El papa Francisco, en la festividad de San Francisco de Asís, presidió una misa en la Plaza de San Pedro como apertura del Sínodo de la Sinodalidad en el Vaticano. En medio de una avasallante expectativa ante los posibles ajustes que podrían darse en la Iglesia que contrastarían con visiones tradicionales, el pontífice señaló: “No estamos aquí para celebrar una reunión parlamentaria o un plan de reformas. No se trata de batallas ideológicas ni hay lugar para el espíritu de la división y el conflicto.
En la Basílica de San Pedro, aún revestida de flores desde la vigilia ecuménica de oración realizada sábado, Francisco afirmó en su homilía: “Estamos aquí para caminar juntos, con la mirada de Jesús, que bendice al Padre y acoge a todos los que están afligidos y agobiados”.
Al oficio religioso asistieron los veintiún nuevos cardenales nombrados en el reciente consistorio, que en su mayoría podrán elegir al sucesor del jesuita argentino en un próximo cónclave. Francisco diseñó un Sacro Colegio menos occidental y más orientado al hemisferio sur.
“El Sínodo”, dijo el obispo de Roma, ”no es un parlamento o un plan de reformas, el protagonista es el Espíritu Santo. Estamos aquí para caminar juntos, con la mirada de Jesús, que bendice al Padre y acoge a todos los que están afligidos y agobiados”.
Manifestó que el Señor invita a seamos una Iglesia que, con corazón alegre, contempla la acción de Dios y discierne el presente. Que, en medio de las olas a veces agitadas de nuestro tiempo, no se desanima. No busca escapatorias ideológicas, no se atrinchera tras convicciones adquiridas, no cede a soluciones cómodas, no deja que el mundo le dicte la agenda.
Francisco: El Sínodo no es una reunión parlamentaria
El Sínodo de la Sinodalidad se extenderá hasta el 29 de octubre y es sólo la primera sesión de un proceso de dos años. Aun así, ha trazado una aguda línea de batalla en la perenne división entre izquierda y derecha de la Iglesia que implica un momento decisivo para Francisco y su pontificado.
El plan es abordar varios temas delicados dentro de la Iglesia: el celibato de los sacerdotes, la inclusión de casados al sacerdocio, la bendición de parejas del mismo sexo, el acceso a los sacramentos a las personas divorciadas y vueltas a casar, y la ordenación de mujeres. Otros temas sobre la mesa son el racismo, el tribalismo, la discriminación de clases, la discriminación de personas con discapacidades, la pobreza y el tráfico de personas.
El orden del día de la asamblea llama la atención por los temas que deja fuera: el aborto, el matrimonio igualitario y la eutanasia. Propuestas que en general abordan los católicos conservadores y propulsores de cambios pero no incluidos en el documento de trabajo de los participantes.
Francisco reiteró al inicio del Sínodo, que la Iglesia no debe afrontar “los desafíos y los problemas de hoy con espíritu de división y de conflicto”. Por el contrario, debe volver “los ojos a Dios que es comunión”.
Temas polémicos en la mesa de diálogo
Algunos medios que recogen los temas polémicos dentro de la Iglesia han anticipado algunas posiciones. CNN, por ejemplo, indicó que “en un documento del 25 de septiembre, el papa habría dado un paso más al decir que las personas en uniones del mismo sexo podrían ser bendecidas por sacerdotes católicos en algunos casos”.
En la mesa de discusión se están considerando formas de dar una mejor bienvenida a los católicos LGBTQ+ y otras personas que han sido marginadas por la iglesia, reseña The Associated Press. Igualmente, severas medidas de rendición de cuentas para verificar cómo los obispos ejercen su autoridad para evitar abusos sexuales y de todo orde.
Incluso antes de que comenzar el Sínodo, una de las reuniones previas fue histórica. Francisco decidió permitir que las mujeres y los laicos votaran junto a los obispos en cualquier documento final. Si bien menos de una cuarta parte de los 365 miembros votantes no son obispos, la reforma es un alejamiento radical de un Sínodo de Obispos centrado en la jerarquía. Y una prueba de la creencia de Francisco de que la Iglesia se trata más de su rebaño que de sus pastores.
