Dos de los mayores retos de la sociedad actual se basan en reducir la enorme dependencia en las fuentes fósiles y los problemas asociados con el cambio climático por la excesiva emisión de CO2 a la atmósfera. La búsqueda de nuevos combustibles limpios, eficaces y accesibles que puedan sustituir a los combustibles fósiles es uno de los retos del siglo XXI. Es por ello que la Fundación Ramón Areces apoya investigaciones relacionadas con el desarrollo sostenible. Actualmente la institución financia siete proyectos que se desarrollan en diferentes centros y universidades españolas que permitan dar respuesta a los retos planteados. En el transcurso de 2017, estas investigaciones han generado ocho artículos en prestigiosas publicaciones científicas y 15 comunicaciones en congresos nacionales e internacionales.
Álvaro Campos Celador, investigador de la Escuela de Ingeniería de Bilbao trabaja en el desarrollo de un sistema de almacenamiento térmico. El almacenamiento de energía es un elemento clave para garantizar el desarrollo a gran escala de las energías renovables. Entre las diferentes formas de energía existentes, la energía térmica es aquella relacionada con el calor y sus vertientes. Por ello, es fundamental en el sector de la edificación. En aplicaciones de calefacción y agua caliente sanitaria, el almacenamiento de calor es indispensable y se realiza habitualmente mediante grandes tanques de agua líquida.
MOVILIDAD. La electricidad y el hidrógeno se convierten en los elementos fundamentales para una movilidad sostenible y eficiente, tanto en las ciudades como en el transporte de viajeros y mercancías. Los combustibles alternativos desplazarán a corto plazo a los fósiles.
El gran potencial del hidrógeno como alternativa energética a los combustibles fósiles hace necesario el desarrollo de nuevos procesos y tecnologías de obtención del mismo de manera sostenible. Mª Dolores Esquivel Merino, de la Universidad de Córdoba, trabaja en la obtención de hidrógeno mediante descomposición fotoquímica del agua. Carlos Vázquez Vázquez, de la Universidad de Santiago de Compostela, busca soluciones viables para la captación de energía solar y su conversión en hidrógeno, de forma que pueda ser usado como combustible alternativo a los actuales combustibles fósiles, y Miguel Ángel Sierra Rodríguez, de la Universidad Complutense de Madrid, trabaja en las características del hidrógeno y su combustión en células de combustible (produciendo electricidad y agua como único residuo) con el objetivo prioritario de conseguir la producción eficiente de hidrógeno para solucionar la demanda energética.
ALMACENAMIENTO TÉRMICO. En los edificios sostenibles, y también en el mobiliario urbano como en los denominados árboles climáticos, la eficiencia energética y la integración de energías renovables persiguen el objetivo de consumo casi nulo.
El diseño de nanocatalizadores capaces de absorber luz solar y transformarla en energía térmica o química es el proyecto en el que trabaja María González Béjar, de la Universidad de Valencia. Por su parte, Manuel Moliner Marín, de la Universidad Politécnica de Valencia, propone el reciclaje químico de dióxido de carbono hacia metanol como plataforma para poder obtener hidrocarburos sintéticos y otros productos de alto valor (tales como olefinas, reduciendo considerablemente la excesiva dependencia de las fuentes no renovables) y también regular la huella medioambiental hacia un ciclo neutro de carbono.
Por último, Sergio Navalón Oltra, también de la Universidad Politécnica de Valencia, trabaja en el diseño de nuevos materiales híbridos metal-orgánico tipo MOF (de sus siglas en inglés Metal-Organic Framework) con centros activos capaces de actuar como fotocatalizadores para la reducción del CO2 y generación de H2 a partir del H2O con luz solar a fin de alcanzar la eficiencia que hiciera posible la implementación comercial del proceso.
Para más información, visite Cambio16
Lea también: Fundación Repsol: Energía para el Futuro