El papa Francisco no le teme a la polémica. Es criticado tanto por conservadores como por progresistas. Para unos es muy “rojo” para los otros demasiado “retrógrado”. Sus declaraciones sobre la ideología de género de nuevo ocuparon los titulares de la prensa internacional. Aunque oficialmente la Iglesia Católica no ha emitido un documento sobre el punto, Francisco ha sentado las bases: es “el peor peligro”.
La Iglesia Católica es una de las religiones más influyentes del mundo, con más de 1.300 millones de fieles en todo el mundo. La cifra puede variar según las fuentes, pero en general se acepta que la Iglesia Católica es la religión con más seguidores en el planeta. Tiene una presencia significativa en países de Europa, América, África y Asia. Algunos países con una población predominantemente católica como Irlanda, España, Italia, Francia, Portugal, México, Brasil, Filipinas y Polonia, entre otros. También es conocida por su labor social y caritativa. Beneficia a millones de personas en todo el mundo. Por ejemplo, la Iglesia Católica administra casi 5 millones de personas en sus programas de ayuda y desarrollo
El papa Francisco, durante su pontificado, como cabeza de la Iglesia Católica, ha expresado en repetidas ocasiones su preocupación por lo que se conoce como “ideología de género”. En sus palabras, esta ideología representa uno de los mayores ataques a la dignidad humana y posiblemente la mayor amenaza para la familia en la actualidad. Las intervenciones formales e informales de Francisco, así como el Magisterio, muestran claramente su posición desde la perspectiva de la fe católica. A pesar de las críticas, el papa ha demostrado una profunda conciencia. Lo ha abordado en diversas ocasiones: en audiencias generales, reuniones de todo tipo y viajes apostólicos, frente a grupos de obispos, sacerdotes, religiosas y laicos, jóvenes y adultos.
Ideología de género
Según el Diccionario panhispánico del español jurídico la ideología se define como el conjunto de ideas sobre la realidad social, política, cultural, económica, religiosa, etc., que pretenden la conservación del sistema (ideologías conservadoras), su transformación (que puede ser radical y súbita, revolucionaria o paulatina —ideologías reformistas—) o la restauración de un sistema previamente existente (ideologías reaccionarias).
La discusión en torno a la «ideología de género» ha generado un amplio debate. Este concepto surgió en la década de 1990 para cuestionar la visión de que el género es una construcción cultural. Alcanzó popularidad en los años 2010 por parte de sectores conservadores. Su uso ha sido criticado por colectivos progresistas. Señalan que pretende caracterizar de forma negativa la «teoría de género», que estudia la influencia social y cultural en la identidad sexual más allá de lo puramente biológico. Defensores de la «ideología de género» alegan que suprime las diferencias naturales entre sexos. Mientras, partidarios de la «perspectiva de género» sostienen la necesidad de revisar los roles sexuados tradicionales a la luz de realidades como las identidades no binarias.
Para los sectores académicos progresistas, la noción de una «ideología de género» como entidad sustantiva carece de fundamento. Argumentan que hay que reconceptualizar el género como una construcción compleja, donde identidad y expresión pueden no coincidir con el sexo biológico en el plano individual. El debate pone sobre la mesa interpretaciones encontradas sobre la influencia biológica, social y subjetiva en la formación de las identidades de género, un tema de relevancia creciente en la agenda de política actual.
El peor peligro
Francisco ha expresado en reiteradas ocasiones su preocupación. Apenas hace unos días la calificó, sin sutileza alguna, como “el peor peligro”. Abordó el punto en el marco de la conferencia “Hombre-Mujer Imagen de Dios. Por una antropología de las vocaciones”, realizada en la Ciudad del Vaticano. «Hoy el peor peligro es la ideología de género, que borra las diferencias».
En la conferencia pidió que se hagan estudios «sobre esta fea ideología de nuestro tiempo”, que hace que todo sea igual. “Borrar la diferencia es borrar la humanidad. El hombre y la mujer, en cambio, se mantienen en fecunda tensión”, dijo. El evento reunió a diversos estudiosos, filósofos, teólogos, pedagogos para reflexionar sobre la antropología cristiana, el pluralismo, el diálogo entre culturas y el futuro del cristianismo.
