Por Gorka Landaburu
29/05/2018
La sentencia del caso Gürtel implica directamente al Partido Popular (PP). La condena ha puesto patas arriba la aparente estabilidad del gobierno de Mariano Rajoy. Abre un escenario de adelanto electoral.
Todos los escándalos de corrupción que vienen arrastrando se han visto reflejados en una sentencia dura y condenatoria. Un fallo que coloca contra las cuerdas al partido que gobierna desde el 2011.
Adelanto electoral
En vez de reconocer su error y tomar las medidas adecuadas de autocrítica, Rajoy y el PP se han envuelto en la clásica postura escapista de resistencia. Han culpado a los demás de todos sus males.
Esta endiablada situación ha sido aprovechada por el líder de la oposición Pedro Sánchez. Sin consultar con nadie, ha presentado una moción de censura que intenta echar del gobierno a Mariano Rajoy. Todos los partidos coinciden en que sería deseable un adelanto electoral.
La iniciativa lógica del Partido Socialista, que hubiera tomado cualquier partido de oposición, no cuenta, sin embargo, con todos los apoyos necesarios. El PP llama Judas a Sánchez. Lo acusa de traicionar a España por intentar conseguir los votos de los separatistas y nacionalistas. unos votos que, por cierto, son tan legítimos como los de cualquier diputado del Congreso. El secretario general del PSOE ha logrado por lo menos tomar la iniciativa. Una iniciativa que tanto le faltaba y le situaba con perfil bajo en la política española.
Ciudadanos, el partido de Albert Rivera, que todas las encuestas dan como gran beneficiario, prefiere apostar por un adelanto electoral. Y cuanto antes mejor.
La resistencia de Rajoy
En este contexto lleno de incertidumbre, el presidente del Gobierno anuncia que va a resistir, como si nada hubiera ocurrido. Rajoy, curtido en mil batallas, confía que una vez más salvará los muebles ante una oposición fragmentada y dividida. Pero es muy probable que asistamos al ultimo fogueo de un líder agotado y acorralado,. Le queda como única alternativa convocar elecciones que es lo que demanda la mayoría del Parlamento.
Mantenerse en el poder a toda costa, con una legislatura agotada y sin apoyos suficientes, sería huir y prolongar su calvario.
No hay campaña de acoso y derribo. Es simplemente el fin de un ciclo donde el tiempo corre contra Rajoy y todo el Partido Popular. La inadmisible y vergonzante corrupción terminara por pasar factura.
El error no haberla atajada y reconocida a tiempo. La única opción que queda, es elecciones o elecciones.
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