Cuando se habla de una final Champions, se habla de un espectáculo de lujo. No hay competición futbolística por clubes mejor. Primeramente por su diseño. Pero también por la compensada distribución entre fase de grupos y de eliminatorias, la perfecta organización deportiva, el espectáculo televisivo y el apabullante seguimiento del aficionado. Elementos que la han convertido en el mayor objetivo de la temporada anual. Hoy por hoy, una final Champions no es un espectáculo meramente europeo. Es una fiesta global.
Y, como todo gran espectáculo, una final Champions tiene en su haber momentos de infarto. Desde 1956 (en la foto principal) se han vivido noches inolvidables en partidos de vuelta y finales para el recuerdo. La antigua Copa de Europa se enamoró del Real Madrid, que se impuso en sus cinco primeras ediciones. Y este fin de semana, esa pasión puede volver a tener sus efluvios en la final que los blancos disputarán ante el Liverpool, que seguro nos dejará instantáneas tan memorables como las de ésta galería.