Hasta este jueves 11 buscarán a las víctimas del terremoto y tsunami de Indonesia, que golpeó con fuerza a la isla de Sulawesi (Célebes) el pasado 28 de septiembre.
La agencia nacional para la gestión de desastres de Indonesia hizo este domingo el anuncio y agregó que los equipos de rescate indonesios aún están recuperando cadáveres.
La cifra oficial de muertos del terremoto de 7,5 grados de magnitud y posterior tsunami del pasado 28 de septiembre subió a 1.763 personas.
Muchos de los cadáveres encontrados en los últimos días ha sido de entre los escombros de los edificios de la pequeña ciudad de Palu y de los vecindarios del sur de esa localidad afectados por la licuefacción. Este es un fenómeno que convierte el terreno en un lodazal viscoso.
«La evacuación acaba el 11 de octubre«, dijo el portavoz de la agencia de gestión de desastres Sutopo Purwo Nugroho.
Sostuvo que «las víctimas que no hayan sido encontradas se declararán desaparecidas».
Añadió que, aunque se realizarán algunas búsquedas limitadas, las grandes operaciones con mucho personal y maquinaria pesada cesarán.
Convertirán lugares afectados en espacios públicos
Muchos cientos de personas siguen enterradas entre el barro y los escombros en el sur de Palu, donde la licuefacción ha arrasado barrios enteros y familiares desesperados están buscando ayuda para encontrar a sus seres queridos.
Los equipos de rescate encontraron 34 cadáveres de un mismo lugar el sábado.
Nugroho dijo que los escombros serían retirados y los lugares afectados se convertirían en espacios públicos como parques y recintos deportivos. Las personas que vivan en zonas vulnerables a la licuefacción serán evacuadas.
«No queremos que la comunidad vuelva a ubicarse en sitios tan peligrosos», dijo.
Lentitud en la llegada de ayuda
La tragedia que afectó a la isla de Célebes llevó a que en días recientes, los supervivientes buscaran en forma desesperada comida en las granjas. La escasez de agua y de alimentos hizo que muchos pudieran mantenerse en pie solo con el consumo de cocos.
Johnny Lim, dueño de un restaurante del distrito de Donggala, declaró que todo estaba destruido y esa localidad, que tiene unos 300 mil habitantes, parecía una ciudad zombie.
También el consumo de batatas y plátanos les ayudaba a mantenerse vivo.
“En lo que estamos confiando es en la comida de las granjas y en compartir lo que encontremos, como batatas o plátanos”, dijo por su lado Ahumad Derajat.
La falta de comida y agua ocasionó saqueo a algunos locales comerciales que quedaron en pie, al tiempo de que por ese hecho se criticó al gobierno de Joko Widodo por su lentitud en responder a las necesidades de la población.
Incluso la misma oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) expresó en algunos momentos su frustración por la lentitud en la llegada de la ayuda internacional.
Compartimos un primer vídeo realizado en Cambio16 donde se observa la magnitud de la tragedia
Para más información visite Cambio16
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