Francisco ha condenado la ideología de género en numerosas ocasiones, definiéndola como «colonización ideológica», «expresión de frustración y resignación» o «muy peligrosa», como hizo la última vez en su discurso de principios de año al Cuerpo Diplomático. Palabras que aluden al esfuerzo del Sumo Pontífice de proteger la «fecunda tensión» entre el hombre y la mujer, ante propuestas que pretenden una simple equiparación «al margen de las particularidades naturales de cada sexo».
Desde el 2015
En una de sus primeras referencias al tema, durante la Audiencia General del 15 de abril de 2015, el papa dedicó su Catequesis a la familia como don de Dios para la humanidad. Se refirió a la diferencia y la complementariedad entre el hombre y la mujer, que están en «el vértice de la creación divina». Explicó con gran detalle el sentido de las diferencias entre hombres y mujeres, y su complementariedad. Según el papa, tanto el hombre como la mujer son individualmente imagen de Dios, pero también lo son “como pareja” cuando están unidos en una sola carne.
Según él, la cultura moderna y contemporánea ha abierto nuevos espacios, libertades y profundidades para el enriquecimiento de la comprensión de esta diferencia. Pero, también «ha introducido muchas dudas y escepticismo». El papa se preguntó si la llamada teoría del género no es también una expresión de frustración y resignación, orientada a cancelar la diferencia sexual porque «ya no sabe cómo enfrentarse a ella». Para Francisco, corremos el riesgo de retroceder, ya que la eliminación de la diferencia es el problema, no la solución.
El papa también se refirió en esa ocasión a una “crisis de confianza colectiva en Dios”, que nos hace enfermar de resignación ante la incredulidad y el cinismo. Se preguntó si esta crisis no está relacionada también con la crisis de la alianza entre el hombre y la mujer. En este sentido, invitó a todos los fieles presentes a «redescubrir la belleza del don del matrimonio y de la familia», fruto de “la alianza entre el hombre y la mujer”.
Por escrito
En la Encíclica Laudato sì (Alabado sea), del 24 de mayo de 2015, el papa Francisco, aunque no menciona el término explícitamente, aborda el tema. En el numeral 115, el papa afirma que, si el ser humano no redescubre su verdadero lugar, “se entiende mal a sí mismo y termina contradiciendo su propia realidad”. Cita el numeral 841 de la Encíclica Centesimus Annus (Centésimo año) de Juan Pablo II.
“Incluso el hombre es para sí mismo un don de Dios y, por tanto, debe respetar la estructura natural y moral de la que ha sido dotado”.
Juan Pablo II
En el numeral 155, el papa hace una referencia más clara. Habla de la “ecología humana”, que implica “la necesaria relación de la vida del ser humano con la ley moral escrita en su propia naturaleza”. Según Benedicto XVI, existe una “ecología del hombre” porque el hombre posee una naturaleza que debe respetar y no puede manipular a su antojo. Continúa diciendo que nuestro propio cuerpo nos sitúa en una relación directa con el ambiente y con los demás seres vivientes. La aceptación del propio cuerpo como don de Dios es necesaria para acoger y aceptar el mundo entero como regalo del Padre y casa común.
Francisco también destaca la necesidad de valorar el propio cuerpo en su femineidad o masculinidad “para reconocerse a sí mismo en el encuentro con el diferente. De este modo, es posible aceptar gozosamente el don específico del otro o de la otra, obra del Dios creador, y enriquecerse recíprocamente”. Según el papa, no es sana una actitud que pretenda “cancelar la diferencia sexual porque ya no sabe confrontarse con la misma”.
Alegría del amor
En la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia (la alegría del amor), el Sumo Pontífice ahonda en su postura en siete pasajes clave. Advierte sobre una «deconstrucción jurídica de la familia» basada en la autonomía de la voluntad (numeral 53). Más adelante, en el numeral 56, describe la ideología de género como una «negación de la diferencia y reciprocidad natural de hombre y mujer». Impulsando iniciativas educativas que desvinculan la identidad de lo biológico.
