“Los islamistas quieren nuestro futuro, pero no lo lograrán”, dijo Emmanuel Macron ante el féretro en que reposaban los restos del asesinado maestro Samuel Paty. Cuarenta días después, su gobierno anunció una política de endurecimiento contra el islam radical en Francia.
El presidente señaló entonces que su país «no renunciará a las caricaturas» y proseguirá «el combate por la libertad» que el profesor encarnaba. «No eludimos el hecho de que hay un islam radical en Francia. Un islam que banaliza la violencia y socava los valores de la República», agregó.
La decapitación del docente en manos de un islamista, el 16 de octubre en París, disparó las alarmas y la reacción social. Mientras el gobierno anuncia medidas para poner a salvo a la población y evitar la repetición de estos de hechos deplorables.
Gérald Darmanin, ministro del Interior, informó que procedió a expulsar a 66 de 231 extranjeros en situación irregular que los servicios de inteligencia de Francia identifican como islamistas radicales.
Asimismo, anunció una «acción masiva y sin precedentes contra el separatismo». Más de 70 mezquitas y otros lugares de oración sospechosos de promover el separatismo serán controlados. Al final del proceso, podrían clausurarse algunas.
Datos oficiales recogidos por Le Figaro advierten que en Francia funcionan 2.600 lugares de oración y mezquitas, así que tan solo una minoría está bajo la lupa del Gobierno. De las 70 mezquitas, en París hay 16 y el resto se reparten entre otros departamentos. Entre todos ellos, las autoridades han identificado 18 lugares de rezo especialmente dudosos.
En varias mezquitas habrían predicado imanes sospechosos de terrorismo, que son vigilados por los órganos secretos de seguridad.
Islamistas radicales en Francia, casos sangrientos
El caso del profesor Samuel Paty no ha sido el único en estos meses en Francia vinculados a islamistas, pero sí el que mantiene bajo conmoción a la población. En septiembre, un paquistaní causó heridas de gravedad a dos empleados de una agencia de noticias audiovisuales situada al lado de la antigua sede de Charlie Hebdo.
Luego ocurrió el sangriento asesinato a Paty. Y el último de los hechos fue el crimen de tres personas en una iglesia de Niza y la agresión a un vigilante en un consulado francés en Arabia Saudí.
En ese sentido, el ejecutivo afina detalles de nuevas medidas. Entre ellas, la supervisión y control de las mezquitas. Circunstancia que no se había hecho antes, por tratarse de un estado laico que tradicionalmente está al margen de los asuntos religiosos.
Las sospechas contra las mezquitas se refieren en algunos casos a las actitudes o los discursos de los imanes que predican allí. Al origen de su financiación, a la presencia de escuelas que ofrecen una formación integrista. Incluso, de personas a las que los servicios secretos vigilan por apología del terrorismo.
El presidente Macron espera que la organización nacional de asociaciones islámicas firme una «Carta sobre los valores de la República» antes del 7 de diciembre. El documento sería una guía del trabajo de los imanes. La formación de estos últimos estaría supervisada y garantizada en el futuro por un consejo de imanes y sería obligatoria la inscripción en un registro a cuyos datos tendría acceso el Gobierno.
Contra el separatismo y el odio en Internet
Macron encargó a su Ejecutivo elaborar una ley que esté en contra de los separatismos y el odio en Internet.
La ley será discutida el miércoles en Consejo de Ministros. Entre sus artículos se establece la prohibición a los progenitores a que saquen a sus hijos de las escuelas públicas para educarlos en casa. Como hasta ahora se hace de manera habitual en algunos barrios.
El texto está igualmente pensado para combatir también el odio en Internet. El Gobierno se compromete a incrementar la cooperación con las redes sociales y las plataformas de internet, así como un refuerzo de los dispositivos de vigilancia, para combatir el «ciberyihadismo».
El Ministerio del Interior declaró que en Francia «el islamismo evoluciona de forma peligrosa, incluido en internet».
En ese sentido, la ministra delegada de Ciudadanía, Marlène Schiappa, anunció que la plataforma Pharos funcionará de forma permanente. Este sistema está destinado a la vigilancia de elementos radicales a través de las redes sociales.
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