Por Gorka Landaburu
14/12/2015
La segunda vuelta de las elecciones regionales en Francia llama a hacer varias lecturas de sus resultados y una profunda reflexión. En primer lugar, y lo mas importantes, es que la unión del voto conservador y de izquierdas ha permitido frenar el avance de la extrema derecha, y ha dejado a su líder, Marine Le Pen, sin el control de ninguna de las trece regiones que se renovaban este domingo.
El centro derecha de Nicolas Sarkozy se queda con siete regiones y los socialistas de François Hollande, con cinco, salvan los muebles. La única excepción ha sido en Córcega donde los nacionalistas gobernaran tras una jornada histórica para ellos.
Ahora bien, la derrota del Frente Nacional (FN), que es una buena noticia para todos los demócratas, no puede ocultar que el problema subsiste en todo el hexágono. Marine Le Pen y el FN llevan varios años incrustados en el mapa electoral galo. El sistema electoral mayoritario a dos vuelta perjudica a la extrema derecha que, a pesar de conseguir buenos resultados en la primera vuelta, pierde toda su influencia por las políticas de alianzas.
Los partidos políticos no pueden ignorar este nuevo aviso que se está convirtiendo en pesadilla permanente en las ultimas citas electorales. Todos hablan y prometen regeneración política y un mayor acercamiento a los problemas de los franceses para combatir el populismo y los mensajes xenófobos del FN. Pero una vez pasado el escrutinio, cada uno y cada cual vuelve a su tarea, y olvidan los problemas de fondo que hacen tan atractivo y tan peligroso al partido de Marine Le Pen.
Sin embargo, nadie se tiene que despistar porque dentro de año y medio llegan las elecciones presidenciales y, como en el 2002, puede que el Frente Nacional esté presente en la segunda vuelta. Hay que recordar que Jacques Chirac gano a Jean Marie Le Pen, gracias a los votos de la izquierda, como ha ocurrido este domingo en las elecciones regionales.
Nicolás Sarkozy quiere presentarse como el líder del centro derecha pero no lo tiene fácil. Su victoria pírrica con siete regiones no le da toda la autoridad moral que él pretende en el campo de los conservadores. No se sabe todavía, si François Hollande volverá a presentarse a la reelección. Es cierto que su popularidad ha subido 20 puntos a raíz de los atentados de París y las medidas antiterroristas tomadas por su ejecutivo. Pero el inquilino del Elíseo deberá reagrupar a toda la izquierda si pretende tener una nueva oportunidad.
Mientras tanto a Marine Le Pen que ha obtenido casi 7 millones de votos sólo le queda esperar que sus adversarios se desgasten. Ella que va contra todos, quiere ser paciente porque tiene mucho que ganar y poco que perder.