El lenguaje del papa se ha caracterizado por su sencillez, cercanía, afabilidad y, particularmente controversial, cuando aborda temas mundanos. En una reciente entrevista a una cadena de televisión estadounidense y difundida en horario estelar, Francisco se refirió a las guerras, el antisemitismo y la política de inmigración de Estados Unidos. Sus comentarios y las muchas interpretaciones siguen dando de qué hablar.
La entrevista, con Norah O’Donnell de CBS, fue transmitida en un extracto en “60 Minutes” el domingo 19 por la noche. El día siguiente se emitió en forma más larga como parte de un programa llamado “Papa Francisco, el primero«. El pontífice llamó la atención de la comunidad internacional sobre la dramática y cruel situación que viven los niños de la guerra, en Ucrania y en el conflicto Israel-Palestina.
“Por favor, países en guerra, todos, deténganse. Detengan la guerra. Deben encontrar una manera de negociar la paz. Luchar por la paz. Una paz negociada siempre es mejor que una guerra sin fin”, señaló desde la Casa de Huéspedes Santa Ana del Vaticano donde vive.
Sobre el creciente antisemitismo que se ha observado, especialmente en varias universidades de Estados Unidos, indicó que “toda ideología es mala, y el antisemitismo es una ideología, y es mala. Cualquier ‘anti’ siempre es malo. Se puede criticar a un gobierno u otro, al gobierno de Israel, al gobierno palestino. Puedes criticar todo lo que quieras, pero no ‘anti’ a un pueblo. Ni antipalestino ni antisemita. No”.
Francisco casi siempre cierra la oración del Ángelus con una petición de ruego por la martirizada Ucrania. También ha pedido en varias ocasiones un alto el fuego en Gaza y el cese de todas las guerras. ¿Puede Francisco ayudar a negociar la paz?. “Lo que puedo hacer es orar”, respondió. “Rezo mucho por la paz y también sugerir: ‘por favor, deténgase. Negocie’».
Francisco y la inmigración, el tema
Jorge Mario Bergoglio como hijo de inmigrantes italianos en Argentina sabe lo que significa la palabra y sus circunstancias. “La migración es algo que hace crecer a un país. Dicen que ustedes los irlandeses -refiriéndose a la familia de la presentadora- emigraron y trajeron el whisky. Y que los italianos emigraron y trajeron la mafia… (risas) Es una broma. No lo tomes a mal. Pero los inmigrantes a veces sufren mucho”.
Francisco rechazó la posibilidad de las autoridades de Texas en cerrar una organización benéfica católica -en la frontera con México- que ofrece asistencia humanitaria a inmigrantes indocumentados.
“Eso es una locura”, indicó de plano. “Pura locura. Cerrar la frontera y dejarlos ahí, eso es una locura. Hay que recibir al migrante. Después verás cómo vas a tratar con él. Tal vez haya que devolverlo, no lo sé, pero cada caso debe ser considerado con humanidad. ¿Bien?”.
El tema de la inmigración ha marcado el discurso de Francisco. Unos meses después de convertirse en papa, fue a una pequeña isla italiana cerca de África para encontrarse con inmigrantes que huían de la pobreza y la guerra. Entonces habló de la globalización de la indiferencia. Ahora lo ratifica.
“¿Quiere que lo diga claramente? ¡La gente se lava las manos! Hay tantos Poncio Pilatos sueltos por ahí… que ven lo que está pasando, las guerras, las injusticias, los crímenes… ‘Está bien, está bien’ y se lavan las manos. Es indiferencia. Eso es lo que sucede cuando el corazón se endurece y se vuelve indiferente. Tenemos que conseguir que nuestro corazón vuelva a sentir. No podemos permanecer indiferentes ante semejantes dramas humanos. La globalización de la indiferencia es una enfermedad muy fea”.
No a bendecir una unión homosexual
Francisco no ha sido indiferente ante el abuso sexual por parte de miembros del clero a cientos de miles de niños en todo el mundo durante décadas. “Lamentablemente”, manifestó, “la tragedia de los abusos es enorme. Y contra esto, una conciencia recta y no sólo para no permitirlo sino para poner las condiciones para que no suceda”.
Asimismo, insistió en que la violencia sexual “no se puede tolerar. Cuando se trata de un religioso o religiosa que abusa, recae sobre él o ella toda la fuerza de la ley. En esto se ha avanzado mucho”.
Otro tema que ha sido constante en el pontificado de Francisco, además de la inmigración es la de la acogida de la Iglesia hacia «todos, todos, todos. El Evangelio es para todos”, subraya. “Es para todos los que somos pecadores. Yo también soy pecador. Si la Iglesia pone una aduana en su puerta, deja de ser la Iglesia de Cristo”.
Francisco aclaró durante la entrevista el alcance del polémico documento doctrinal Fiducia Supplicans y afirmó que no permite la bendición de parejas del mismo sexo. “Lo que permití fue no bendecir la unión. Eso no se puede hacer porque ese no es el sacramento. No puedo. El Señor lo hizo así. Pero bendecir a cada persona, sí. La bendición es para todos. Para todo el mundo. Bendecir una unión de tipo homosexual, sin embargo, va en contra del derecho otorgado, en contra de la ley de la Iglesia. Pero para bendecir a cada persona, ¿por qué no? La bendición es para todos. Algunas personas se escandalizaron por esto. ¿Pero por qué? ¡Todos!”.
La vida y el principio moral
Desde el inicio de su pontificado en 2013, Francisco ha respondido a las preguntas, muchas de ellas recurrentes, sobre el papel de la mujer en la Iglesia, el aborto, la inmigración, el cambio climático.
Ha permitido ser entrevistado por adolescentes católicos de Bélgica y se ha sentado cara a cara con reporteros de diversos países. Con Eugenio Scalfari, el editor del diario italiano La Repubblica que se autodefine como ateo. Y ha concedido entrevistas para documentales de alto nivel de Wim Wenders y Evgeny Afineevsky y para una serie de Netflix sobre personas mayores. También ha celebrado conferencias de prensa en los vuelos de regreso de la mayoría de sus cuarenta y cuatro viajes apostólicos.
En esta ocasión, con la CBS, abordó el tema de la maternidad subrogada. Y asentó que “en el sentido más estricto del término, no, no está autorizada. A veces la gestación subrogada se ha convertido en un negocio, y eso es muy malo. Eso es muy malo”.
Y comentó que la adopción es una esperanza para las mujeres que no pueden tener hijos. “Yo diría que en cada caso la situación debe ser considerada cuidadosa y claramente, consultando médicamente y luego también moralmente. Creo que hay una regla general en estos casos, pero hay que ir a cada caso en particular para valorar la situación, siempre y cuando no se salte el principio moral”.
Respecto a las críticas que le dirigen algunos obispos conservadores en Estados Unidos, Francisco argumentó que “un conservador es alguien que se aferra a algo y no quiere ver más allá. Es una actitud suicida, porque una cosa es tener en cuenta la tradición, considerar las situaciones del pasado. Pero otra es encerrarse en una caja dogmática».