“Una Iglesia unida y fraterna —continuó el pontífice—, o al menos que busca estar unida y ser fraterna, que escucha y dialoga. Una Iglesia que bendice y anima, que ayuda a quienes buscan al Señor. Que sacude saludablemente a los indiferentes, que pone en marcha itinerarios para instruir a las personas en la belleza de la fe. Y una Iglesia que tiene a Dios en el centro y, por consiguiente, no crea división internamente, ni es áspera externamente. Es así como Jesús quiere a su Iglesia”.
Ordenación femenina, ¿pero hasta el diaconado?
JoAnn López, una ministra laica nacida en la India que ayudó a organizar dos años de consultas antes de la reunión, dijo que “es un momento decisivo”. «Es la primera vez que las mujeres tienen una voz cualitativamente diferente en la mesa. La oportunidad de participar en la toma de decisiones es enorme», asentó. López, de 34 años, y otras mujeres están particularmente entusiasmadas con la posibilidad de que el sínodo pueda de alguna manera respaldar la ordenación de mujeres como diáconos. Un ministerio que actualmente está limitado a los hombres.
Las mujeres se quejan de que son tratadas como feligreses de segunda clase en la Iglesia. Son excluidas del sacerdocio y de los más altos rangos de poder, pero son responsables de la mayor parte del trabajo doméstico de la Iglesia, además de enseñar en escuelas católicas, administrar hospitales católicos y transmitir la fe a las siguientes generaciones.
Antes de que comenzara la misa, los defensores de la ordenación de las mujeres como sacerdotes desplegaron una pancarta púrpura gigante en una plaza cercana que decía “Ordenar mujeres”.
Surgen los fantasmas de las divisiones y tensiones
Francisco recordó en su homilía de inicio del Sínodo que san Francisco de Asís también enfrentó divisiones y tensiones en su vida. «Respondió con oración, caridad, humildad y unidad cuando Dios le dijo: ‘Ve y reconstruye mi Iglesia’. ¡Hagamos lo mismo! Y si el pueblo santo de Dios con sus pastores de todo el mundo tiene expectativas, esperanzas y hasta algunos temores sobre el sínodo que iniciamos, sigamos recordando que no es una reunión política, sino una convocatoria en el espíritu. No un parlamento polarizado, sino un lugar de gracia y comunión”, proclamó.
En la homilía de apertura del sínodo, Francisco dijo que las ideas “preconcebidas” no tenían cabida en la reunión. Pero reiteró que la Iglesia es un lugar de bienvenida. «Se debe permitir la entrada a todos, todos, todos», reiteró
En tiempos tan difíciles, comentó, existe la tentación de ser “una Iglesia rígida, que se arma contra el mundo y mira hacia atrás. Oo una iglesia tibia, que se entrega a las modas del mundo o una Iglesia encerrada en sí misma”.
Críticas a Francisco
Uno de los críticos más abiertos del sínodo, el cardenal estadounidense Raymond Burke, cuestionó duramente la visión de Francisco de la “sinodalidad” y su proyecto general de reforma para la Iglesia. «Desafortunadamente, la invocación del Espíritu Santo por parte de algunos tiene el objetivo de presentar una agenda que es más política y humana que eclesial y divina», refirió.
Burke criticó el término “sinodal” por no tener un significado claramente definido. Alertó que el intento subyacente de Francisco de desviar la autoridad de la jerarquía “pone en riesgo la identidad misma de la Iglesia”.
En la audiencia estaba el cardenal Robert Sarah, quien junto con Burke y otros tres cardenales han desafiado formalmente a Francisco a afirmar las enseñanzas de la Iglesia sobre la homosexualidad y la ordenación de mujeres antes del sínodo. En un intercambio de cartas hecho público el lunes, Francisco no se mordió la lengua y en cambio dijo que los cardenales no deben tener miedo a las preguntas que plantea un mundo cambiante.