El fraude electoral que montó en Bolivia el expresidente de ese país, Evo Morales, fue gigantesco. Llegó al punto de que en 105 colegios electorales, el 100% de los votos fueron para el líder del Movimiento Al Socialismo, actualmente exiliado en Argentina.
Tal como lo hizo la Organización de Estados Americanos, la Unión Europea dio a conocer su informe sobre el proceso electoral del 20 de octubre. Al igual que los especialistas de la OEA, la Misión de Expertos Electorales de la UE consideró que hubo graves “errores e irregularidades generalizadas”.
En su escrito señaló que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) aprobó actas que debieron ser anuladas, más cuando los miembros de la mesa de votación previamente anunciaron la detección de casos de fraude.
“En un estudio de alcance limitado sobre los resultados oficiales se detectó una serie de errores e irregularidades”, como por ejemplo “actas electorales con un número inusualmente elevado de votos nulos, votos en blanco y una participación del 100% de los electores”. La Misión también señaló que el TSE nunca ofreció explicación sólida sobre las razones por la que suspendió el sistema de conteo rápido de votos.
Cambio de tendencia… fraude electoral
Y es que precisamente este hecho generó importantes reacciones nacionales e internacionales, pues hasta el momento de la suspensión la tendencia apuntaba a una segunda vuelta. Sin embargo, apenas cesó la suspensión de la Transmisión de Resultados Electorales Preliminares, el triunfo de Morales ya estaba garantizado en primera vuelta. Se había producido un cambio repentino de tendencia entre los partidos del entonces presidente y de su rival Carlos Mesa.
Antes de la suspensión, con el 61,41% escrutado, Mesa obtenía el 42,57% de votos frente al 42,22% de Morales. Luego de 23 horas de la paralización, la TREP se reactivó. Con el 95,37% de los votos escrutados, Morales obtenía el 46,86% de los votos frente al 36,72% de Mesa. Esa diferencia de 10,14 puntos era suficiente para ser reelecto.
De acuerdo al artículo 2 de la ley de Régimen Electoral en Bolivia, un candidato gana en primera vuelta cuando logra más del 50% de los votos. O cuando obtiene el 40% y mantiene sobre su rival más cercano una ventaja de diez puntos.
Un proceso sin confianza para el elector
La Misión de Expertos Electorales de la Unión Europea comprobó que en al menos 105 colegios electorales (de unos 5.100 en total), el 100% de los votos recayeron en el expresidente Morales.
“El proceso de resultados fue muy deficiente, lo que generó una gran desconfianza pública. Las elecciones se caracterizaron por un temor extendido previo de que se cometiera fraude y finalmente por las numerosas denuncias de fraude tras la jornada electoral. La confianza en la imparcialidad del TSE fue muy baja, al ser percibido como una institución sujeta al control político”, señala el informe.
Más adelante indica que el Tribunal Supremo Electoral hizo muy poco para que el electorado pudiera recobrar la confianza ante esa institución, al no adoptar “medidas contra el flagrante uso ilícito de los recursos del Estado durante la campaña, bloqueó la publicación de una encuesta de opinión desfavorable para Morales, y se demoró en explicar los incrementos inusuales del padrón nacional y también en países donde tradicionalmente el MAS tiene mayor apoyo”.
Asimismo señala que en el último año, “se produjeron abundantes renuncias y despidos incluyendo a tres vocales y altos cargos del TSE, lo que incrementó la sensación de una progresiva politización y pérdida de capacidad técnica del TSE”.
En sintonía UE y OEA
Las conclusiones de este informe de la UE están muy en línea con las que previamente difundió la OEA en un detallado documento de 94 páginas, donde pudo identificarse cómo el gobierno de Morales utilizó el elemento tecnológico para un fraude electoral el pasado 20 de octubre, que le permitiría su cuarta reelección hasta el 2025.
En el llamado “Análisis de Integridad Electoral Estado Plurinacional de Bolivia”, los expertos de la OEA listaron el hallazgo de 25 hechos que “definitivamente impactaron en la certeza, la credibilidad y la integridad”. Entre ellos destacaba “la Paralización intencional y arbitraria, sin fundamentos técnicos, del Sistema de Transmisión de Resultados Preliminares (TREP) al momento en que se llevaban 83.76% de las actas verificadas y divulgadas, de un 89.34% de actas que ya habían sido transmitidas y estaban en el sistema TREP”.
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