentarios para la historia del excongresista republicano y personalidad de Fox quedó grabado en video. «¿Por qué está cambiando el clima? Si dices que el clima está cambiando, ¿viene del CO2 o viene del sol?». Parece un mal chiste. Pero intentar ignorar que el mundo se está calentando por los combustibles fósiles quemados y la deforestación (no por el sol) no es gracioso.
Incluso Robert F. Kennedy Jr.,postulado a Secretario de Salud, (un antiguo héroe del movimiento ambiental y defensor de la acción climática), cambió de bando. Ahora ataca «esta fijación en el carbono». Kennedy es un feroz opositor de las vacunas y de los parques eólicos.
Hasta Pam Bondi, su nueva elección para Fiscal General (debido al retiro voluntario de Matt Gaetz), se ha negado a discutir el cambio climático en el pasado. Aunque demandó a BP después del derrame de petróleo de Deepwater Horizon, cuestionó el Plan de Energía Limpia como Fiscal General de Florida.
La amenaza de Trump
Los científicos advierten que los costos humanos y económicos de la crisis climática son reales y superan con creces la acción requerida para cambiar a energía limpia. Pero, para Trump la crisis climática es «un gran engaño». Por lo que amenaza con revertir los avances climáticos de Estados Unidos.
Durante su campaña, Trump atacó a menudo la promoción de vehículos eléctricos en el gobierno de Biden, y calificó de incorrecto el decreto presidencial al crédito fiscal para la compra de estos vehículos. También dijo con frecuencia que su gobierno expandiría la exploración petrolera.
La experta en medio ambiente, Ann Carlson advierte que lograrlo no es tan fácil. “No se puede deshacer la normativa climática del presidente Biden, como ha prometido Trump, con un chasquido de dedos. Hay leyes y procedimientos que deben seguirse”.
No obstante, Trump parece decidido. En un comunicado anunció que su equipo reducirá «regulaciones totalmente innecesarias» y «impulsará la Dominancia Energética de Estados Unidos”.
Según el electo mandatario tales iniciativas le permitirán “reducir la Inflación, ganar la carrera armamentista de IA con China (y otros), y expandir el Poder Diplomático Americano para poner fin a las Guerras en todo el Mundo». En el comunicado no menciona la crisis climática ni la necesidad de alejarse de los combustibles fósiles.
Las nominaciones anunciadas muestran un gabinete compacto de fieles y leales seguidores, en algunos casos devenidos en furibundos negacionistas del cambio climático, dispuestos a acatar las órdenes de Trump. Sin importar que contradigan las recomendaciones y estudios de científicos y expertos. “En estos nombramientos del Gabinete, la lealtad parece ser una prioridad mayor que la experiencia o la pericia”, apunta Ann Carlson.
Orden ejecutiva
En la primera administración, pese a los esfuerzos de sus incondicionales y sus numerosas órdenes ejecutivas, Trump no pudo hacer todo lo que quiso. Casi el 85% de sus esfuerzos por derogar las normas ambientales fueron rechazados en los tribunales.
En esta administración Trump parte con la convicción de que cuenta con el control de ambas cámaras, el Tribunal Supremo y más jueces en el sistema de justicia. Una concentración de poder pocas veces visto en la historia de los Estados Unidos que facilitaría sus planes.
El electo mandatario y su gabinete, puede que estén dispuestos a revertir las leyes que protegen el ambiente. Pero, aunque les disguste, el fenómeno trasciende las fronteras. No luce como algo que se pueda revertir con una orden ejecutiva y un club de amigos negacionistas del clima, por muy leales que sean. Pero hay pocas dudas de que lo va a intentar.