Desde mucho antes de la invasión de Rusia, el papa Francisco ha venido implorando por la preservación de la paz en Ucrania, a través de oraciones y diálogos directos con los líderes. El domingo el pontífice escogió un mensaje de su encíclica Fratelli Tutti, referido a la fraternidad como clave para vivir en paz, y lo colocó en un tuit traducido al ruso y al ucraniano. Publicó: «Toda guerra deja nuestro mundo peor de lo que lo encontró. La guerra es un fracaso de la política y de la humanidad. Una rendición vergonzosa, una derrota frente a las fuerzas del mal».
Tras haber rezado la oración mariana del Ángelus con los fieles reunidos en la plaza de San Pedro, Francisco renovó su incansable llamamiento por la paz ante la guerra que se desarrolla en territorio ucraniano por la invasión de Rusia que comenzó el 24 de febrero.
«Hemos sido conmocionados por algo trágico: la guerra. Una y otra vez hemos rezado para que no se tome este camino. Y no dejaremos de hablar; al contrario. Rogamos a Dios con más intensidad», indicó.
En su alocución dominical subrayó que quien hace la guerra se olvida de la humanidad. «No parte del pueblo, no mira la vida concreta de las personas, sino que antepone los intereses partidistas y el poder. Se confía a la lógica diabólica y perversa de las armas, que es la más alejada de la voluntad de Dios. Y se aleja de la gente que quiere la paz y que en todos los conflictos son las verdaderas víctimas que pagan en su propia piel las locuras de la guerra».
Francisco, la guerra y la catedral como refugio
Durante las últimas horas, Francisco se ha mantenido activo frente a los acontecimientos de la guerra. Habló por teléfono con Sviatoslav Shevchuk, arzobispo mayor de Kiev-Halyč de la Iglesia greco-católica ucraniana, para asegurarle su compromiso con la paz. Preguntó por la situación de violencia y le expresó su voluntad de hacer todo lo que esté en sus posibilidades.
Con antelación, Francisco se comunicó telefónicamente con el presidente ucraniano Volodímir Zelenski. Le manifestó “su más profundo dolor por los trágicos acontecimientos que se están produciendo en nuestro país”.
Zelenski, por su parte, le agradeció al papa “por rezar por la paz en Ucrania y el alto el fuego”. Y dijo que “el pueblo ucraniano siente el apoyo espiritual de Francisco.
En la conversación el pontífice preguntó por la situación de los obispos y sacerdotes en los territorios más afectados por el ataque militar rusa. Y agradeció a la Iglesia greco-católica ucraniana su cercanía al pueblo y el haber puesto a su disposición los subterráneos de la catedral de Kiev, que se han convertido en un verdadero refugio.
Asimismo, Francisco visitó la Embajada de la Federación de Rusia ante la Santa Sede ubicada en la Vía de la Conciliación (Roma). En el encuentro que duró más de media hora, le expresó al embajador Alexander Avdeev su preocupación por la guerra en Ucrania y su evolución.
Jornada mundial de oración por la paz
El papa reiteró su convocatoria de una jornada de oración mundial por la paz el 2 de marzo. Invitó a creyentes y no creyentes a que se unan a una oración colectiva por el cese de la guerra.
«Jesús nos ha enseñado que a la insensatez diabólica de la violencia se responde con las armas de Dios, con la oración y el ayuno. Invito a todos a hacer del próximo 2 de marzo, Miércoles de Ceniza, una jornada de ayuno por la paz”, dijo. Igualmente, invocó a la Virgen María, la reina de la paz, para que «preserve al mundo de la locura de la guerra. Recemos en silencio a la Virgen María. «¡Que callen las armas!», pidió.
Mientras continúan los esfuerzos diplomáticos para que Rusia cese su ataque a Ucrania, en un pequeño centro ecuménico de Kiev llamado «Casa de los Niños», varias misioneras españolas trabajan sin descanso cuidando unos 140 niños ucranianos (el número se ha reducido a causa de la pandemia) en edades comprendidas entre los 3 y los 16 años.
La Hermana María Mayo, misionera de la congregación de Santo Domingo, quien lleva 10 años en Ucrania, afirmó que no abandonará ese país a pesar del conflicto bélico. «Intentamos vivir cada día con la mayor normalidad posible, sin caer en el pánico. El pueblo ucraniano es muy fuerte y ya está acostumbrado a sobreponerse a estos conflicto», explicó.
Las hermanas dominicas llegaron a Ucrania en 1997, seis años después de que este país se separara de la Unión Soviética. Siguiendo la petición de Timothy Radcliffe, fraile que en aquel entonces era el Maestro de la Orden. Su propósito era llevar el carisma de esta congregación religiosa al territorio ucraniano y continuar con la labor de evangelización con énfasis en la promoción y educación de la mujer.