Arde París, Macron se quema. Con Emanuel Macron se repite la historia de todos los presidentes de la República francesa que desde Charles de Gaulle, tras ser elegidos iban a salvar a Francia y Europa, y fueron los propios franceses que les volvieron a la realidad social.
Cólera en Francia contra el presidente Macron
La revuelta con graves incidentes de los chalecos amarillos en toda Francia han sacudido todos los estamentos de la nación. Esta cólera que lleva varios fines de semanas movilizándose y reclamando una mayor justicia social, es el producto de un hartazgo latente que tras una larga y penosa crisis ha afectado a una gran mayoría social y principalmente a una clase media que ha mostrado su rechazo a pagar los platos rotos.
Al presidente Macron que es acusado de favorecer a la clase más pudiente, no le ha quedado mas remedio que reconocer su error y entonar un mea culpa, anunciado varias medidas urgentes como la subida de 100 euros del salario mínimo, una prima salarial de fin de año o la desfiscalización de las pensiones mas bajas.
Mas de 21 millones de espectadores siguieron en directo la alocución del presidente de la República que con tono mesurado y humilde prometió un giro social en las nuevas políticas a aplicar.
Estas medidas consideradas insuficientes por la oposición van a beneficiar a 15 millones de franceses que verán crecer su poder adquisitivo.
Sin embargo, queda por saber si la ola de protestas que proviene de la propia sociedad y, que no está controlada ni por partidos ni por sindicatos, va a querer desmovilizarse.
Todos estos movimientos espontáneos marcan el profundo malestar social que invade nuestra sociedad de bienestar. El caso francés no es un caso aislado y puede contagiarse al resto de Europa, como ya lo ha hecho en Bélgica.
Urge una reflexión global para saber donde estamos, a donde vamos, y de que Europa social hablamos.
Las próximas elecciones europeas van a ser cruciales y determinantes. No podemos olvidar y sobre todo tener en cuenta, que a menudo somos los propios europeos los peores enemigos de Europa.
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