Por Carlos Martínez*
04/01/2018
*Presidente de IMF Business School
Como era previsible y después de cuatro meses de aumento del número de desempleados (más de 130.000), la campaña navideña nos ha traído unos datos de empleo, cuando menos, esperanzadores.
Observamos cómo, por un lado, el paro se ha reducido en 61.500 personas; la Seguridad Social ha ganado más 42.000 nuevos cotizantes, de los cuáles, y como es lógico, la mayoría se concentran en el sector servicios, que aglutina algo más del 80% del empleo recuperado tras la crisis, aunque es importante destacar el buen comportamiento de la industria y de la construcción.
Si hacemos un balance del año, podemos concluir que 2017, a pesar de las tormentas internas, se ha comportado de manera notable: concluye con 290.193 parados, dejando el número de desempleados en 3,41 millones, el mejor dato de los últimos ocho años. Como dato más importante, la Seguridad Social ha afiliado a más 611.000 nuevos cotizantes, una mejora del 3,4% con respecto al año anterior y supone el mejor dato desde el año 2005 y cierra con 18.460 millones de afiliados.
En definitiva, los datos del pasado año se han comportado de manera positiva, si bien la creación de empleo se ha ralentizado en el último semestre. Pienso que está dinámica continuará al menos hasta finales del primer semestre, hasta que el efecto Cataluña acabe por difuminarse.
Si analizamos los datos desde que se inició la recuperación de la crisis, la bajada del desempleo en 2017 es la quinta consecutiva tras la de 2013, 2014, 2015 y 2016, cuando el paro cayó en 147.000, 253.000 y 354.203 y 390.534 personas, respectivamente. Aunque los datos han sido positivos, vemos que la ralentización en la creación de empleo es una realidad; el paro en 2016 se redujo en 100.000 personas más.
A pesar de lo anterior, no debemos olvidar que seguimos teniendo 3,4 millones de desempleados, de los que sólo el 55% recibe alguna prestación social.
La hoja de ruta para el 2018 debería girar en torno a tres ejes fundamentales:
Reducción de la temporalidad
Uno de los principales problemas de nuestro mercado laboral es la alta tasa de temporalidad (27%), la segunda mayor de Europa después de Polonia. A pesar que España por la estacionalidad de nuestro tejido productivo hace necesaria cierta temporalidad, existe un abuso por parte de las empresas sobre la misma. Por ello, se hace necesario reforzar nuestra legislación, incorporando un contrato temporal de indemnización creciente que ayude a reducir diferencias entre los trabajadores indefinidos que gozan de una situación de máxima protección y, por otro lado, tenemos trabajadores que viven inmersos en la temporalidad y que no encuentran estabilidad laboral. Esta situación provoca que, en muchas ocasiones, cuando el empresario tiene que reducir su plantilla, no lo haga por criterio de productividad o eficacia, sino que despide a quien más barato le sale.
Reducción de la tasa de empleo juvenil y desempleados de larga duración
Otro de los caballos de batalla es la reducción del desempleo entre nuestros jóvenes. Aunque en los últimos años ha mejorado sustancialmente, debemos seguir trabajando en ello, manteniendo y profundizando en medidas como las aprobadas este año (ayudas de 430€ para jóvenes sin formación que prolonguen sus estudios y trabajen al mismo tiempo, aumentar las bonificaciones por la transformación de contratos temporales a indefinidos, etc.). Además debemos tener presente a las personas que acumulan más de un año sin empleo y seguir implementando medidas como las anteriormente descritas que se ocupen también de este colectivo.
Reducción de la brecha salarial y de empleo entre hombres y mujeres
Actualmente el paro femenino supera en tres puntos al masculino; si a esto sumamos que existe una diferencia media de 400€ entre el sueldo del hombre y las mujeres, vemos que la magnitud del problema es más que considerable. Hace unos días, Islandia aprobó una ley por la que, los hombre y las mujeres que ejerzan una misma tarea, deben cobrar un mismo sueldo, quizá sea el camino que debemos emprender en España si queremos que esta situación realmente se revierta.
Para el año 2018, esperamos una ralentización en la creación de empleo que continúe la senda del segundo trimestre de 2017. Todo indica que el PIB crecerá entre un 2% y un 2,5%, y ello arrastrará probablemente a nuestro mercado de trabajo a un menor crecimiento. A pesar de ello, y si no sucede nada excepcional, cerraremos el año con la creación de unos 400.000 puestos de trabajo dejando la tasa de desempleo cercana al 15%.