El papa llama a los fieles a resistir al riesgo de rebelarse contra Dios, a aceptar y respetar la humanidad «como ha sido creada». En el numeral 153, señala que la sexualidad a menudo se despersonaliza y se llena de patologías, convirtiéndose en un instrumento de afirmación del propio yo y de «satisfacción egoísta de los propios deseos e instintos».
Hace un comentario sobre la “lógica de dominio”, » que afecta la relación del hombre consigo mismo y la naturaleza» en el numeral 155. Señala además en el documento que es inaceptable que las iglesias locales sufran presiones para introducir leyes que instituyan el ‘matrimonio’ entre personas del mismo sexo (numeral 251).
Finalmente, en el numeral 285, afirma que hay que ayudar a aceptar el cuerpo tal como ha sido creado, valorándolo en su femineidad o masculinidad para reconocerse a sí mismo en el encuentro con el diferente. La educación sexual debe ayudar a aceptar el propio cuerpo, de manera que la persona no pretenda «cancelar la diferencia sexual» establecida por nuestra naturaleza.
“La imagen de Dios no es el hombre: es el hombre con la mujer. Juntos, que son una sola carne cuando se unen en matrimonio”
Francisco
También en encuentros informales
Además de los documentos formales del papa Francisco, hay otros momentos en su ministerio pastoral en los cuales se refiere a la ideología de género. Durante su visita apostólica a Polonia en 2016, en un encuentro con los obispos polacos, mencionó que hay “verdaderas colonizaciones ideológicas” en varios lugares del mundo. Y una de estas es el “gender”. Según el papa, hoy se enseña a los niños en la escuela que cada uno puede elegir su sexo, una práctica que considera terrible.
Francisco citó sus conversaciones con Benedicto XVI, quien apunta a que este es el tiempo del pecado contra Dios creador. Dios creó al hombre y a la mujer, y al mundo de una cierta manera, y nosotros estamos haciendo lo contrario. Dios nos dio un estado “inculto” para que lo transformáramos en cultura. Ahora, según el papa emérito, con esta cultura, estamos volviendo al estado “inculto”.
Durante su viaje apostólico a Georgia en 2016, el Francisco tuvo la oportunidad de responder a algunas preguntas sobre el tema. Reiteró que la Iglesia debe ser un lugar de escucha y acogida para cualquier persona, sin importar su condición u orientación sexual. Sin embargo, condenó la “maldad” de la ideología del género. Especialmente el adoctrinamiento que se lleva a cabo en muchos lugares, principalmente en las escuelas, que buscan “cambiar la mentalidad” y asumir ideas que calificó de “contra natura”.
Familia a imagen de Dios
Francisco, y por ende de la Iglesia Católica, muestra un claro rechazo a los postulados de la identidad de género que promueven los movimientos “progres” y que considera claramente como “ideología de género”. Para quien lidera a millones de feligreses, tiene un carácter destructivo que conlleva la negación o rechazo de los dictados de la naturaleza, y, al mismo tiempo, de su relación intrínseca con la creación misma. Que es obra de Dios. Para el Vicario de Cristo la ideología de género es un problema moral y humano que debe ser abordado con misericordia y verdad. De ahí la necesidad de ratificar el insustituible papel de la familia y la relación complementaria entre el hombre y la mujer.
La Iglesia Católica, según el papa Francisco, juzga la realidad desde la visión cristiana. Siguiendo los principios de la ley natural y de la ley moral, enseña a sus fieles a distinguir lo bueno de lo malo. Sin embargo, nunca discrimina ni juzga las intenciones del corazón, ni siquiera del más vil de los pecadores. Sin olvidar que la Iglesia debe ser un lugar de acogida para todos, independientemente de su condición u orientación sexual.
Como parte de su experiencia sacerdotal Mario Bergoglio, ha referido sus encuentros con personas que viven estilos de vida diferentes. Por lo que en varias ocasiones ha insistido en que cuando una persona llega ante Jesús, este no la rechaza por su orientación sexual. Por ende, “¿Quién soy yo para juzgarlos?”, dijo en su momento. Para el papa lo que busca la Iglesia es su mayor bien humano y espiritual. Porque Dios no excluye a nadie de su misericordia. Como la ideología de género no es un «alguien», con ella Mario Bergoglio si puede ser inmisericorde.